Dificultades

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Norteamérica seguía siendo uno de los lugares más hostiles para magos y brujas, especialmente por culpa de los descendientes de los 'rastreros', que se habían esfumado para siempre entre la comunidad no mágica, pues alimentaban la sospecha de que la magia era real. Al contrario que la mayoría de los países occidentales, el MACUSA no cooperaba con el gobierno Nomago.

En un principio, se construyó un edificio encantado en los montes Apalaches para que fuera la sede del MACUSA, pero con el paso del tiempo esta remota ubicación resultó incómoda. Especialmente porque los magos, igual que los Nomagos, habían empezado a congregarse en las ciudades.

En 1760, el MACUSA se trasladó a Williamsburg, Virginia, hogar del extravagante presidente Thornton Harkaway. Entre muchos otros intereses, al presidente Harkaway se le atribuye la cría de crups: perros que se parecen mucho a los Jack Russell, salvo por la cola bífida. La enorme fidelidad de los crups hacia magos y brujas, solo era superada por su hostilidad hacia las personas no mágicas. Por desgracia, la jauría del presidente Harkaway atacó con ferocidad a varios Nomagos locales, que durante las siguientes 48 horas solo pudieron ladrar. Por culpa de este delito contra el Estatuto Internacional del Secreto, Harkaway tuvo que dejar la presidencia totalmente desacreditado -puede que no sea una coincidencia que Williamsburg fuese la primera ciudad de Estados Unidos con un hospital psiquiátrico. Seguramente los avistamientos de cosas extrañas cerca de la residencia del presidente Harkaway influyeron en el ingreso de Nomagos que estaban, en realidad, muy cuerdos.

El MACUSA se mudó a Baltimore, donde vivía el presidente Able Fleming. El inicio de la guerra de Independencia, seguido de la llegada del congreso Nomago a la ciudad, preocupó tanto al MACUSA que se volvió a trasladar; esta vez a lo que ahora se conoce como la cuidad de Washington.

Fue allí donde la presidenta Elizabeth McGilliguddy condujo el tristemente célebre debate ¿País o congéneres?' de 1777. Miles de magos y brujas de toda Norteamérica invadieron el MACUSA para asistir a esta extraordinaria reunión; tantos que el gran salón de reuniones tuvo que ser ampliado por medios mágicos. La cuestión a debate era: ¿A quién debe lealtad la comunidad mágica norteamericana? ¿Al país que ahora era su hogar o a la comunidad mágica clandestina de todo el mundo? ¿Estaban moralmente obligados a unirse a los Nomagos americanos en su lucha para liberarse de los Muggles británicos? ¿O sencillamente, no era su guerra?

Los argumentos a favor y en contra de la intervención eran extensos y la discusión pronto entró en un círculo vicioso: aquellos a favor de la intervención argumentaban que se podrían salvar vidas, y los anti intervencionistas alegaban que arriesgaban su propia seguridad si se dejaban al descubierto en batalla. Se enviaron mensajeros al Ministerio de Magia en Londres para preguntar a sus homólogos si tenían intención de luchar. Regresaron con un mensaje de cuatro palabras: "Nos mantenemos al margen". La famosa respuesta de McGilliguddy fue aún más breve: "Más les vale". Aunque de manera oficial los magos y brujas de Norteamérica no participaron en la guerra, extraoficialmente intervinieron en muchas ocasiones para proteger a sus vecinos Nomagos, y la comunidad mágica celebró la independencia al igual que el resto de la sociedad estadounidense, aunque... no necesariamente con ellos.

Una de las leyes mágicas más significativas de Estados Unidos se impuso en 1790, cuando el MACUSA aprobó un decreto por el que se establecía la segregación absoluta entre las comunidades de magos y Nomagos. La Ley Rappaport, llamada así por la entonces presidenta Emily Rappaport, fue el resultado de una de las mayores infracciones del Estatuto Internacional del Secreto; cuando la hija del Guardián del Tesoro y Dragots de Rappaport, descendiente de un rastrero, casi reveló a todo el mundo la existencia de la magia. Tras la aprobación de la Ley Rappaport, en Estados Unidos el matrimonio o incluso la amistad entre magos y Nomagos se volvió ilegal.

La sede del MACUSA permaneció en Washington hasta 1892, cuando la imprevista rebelión de la población sasquatch volvió a poner en peligro su seguridad. Los historiadores achacan la rebelión a Irene Kneedander, directora del Cuerpo de Protección de las Especies Mágicas (Humanoides), cuya interpretación del puesto incluía atacar a cualquier sasquatch "que se pasara de la raya". La presencia de los sasquatch en Washington obligó a realizar 'Desmemorizaciones' en masa, y numerosas reparaciones en la sede.

El MACUSA necesitaba un refugio nuevo así que, durante varios años, los magos se infiltraron en el equipo de construcción de un edificio en Nueva York. Para cuando se terminó, el edificio Woolworth podía alojar a Nomagos y, si se activaba con los hechizos correctos, podía convertirse en un espacio para magos y brujas. La única marca exterior de la nueva ubicación secreta del MACUSA era el búho tallado sobre la puerta de entrada.

Magia en NorteaméricaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora