Capítulo 4

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"¿Por qué no puedo ir con vosotros?" –preguntó Arwen, indignada, con las manos sobre las caderas.

"Bueno... porque eres... err... una chica" –dijo Keldarion sin convicción.

Los gemelos intentaban contener la risa, disfrutando de la situación.

"¿Una chica? ¿Y qué significa eso? –Arwen avanzó provocativamente hacia Keldarion.

"Err... no es ningún insulto, Arwen... pero yo... nosotros... ¡Elladan! ¡Elrohir! ¡Decid algo!" –el príncipe miró hacia los gemelos, desesperado.

Ellos estallaron en carcajadas.

"Lo que quiere decir, Arwen, es que cree que las mujeres son débiles" –dijo Elrohir, con una sonrisa malvada.

"¡¿Qué?! –se alarmó Keldarion-. ¡No! No es eso, Arwen. ¡No les hagas caso!"

Los gemelos no resultaron ser de ninguna ayuda y Kel quería que se lo tragara la tierra. No quería llevar a Arwen en la misión de búsqueda y rescate porque no sabían con qué peligros se había encontrado Legolas. No quería que fuera herida. Era una dama élfica, no una guerrera... y una chica.

"¿Así que eso es lo que piensas de mí, Kel?" –Arwen se acercó, mirándolo a los ojos. A Keldarion ya le sudaban las manos y solo pudo observar sus hermosos ojos sin poder pensar en más excusas.

"Arwen, sé que te han entrenado bien con la espada y eres muy rápida con el arco..."

"¿Pero?" –interrumpió, con una sonrisa peligrosa.

A Keldarion se le trabó la lengua. En lo único que podía pensar era en que estaba más hermosa que nunca.

"Eres demasiado hermosa..."

"¿Cómo?" –Arwen arqueó las cejas.

"¡No quería decir eso! ¡No! Me refería... a que..."

"¿Por qué no admites ya que es solo que eres un cerdo machista? –dijo Arwen, antes de darse la vuelta para volver hacia la entrada principal de palacio. Cuando llegó, se detuvo en la puerta-. Por cierto, Kel, no te sorprendas si esta 'chica' tiene que ir a salvarte algún día –entonces se puso seria-. Tened cuidado, los tres. Y traed a Legolas a casa."

Keldarion y los gemelos montaron a caballo y salieron hacia el bosque. El príncipe sentía las miradas divertidas de los gemelos clavadas en la espalda, así que miró hacia atrás y estalló.

"¡¿Qué pasa?!"

Los dos hermanos sonreían.

"No voy a decir nada" –dijo Elladan, fingiendo inocencia.

A Elrohir le temblaron los labios, pero Keldarion suspiró y volvió a mirar hacia adelante.

"Será mejor que no. Ni una palabra sobre esto, ¿entendido?"

"¿Sobre qué? ¿Arwen?" –saltó Elladan.

"¿Qué tienes con nuestra hermana que hace que actúes como un tonto, Kel?" –añadió Elrohir.

"¿Os vais a callar? ¡Tenemos que preocuparnos por Legolas, no por mi relación con ella! –gritó Keldarion. Luego cerró los ojos y suspiró-. Lo siento. Sé que solo intentabais que dejara de preocuparme por Legolas. Gracias por venir conmigo."

Elladan extendió el brazo y le dio unas palmadas en el hombro.

"No pasa nada, Kel. Lo entendemos. Tu padre quería salir él mismo a buscar a Legolas, menos mal que Arwen se quedó para detenerlo."

Trampas en el BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora