Capítulo 8

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Fuera de la cueva ya se había entablado una sangrienta batalla. Los enanos luchaban desesperadamente para alejar a las arañas de la cueva y los dos guardias que los habían acompañado en la búsqueda y se habían quedado afuera todo el tiempo, disparaban sus flechas rápidamente, hiriendo a las arañas pero sin conseguir detenerlas. Las criaturas eran demasiadas, más de veinte. Y eran grandes, con casi ocho pies de ancho y cuatro de alto.

Keldarion y los gemelos luchaban con toda su habilidad. Atacaban a los ojos de las arañas, que era su parte más vulnerable, pero éstas chillaban y seguían atacando, golpeando con sus patas.

Legolas también se unió a la refriega. Saltó sobre la espalda de una araña y le clavó varias veces la espada en el cuello. Mantuvo el equilibrio sobre ella cuando la bestia se sacudió violentamente, intentando quitárselo de encima y Keldarion alzó la vista, horrorizado.

"¡Legolas! ¡Baja de ahí, idiota!"

Legolas ignoró a su hermano. ¡No se detendría hasta matarla! ¡Por tu culpa perdí a Tonto e Idiota! ¡Por tu culpa murieron mis amigos! La araña se derrumbó, muriendo lentamente bajo el sol de la tarde.

Legolas se bajó de ella y saltó sobre otra, blandiendo sus espadas como loco. Keldarion sacudió la cabeza al ver los movimientos salvajes de su hermano, rezando para que no saliera herido. Entonces él también se concentró en su oponente. ¡Yo solo buscaba a mi hermano, por los Valar! ¡¿Cómo he acabado luchando con estas bestias?!

Muchas arañas ya estaban muertas, algunas por las flechas de los elfos y otras por las hachas y espadas, pero todos vieron horrorizados, cómo seguían llegando más. Venían de la montaña y la defensa de la cueva era cada vez más difícil. Algunos enanos estaban gravemente heridos, apuñalados por las garras de las arañas o asfixiados en sus telas.

Legolas saltó hacia otra araña y entonces una tela de araña se le enroscó en las piernas. La araña tiró de él, pegó la red a una rama y dejó a Legolas allí colgando, boca abajo. Luchó desesperadamente por soltarse, pero se le habían caído las cuchillas y no tenía forma de liberarse.

Keldarion vio la difícil situación de su hermano y se dio cuenta de que otra araña se le acercaba. Intentó llegar a él antes que la araña, pero algo lo derribó desde atrás. Se dio la vuelta y vio una garra mortal bajando hacia su cuello.

Pero antes de poder parpadear, la araña aulló cuando una flecha le dio en el ojo. Y luego otra y otra. De pronto llovían flechas por todas partes. Keldarion se dio la vuelta y vio un batallón de elfos del Bosque Negro... y a Arwen Undomiel.

Le pareció increíblemente hermosa cuando la vio bajar el arco y correr hacia él. Arwen se inclinó y le tendió una mano para ayudarlo a levantarse.

"¿No te dije que esta chica te salvaría un día el pellejo?" –sonriendo, se dio la vuelta para bloquear a una araña con su espada.

Sin tiempo para responderle, Keldarion se volvió de nuevo hacia la araña que se dirigía hacia Legolas. A estas alturas, su hermano no dejaba de sacudirse, gritando:

"¡¡Por favor, que alguien me baje!!"

Pero la araña murió cuando estaba casi a punto de alcanzarlo. Lo mismo pasó con las otras bestias, muertas por flechazos y hachazos. Keldarion ayudó a los gemelos a liberar a Legolas, mientras éste maldecía en cinco idiomas diferentes.

"Tantos para destruir, ¿y dónde estaba yo? ¡Atrapado en un árbol! ¡Maldita sea! –desde que llegó al suelo, se dirigió al cadáver de araña más cercano y le dio una patada-. ¡Te lo tienes merecido!"

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⏰ Última actualización: Dec 18, 2016 ⏰

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