Un suspiro de cansancio abandonó sus labios sin prisa, sus pasos la llevaban inertes a un punto inexacto, sin rumbo fijo, sin prestar atención al reloj que marcaba las seis de la tarde ni a los vendedores ambulantes de esas atestadas callejuelas, era sábado y día de mercado aunque muchos de ellos ya se estaban retirando.
Su mente estaba repleta de miedos, preguntas sin respuesta y determinación. Había perdido el trabajo por seguir sus ideales, no estaba arrepentida mas las facturas no se pagaban solas y no sabía cómo llegaría a fin de mes. No quiso dar su brazo a torcer, estudio periodismo para informar sobre la realidad, para contar esas historias que el mundo olvida y son tan importantes como el respirar, las historias que llegan al corazón de las masas, que traen consigo ideales nobles... Se negaba a defender una guerra absurda, se negaba a seguir informando sobre mentiras que el gobierno inventa para tener tranquila a la población.... Su negación fue su ruina, sin trabajo y degradada en su profesión, no sabía qué iba a ser de ella y sus pensamientos la guiaban por esas calles repletas de vida, de gritos incesantes... gentes con sus problemas, sus propias complicaciones, risas y llantos, corazones que laten, cada uno de ellos una historia que contar, anónimos, héroes en las sombras.
De pronto sus ojos claros se posaron en una mujer, de avanzada edad. Caminaba a duras penas sujetando un bastón y con la mirada perdida entre el gentío buscando a alguien a quien había extraviado.
La anciana mujer siguió andando, ajena a lo que acontecía a su alrededor pero la joven periodista fue testigo de cómo esta perdía su monedero. Una ola de compasión recorrió sus venas, quizás la pobre mujer tenía una baja pensión, no sabía nada de su vida mas lo justo era devolverle lo perdido. Lo tomó sin demora y alcanzó a la mujer, haciéndose notar tocando suavemente su brazo.
Sus ojos, llenos de una larga vida que contar, se clavaron en ella interrogantes cortándole el aliento por unos segundos.
-Disculpe, se le cayó el monedero
La joven periodista le entregó su pertenencia ante la mirada estupefacta de la anciana, esta la miraba como intentando ver más allá de ella, descubrir quién era, como era su vida, a qué se dedicaba...
-"Gracias Joven, fue usted muy amable... Su rostro me es conocido ¿Nos vimos antes?"
-No lo creo, pero quizás me ha visto en televisión, solía ser reportera
-"¿Solía?"
-Reportera de investigación, pero ya no lo soy, me despidieron...
No entendía por qué le contaba su vida a una anciana en medio de la nada, quizás para desahogarse con un completo desconocido, quizás porque supo antes de que los acontecimientos se dieran que el destino la había llevado al lugar indicado, a toparse con la persona que iba a cambiar su vida.
La anciana la miraba, analizándola, pensativa y callada mientras la joven esperaba impaciente, no quería ser grosera mas debía marcharse y tenía la sensación de que esa mujer necesitaba hablarle a pesar de su silencio.
-"Reportera de investigación y desempleada... ¿Cree usted en la suerte, en el destino que se entrecruza?"
-Creo en lo que veo
-"¿Cree que podría venir mañana a tomar el té a mi casa? Tengo un trabajo que proponerle, quizás esté interesada"
La mujer le entregó una tarjeta con un apellido, White, y una dirección, marchándose de ahí a paso lento, dejándola completamente estupefacta sin comprender que acababa de ocurrir.
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¿Quién soy?
Hayran KurguAU swanqueen, Una periodista caída en desgracia recibe un misterioso encargo, investigar la vida de Regina, una joven muchacha que, en el año 1934, desapareció misteriosamente de su casa antes de casarse con un hombre al que no amaba. Los personaje...