Fearless (Sin miedo)

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•• Inicio de Capítulo ••


Dos de Diciembre de 2010, 00:40 a.m.

Durante prácticamente todo el viaje, mantuvo los seguros arriba como dando una oportunidad de huir, aunque claro que ella no sabía nada, sólo cuando Tara cuestionó con evidente miedo en su voz fue que confirmó los terribles pensamientos que cruzaban la cabecita rubia, bajó los seguros intuyendo que podría hasta arrojarse al asfalto y eso le dejaría a él sin diversión.

La dulce esposa del ministro comenzó a gritar mientras golpeaba la ventanilla, aunque estaban en mitad de la nada, esa carretera era conocida por siempre ser solitaria y oscura, ideal para sus propósitos. Sólo le dio otro minuto más de desahogo entre berreos y golpes, luego de ello, sacó una Glock 17 era un arma pequeña y que según él no era tan mortal a menos claro que le vaciaras el cargador en la cabeza. La apuntó por debajo del tablero dando una silenciosa orden, la cual esa mujer acató.

- ¿Cuánto dinero quieres? Puedo darte una gran suma, sólo déjame ir. - La voz sollozante no paro de hacer ofertas lo que faltaba de camino.

Era curioso como Tara creía se trataba de un secuestro.

- Ah, dulce, dulce Tara. Tu dinero me gustaría en efecto, pero tu esposo ya me ha pagado. - Claro que no recibiría un pago, sin embargo la mujer debía morir con dolor no sólo físico o entonces no sería divertido.

- ¡Eso es mentira! Él sabrá sobre esto y van a encontrarte.

Ahora había rencor y enojo en su voz, sus hombros temblaban de miedo e impotencia, casi podía sentir una corriente eléctrica erizarle la piel. Dio una vuelta en medio de la carretera por un angosto camino de terracería, bajó la velocidad hasta finalmente detenerse en unas bodegas abandonadas. Le pareció curioso que la esposa del ministro aún tuviese confianza, después de todo ¿Cómo iban a rastrearla? No le habían implantado un chip a esa mujer y el móvil había quedado en medio del caos, sólo ensanchó más la sonrisa mientras bajaba del auto, se apresuró a abrirle la puerta pues ¿dónde quedarían sus modales? En cuanto la puerta se abrió, ella le empujó con todas las fuerzas que era capaz de reunir y emprendió la huida de vuelta por el camino de tierra. Le dejó una mínima ventaja mientras se colocaba los guantes y volvía a desenfundar el arma.

- ¡Si no hicieras eso, le quitarías la gracia!. - Gritó haciéndose oír. Aprovechando el poco instinto de supervivencia de Tara, apuntó sólo un poco más arriba del tobillo derecho y disparó, no se preocupó por el sonido pues este se perdió entre la maleza y árboles que rodeaban el lugar.

Caminó con tranquilidad hasta ella mientras tarareaba 'moonlight' y confirmó que dio justo en el blanco pues ahora ella cojeaba, apuntó ahora el otro tobillo y en medio de gritos aterrorizados por parte de la mujer, se escuchó la segunda detonación. Ahora la miraba arrastrarse al tiempo que la tierra se oscurecía con el camino se sangre, finalmente le dio alcancé y justo al hacerlo dio una patada con bastante fuerza en el rostro tan delicado, escuchó el crujir de algo que no supo identificar como dientes o la nariz; tomó una gran cantidad de cabello rubio y fue de ahí donde la arrastró de vuelta hasta las bodegas. Ella no luchaba más, sólo sentía las manos polvorosas aferrarse a las de él, intentando menguar el dolor, para cuando la arrojó dentro de la bodega miró en su mano un enorme mechón de cabello.

- Te voy a contar un secreto. - Caminó hasta una esquina de la bodega y sacó una pequeña videograbadora que encendió. - Tu esposo te vendió conmigo, él me pagó para asesinarte ¿sabes por qué? - Vio en el rostro de la mujer reticencia, no quería creerle pero también miraba un atisbo de duda. -Quiere ganar las elecciones y tú le ayudarías mejor muerta así que vamos a comenzar.

De la misma esquina donde sacó la cámara, extrajo un pasamontañas, un overol completo y unas botas plasticas, no era su estilo pero no podía permitirse el fallo de darles a conocer su rostro ni la ropa que traía puesta. Encendió la cámara y apuntó hacía Tara, a partir de ese punto no planeaba hablar más; ella volvió a arrastrarse sabiendo lo que venía, Redeker atinó a volver a patearle el rostro seguido del abdomen en repetidas ocasiones hasta hacerla vomitar. Se inclinó sosteniendo una vez más el cabello, levantándole el rostro hacía la cámara mientras pasaba una navaja por la suave mejilla, hizo un poco de presión y cortó la piel, comenzando a fluir sangre. La dejó caer y salió de escena para mirar su reloj, ya no tenía mucho tiempo aunque quisiera divertirse más. Bajo el pasamontañas se mordió el labio y su respiración se aceleró; cuando estuvo cerca del cuerpo, sostuvo el brazo extendiéndolo por completo y colocó su pie justo por encima del codo para luego golpear con fuerza, escuchó como tronó y los gritos desgarradores pero para desgracia de esa pobre dama, haría eso con cada extremidad. Repitió aquello con el otro brazo, con las rodillas y completó aplastando la cabeza rubia bajo su bota hasta que no la escuchó gritar más.

Dejó la cámara seguir grabando mientras salía, detrás de las bodegas había dejado algunos galones de gasolina que comenzó a rociar por fuera de la bodega, luego volvió dentro con un galón entero y ante la lente lo vacío sobre la mujer que enseguida despertó aunque bastante débil, no pasaría mucho más tiempo viva, en cuanto estuvo empapada en gasolina encendió un cerillo que hizo juguetear en el aire para finalmente dejarlo caer, quería reír pero se abstuvo de hacerlo. El cuerpo en el piso se retorcía como una babosa en la sal, en pocos minutos, todo estaría incendiándose, fue hasta la cámara y tapando el lente la sacó, dejándola retirada del fuego.

Ahora debía encargarse de las huellas de llanta. Se quitó lo que se había colocado durante el asesinato y lo metió en una bolsa que arrojó dentro del fondo falso en el maletero. Subió al auto y comenzó a irse pero en todo momento realizó movimientos extraños con el volante para deformar las huellas y procuro seguir el mismo camino que antes había tomado para llegar. En su mente comprobó que no dejase alguna pista o material importante, al confirmarlo salió del camino hasta la carretera y se fue de ahí. Dejaría que la policía alemana encontrará el sitio.

Dos de Diciembre de 2010, 00:00 a.m.

Era un total caos, Andrei tuvo que estacionar el auto a varios metros del desastre para luego acercarse y ayudar a los heridos que intentaban escapar del fuego, las ambulancias y patrullas se movilizaban haciéndole recordar cuando su casa estuvo rodeada de similar manera. Televisoras ya cubrían el evento como si fuese un circo. ¿Qué había ocurrido? No tuvo más tiempo de pensar, sólo se dedicó a ayudar en lo posible hasta que bastante tiempo después, sólo los bomberos y curiosos seguían por la zona, algunos policías hacían interrogatorios que no lograban formar un gran avance. Él decidió que también era hora de irse, se suponía que aún no tenía listo el reportaje. Condujo despacio pues aunque no estuvo dentro del atentado, estaba demasiado nervioso.


La noche siempre trae de vuelta a los muertos y el dolor. Oculta la verdad pero ¿Por cuánto tiempo duraría el pequeño paraíso?

Historia de un asesino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora