La única luz que iluminaba el moreno cuerpo de Hood era aquella lámpara frente a él. Hood se encontraba sentado en la banqueta. Solo él y un cigarro de marihuana.
Ningún carro pasaba por la calle,por lo que el aprovecho para recostarse en la calle,cosa que siempre hacía. Miró el cielo estrellado. Era hermoso. El joven Hood amaba verlo cada noche.
Con sus dedos,formó las constelaciones. A su izquierda vio su favorita. Vio al centauro sosteniendo un arco. Hood sonrió. A un lado estaba el escorpión y un poco más arriba la báscula.El cigarrillo se terminó y Hood se levantó. Miró a sus dos lados,y aún seguía sin pasar algún carro. Todos las noches, después de discutir con su madre,Hood tomaba su cigarrillo y se recostaba en la calle con el deseo de que algún humano lo atropellara,pero para su mala suerte,todos los que han pasado por ahí,se detienen o sencillamente lo rodean.
La luz de la luna le hizo saber a Hood que ya era tarde, era hora de dormir. Él entró por su ventana,se quitó la ropa solo quedando en ropa interior y se lanzó a su cama. Se puso su colcha encima y durmió como aquel bello ángel que era antes de adentrarse a las drogas.
Horas más tarde, los gritos de su madre lo despertaron. Su madre era como los gallos de las granjas. Cada mañana lo despertaba,sin excepción alguna.
Hood rápidamente se ducho,arregló y desayuno su típico cereal de chocolate con plátano y leche antes de irse a la escuela a presentar el examen final de matemáticas.
Las horas pasaron. Hood presentó el examen final y le fue bien,para él las matemáticas eran pan comido.
Después de la escuela,regresó a su infierno, su dulce hogar. Siendo hoy martes,su madre no estaría en casa. Ella estaría con su amante Gabriel o con su amante Leonardo. Dos hombres con problemas sexuales en busca de una dama estresada y necesitada.-Ven aquí Vans-le dijo Hood a su perro. El chico le entregó un plato lleno de croquetas a él perro y el con gusto devoró el plato.-Si me buscas, estaré en mi habitación.-Hood subió por las escaleras, pero al subir los primeros diez escalones escuchó gemir a su mamá. Hood se asqueo. Bajo rápidamente y se arrodilló frente a Vans.-¿Sabes? Mejor demos un paseo.
Vans agitó la cola. Hood fue por la correa y se la puso. Salieron de la casa sin rumbo alguno. Solo quería salir de ahí. Estaba harto de escuchar los gemidos de su madre y más harto de escuchar los gemidos de los hombres que su madre lleva a casa.
Mientras él caminaba, comenzó a sentir soledad.
Calum extrañaba los viejos tiempos,su infancia, el pasado. Para él, su presente era horrible.
Si en cualquier momento un hombre le diera un deseo,el deseria ser siempre un niño.-¡Mierda,Vans!-grito.-Olvide traer bolsa para tu...mierda.
Calum miró a todos lados. Al ver que nadie estaba cerca y que nadie lo veía, huyó junto a Vans.
Las horas pasaron y pasaron. Calum y Vans caminaron todo el rato, perfectamente pudieron llegar a otro estado del país sin problema alguno. Cuando volvieron a casa,ya era de madrugada. Los dos estaban cansados.
En un dos por tres,Calum entró a la casa por la ventana y después cargó a Vans para que pudiera entrar. Ahí dentro cada quien se fue a su cama y cayeron rendidos,en un sueño total.