Cap. 38 Ya no hay sentimientos.

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~ chris ~

- Mamá?... Si, soy yo. Kinda ya sabe todo, lo siento.

- Oh vamos! Christopher que te pasa? Ni tres meses has podido aguantar? No me lo puedo creer.

- Bueno y que quieres que haga? He hecho todo lo que he podido, siento no ser tan fuerte como tú. Le he dicho que al llegar a casa le daría el divorcio de una vez, mamá estoy cansado de esto.

- Chris llevas preparando todo esto mucho tiempo y a la primera de cambio te derrumbas? No me voy a quedar al lado del insoportable de tu padre por tus tonterías. Tú verás lo que haces.

- Pues lárgate! Recoge tus cosas y márchate de ahí! Aguantas porque quieres su dinero y esa es la única verdad! - era la primera vez que me enfrentaba a ella y no estaba seguro de si eso había sido lo correcto, pero la presión pudo más que mi amor por mi madre.

- Christopher???? Como eres capaz de decirme eso? Tú mejor que nadie sabe TODO lo que he pasado y me dices ahora que me largue? Tener hijos para esto...

- Si lo que quieres es ser libre, puedes serlo sin su dinero!

- Pero es que la mitad de ese dinero es mio! Por qué se lo tiene que quedar él?

La intensa conversación con mi madre duró unos 12 minutos hasta que colgué sin más. Me sentía demasiado mal con Kinda por la forma en que me había comportado hacía un momento.

- Kinda estás ahí? Puedes salir? - como era habitual en ella, estaba metida en el baño.

- Que quieres ahora? Déjame en paz por favor! - decidí entrar sin su permiso - que haces imbécil???? No sabes que hay que llamar a la maldita puerta? Que quieres ahora Chris?

- Nada, que si estas lista ya. Tenemos que irnos - dije más tranquilo.

- Si pesado, si que lo estoy. Agarra mi maleta porque yo no pienso cargar con ella - mandó mientras salía del cuarto.

Nos encontramos, sin querer, con Armando y mi cuñada en el mismo pasillo. Aprovechando el encuentro, nos fuimos todos juntos a tomar el avión. Ese vuelo dura unas 6 horas.

En ese tiempo, Armando y yo nos pusimos al día sobre nuestras vidas. Las hermanas solo dormían, suponía que para evitarse mutuamente.

~ Kinda ~

Las 6 horas más aburridas e incómodas de mi vida. Aunque estaba con mi propia hermana, nunca me había sentido tan fuera de lugar como aquella vez. Definitivamente no pintaba nada ahí.

Intenté dormir, pero fue imposible. Solo cerré los ojos y me concentré en lo que Armando le contaba a Christopher. Lo poco que pude escuchar fue como conoció a mi hermana. Una historia aburrida.

Por fin bajamos los 4 del avión. Comencé a estirarme como si fuera un bebé. El vuelo me había destrozado la espalda.

- Vamos mi amor? - Chris quiso tomarme de la mano.

- Pero que dices cretino? Cada vez tengo más claro que eres bipolar - empecé a andar yo sola adelantándole.

En ese momento estaba confundida por su culpa. En un minuto podía ser odioso y en minuto dos quiera dártelo todo.

- Bueno creo que cada uno se merece su espacio, por lo menos hoy, no? Venga, los chicos por un lado y las chicas por otro! - por una vez, mi hermana y yo estábamos de acuerdo en algo. No queríamos pasar por el planazo que Armando nos propuso.

- Si! Me parece bien! Bueno, linda luego te llamo para saber donde están, si? - soltó Chris mostrándose de acuerdo con su gran amigo del alma.

- Que no me llames linda, ni me llames  nada idiota - le susurré.

Sin previo aviso, esos dos ya habían desaparecido y Ruth me miró con cara de circunstancia.

- Y qué se supone que vamos hacer ahora? - intenté cortar la tensión.

- Y yo que sé! Vaya dos subnormales... Venga que te invito a una copa - no podía creer que ella hubiera dicho eso.

Entramos al primer bar que vimos, no estábamos para buscar uno específico.

- Bueno y que... Así que casada con un desconocido? - primera pregunta y tenía que ser esa.

- Y tú como sabes eso? - respondí con otra pregunta.

- Está claro Kinda. Sigo siendo tu hermana y sigo conociendo a mis padres. Se que tú eres más cobarde que yo y sabía que ellos te la jugarían como me lo intentaron hacer a mi. Tampoco hace falta mucho para ver que no soportas a Christopher - había dado en el clavo con todo.

- Vaya... Tonta no eres, no. Pues sí, no hay mucho que decir porque ya lo has dicho todo. Lo bueno es que cuando acabe este absurdo viaje, se supone que nos divorciaremos definitivamente, o si no lo asesino y acabo antes - hubo una pausa de unos segundos - Ruth, me vas a decir el por qué de tu odio?

- Trato de ser cordial contigo y tú sigues con el tema... Quieres que me vaya? Es que no sé, da gracias a que estoy aquí sentada a tu lado - dijo mientras se giraba en la silla hacia la barra.

- No tengo que dar gracias por nada porque no se ni lo que he hecho, según tú. Si quieres te levantas y te vas.

- Vaya, vaya hermanita, que carácter tienes ahora eh! Con lo pusilánime que eras de pequeña - rió sarcástica.

- Y tú que pedazo de zorra, antes tampoco eras así... Ya ves como cambian las personas - pensé que me iba a agarrar de los pelos y que iba a comenzar la pelea del siglo, pero no.

- Jajajaja no me lo puedo creer! Saca toda tu rabia contra la vida, así se hace! Pero si me llamas zorra por lo del otro día, dejame decirte que lo hago por una razón querida. Estos hombres de negocios nunca, pero nunca son fieles! Antes de que me engañen, lo hago yo.

- Pero tú sabes si Armando te ha engañado alguna vez estúpida? Porque yo no lo creo... Se le ve muy enamorado al pobre - fui lo más sincera que pude.

- Bah eso no importa. Se que alguna vez me será infiel, lo tengo asumido.

- Y por qué no te divorcias? No entiendo nada.

- Y quedarme sin nada? No cariño. A parte, yo quiero a Armando y tengo un hijo con él. No cabe esa posibilidad.

- Que lo quieres? Ah... Vale.

Tomamos unas cuantas copas y ella se empezó a relajar. Acabamos hablando y riéndonos de nuestras anécdotas de la infancia. Sabía que era momentáneo y que cuando se recuperase de la borrachera, todo eso iba a desaparecer y sería la zorra de siempre.

Eran como las 2 de la mañana cuando recibí la llamada de Christopher.

- Que quieres... ?

- Como te va? Estas sola? - sus gritos casi me rompen el tímpano.

- Aaaay chico no me grites así! No, no estoy sola! Estoy con Ruth y estoy bien. Ya veo que tú también lo estás. Venga... Cuelgo.

- No espera! Es que estamos en un club y la música está muy alta, pero no me he olvidado de ti, sabes? Ten cuidado con Ruth, no me fío de ella. Te quiero! - después de todo eso, colgó sin poderle insultar a gusto.

Si en mi había un ápice de sentimiento por Chris, se desvaneció cuando me trató de tan extraña manera aquella mañana. Lo volvía a detestar como cuando lo conocí.

Sin duda seguía siendo un desconocido para mi.

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Boda con un desconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora