Capítulo 2: ¿Bendición o maldición?

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Con el tiempo, entre más viejo me hacía, mi poder crecía, esto me trajo complicaciones así como varias cosas más que me ayudaban diariamente, yo también empecé a cambiar en mi forma de ser, cuando comía sin que nadie me viera, lo hacía como un animal salvaje o sin manos, al dormir, ya casi no lo hacía en mi cama, o al menos no como persona, lo hacía en el suelo, bajo la cama o incluso de cabeza colgado de mi repisa, estar colgado para dormir era mi favorito.

También logre dominarlo cada vez más con el paso del tiempo, una noche, me transforme en una hormiga y pase debajo de la puerta que daba a la asotea, no quería abrirla pues hacia mucho ruido, mi papá siempre trabajaba muy duro y llega a casa tarde y cansado, mi mamá y mi hermana tenían el sueño ligero.

Cuando salí, me transforme en humano y me puse en el borde del techo, lo dude muchas veces pero después me atrevi a saltar, cuando iba a medio camino del suelo logre lo que quería, de repente seguía sintiendo el aire en mi cara, estaba volando de verdad.

Primero estaba planeando en el aire, pero luego me veía volando como a 20 metros de altura, me volví un gran volador, o piloto, así solía llamarlo.

Sabía que con este poder podría hacer la diferencia en el mundo, podría ayudar tanto a los humanos como a la naturaleza. La humanidad estaba acabando con el planeta, yo los podría ayudar de varias formas.

Por desgracia, no todo era felicidad, este don me trajo dificultades, se conectaba con mis emociones y pensamientos, cuando pierdo el control, no se lo que hago y no soy consciente de ello... Hasta que esta hecho, necesitaba aprender no sólo a utilizarlo, también a controlarlo.

Cuando tenía 11 años me enoje con un compañero de la escuela y comencé a encorvarme, mis dientes eran filosos y mis uñas eran garras, me convertía en un león, de no ser por el autocontrol y mi razón prudente logré frenar la transformación, el niño vio mis dientes y garras y les contó a sus padres pero no le creyeron, para mi suerte.

En ese momento fue cuando tenía que ocultarlo del mundo, si la gente me descubría, me verían como un monstruo o un fenómeno, o peor, me encerrarian en un laboratorio o uno de esos lugares que no existían, como el Área 51 o algo así.

Durante las noches solía rezar, le preguntaba a Dios si el me había dado este poder como bendición para que yo fuera su ciervo en la tierra para una tarea que el me confió, o una maldición con la que me había castigado por algún pecado que cometí, o si no fue el, ¿quien? ¿porque razon? ¿y porque a mi?, pero El siempre guardo silencio, con el paso del tiempo deje de hacerme esa pregunta y mantuve mi poder oculto de todo y de todos.

Eso incluía a mis padres, pensaba que ellos me rechazarian en el momento en que supieran que era diferente a todos los demás, aun cuando mi mamá no lo hiciera, no cambiaría nada, no había posibilidad de que hubiera al menos otra persona con la misma u otra habilidad que la mía, así que yo también guarde silencio, pero eso no me detuvo en hacer lo que todos desean hacer en sus vidas: avanzar. Eso fue lo que hice.

Miss Peregrine y los niños peculiares. "No sabía que era peculiar".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora