Capítulo 9: Pelea de titanes.

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Sólo me quedé ahí esperando a que fuera una mentira, pero me equivoque, salí de la cueva sin que me viera, yo estaba exaltado, la espere y escuche su voz que venía de la entrada del bucle.

-Edgar, ¿donde estas?- se oía su débil voz y cuando salió y me miro, estaba molesta, pero miró alrededor y se impacto, se veía en su rostro -¿que esta pasando?¿donde estoy?- preguntaba mirando a su alrededor.

-Estas en 1943, aquí fue donde estuve ayer- respondí directo, se veía muy molesta, tanto, que la arena a su alrededor comenzó a moverse, tenía que ser como yo, no había otra explicación.

-¡No quiero que sigas con engaños¡... - se notaba su ira- respira, seguro es un mal sueño- decía entre susurros.

-Esto es real- le respondí, vi que iba a hablar pero me adelante -nuestros padres no lograron entrar porque no son peculiares, pero tu y yo si- levante la mano y la arena comenzo a moverse pareciendo que bailabá en mi mano.

-Creí que estaba sola cargando esta maldición- dijo con un brillo en los ojos, me recordó a Olivé cuando unimos nuestras manos en la casa.

-No estamos solos y no es una maldición- dije -es una peculiaridad-.

-¡Se acabo, quiero que pares esta ilusión ahora, se que tu lo estás haciendo!- grito y lanzó varias rocas pequeñas hacia mi, pero las detuve sin nisiquiera mover mis manos, deje caer la arena en sus pies -si no la detienes ahora, te obligarle a hacerlo, nuestros padres me ayudarán con eso- acto seguido, se convirtió en una paloma muy lentamente y empezo a elevarse, la seguí sin problema en mi forma de águila, fui en picada y me impacte contra ella como un cazador, ambos luchabamos mientras íbamos al suelo, caimos pero puse mi cuerpo en mi elemento de roca de modo que sólo yo recibiera el impacto, nos levantamos y comenzó a mirar a su alrededor desesperada, en eso, algunas personas del pueblo comenzaron a salir de sus casas.

-Miren a los muchachos- decía uno calvo y un poco ancho -creo que están bien-.

-Eso no importa- dijo una mujer un poco mayor -mirenlos bien, son americanos, estoy segura- esto no me da buena espina.

-Si es así, deben ser espías, lo mejor sera interrogarlos como lo hacíamos en los viejos tiempos- dijo otro hombre delgado, vi a mi hermana que estaba asustada.

-Tengo una idea- me dijo -ya que no puedo herirte físicamente, lo haré de otro modo... terminaré con lo que la bomba dejó esa casa del bosque- se transformó en aire y voló adentrándose en el bosque, yo la seguí en la forma de un venado de cola blanca para internar alcanzarla, pero la perdí de vista.

Apenas llegamos y mi hermana estaba en el suelo apoyándose en las rodillas, se veía confundida, sus ojos estaban cristalinos a punto de estallar en lágrimas.

-Se que sabes que pasa, pero prefiero no escucharte ahora- dijo con rabia.

-Si quieres respuestas, se con quien debes ir- le dije, ella volteo y señale la casa -ahí esta la persona que puede ayudarte- Miss Peregrine era la indicada en un momento así.

El problema fue que mi hermana era muy terca, comenzó a lanzar un poderoso viento en mi dirección tan fuerte que casi lograba arrojarme lejos, sus ojos demostraban la ira y la rabia de su interior, pero su poder no bastaba para algo así, era una peculiar novata, se detuvo un momento para transformarse en una leona, quería pelear yo le daría ese gusto y se lo hice saber al tomar la forma de un gorila de espalda plateada, golpeaba mi pecho con mis puños cerrados, no se controlaba, si ella lastimaba a Miss Peregrine o a los niños no se lo perdonaría jamás, ahí tuvimos una pelea de hermanos que ninguno de los dos olvidaría.

Miss Peregrine y los niños peculiares. "No sabía que era peculiar".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora