Capítulo 8: Problemas.

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Los rayos del sol hicieron que me despertará, seguía colgando de la viga de madera, me estire un momento al mismo tiempo que bostezaba para despertar, luego me solté y comenze a revolotear por la habitación hasta que me transforme en humano y aterrize en el suelo, seguía en la habitación de anoche, me sentía feliz ahí, depronto recordé que estaba en 1943, tenía que volver a mi época, la verdad no quería, pero tenía que hacerlo para arreglar asuntos pendientes, salí de la habitación y aún no había ruido, supuse que estaban todos dormidos, fui a la cocina por un vaso de agua y cuando lo bebí, sentí algo extraño, aquella sensación de que tienes una responsabilidad, eso que sentía era la necesidad de protegerlos de lo que sea que los quisiera lastimar, ese sentimiento sólo lo sentía cuando había peligro, pero se que todos estaban a salvo, di un rápido recorrido a la casa en mi forma de aire para que nadie despertara, llegue a la biblioteca y había muchos libros, di un vistaso rápido y un libro en particular me llamo la atención, tenía pasta oscura y decorada con enredaderas verdes, el título fue lo que me atrapó:

"Cuentos extraños para niños peculiares"

Si de verdad era para niños peculiares, entonces debía leer ese libro, pero no tenía tiempo suficiente, tendría que ser otro día, entonces comencé a escuchar pasos arriba de mi que venían del segundo piso, ya todos habían despertado y se preparaban para el desayuno, los más pequeños fueron a abrazarme y darme los buenos días, así ocurrió con todos, excepto con Enoch, entonces, Miss Peregrine apareció por la puerta.

-Buenos días Edgar, ¿te quedas a desayunar?- pregunto amable.

-No puedo, creo que me ausente mucho en mi época y debo regresar- respondí triste.

-Esta bien- hubo un momento de silencio.

-Miss Peregrine, necesito hablar con usted... a solas- dije para darle una noticia que entristeceria a todos en la casa, ella fue al salón donde todos estaban, regreso y fuimos a la cocina para hablar sin interrupciones -no voy a poder quedarme más- dije directo, no quería darle vueltas al asunto -ayer mi madre dijo que nos iriramos a casa mañana, asique, tengo que despedirme de todos, no quiero irme, pero voy a regresar-.

-Te entiendo- respondio -a los niños no les gustará que te vayas, pero es necesario- ella siempre entendía todo.

-Mi casa esta en Nueva York, pero se que voy a volver- mientras hablaba la miraba a los ojos, luego fui a ella hacia un tierno abrazo que quería que durará para siempre, después de un rato nos separamos -gracias por recibirme-.

-Fue un placer- siempre con esa sonrisa que me daba seguridad.

Me despedí rápidamente de todos sin falta, eso incluye a Enoch, salí de la casa, pero esta vez no use mi peculiaridad, sólo quería caminar para despejar mi mente, fui por la costa para no causar disturbios en el pueblo, siendo otra época, iba a verme extraño, cuando llegue a la cueva, di media vuelta con mi cabeza como un búho para ver aquel día tan hermoso y radiante antes de cruzar hacia mi época.

Continúe mi camino y todo era justo como lo recordaba, nublado, lluvioso, lodoso y triste, seguí caminando hacia el hotel y cuando llegue estaba mi familia totalmente histérica, seguro era porque casi no me vieron ayer, apenas me vieron, corrieron directo a mi y me dieron un gran abrazo llevandome adentro, fuimos a nuestra habitación y ahí comenzaron los problemas.

-!¿Donde rayos estuviste, te buscamos por toda la isla y desapareciese todo el día y toda la noche¡- me gritó mi padre totalmente enojado, note que no olía a cerveza, lo cual me dio alivio.

-Sólo estuve ocupado, pero me alegra que no... - dije tratando de defenderne, pero mi hermana me interrumpió mientras mi madre tenía los ojos cristalinos.

Miss Peregrine y los niños peculiares. "No sabía que era peculiar".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora