Cap. 4 - Un idiota enfermo

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Pasó hace poco navidad y hace días que no salgo del cuarto, desde que María me trajo del cuarto de Fernanda en Silla de ruedas. Mis amigos vinieron a verme para navidad y me trajeron algunas frutas, ya estoy mejor y María quitó el Sillón de mi puerta, así que he podido salir, al baño por ahora, pero ya que maría no está cerca iré a ver a Fernanda, tomé un par de Naranjas que me trajeron y me escabullí otra vez por los pasillos, llegando a la recepción me cubrí la cara y caminé como si fuera cualquier otro paciente, es que María estaba en recepción, después de pasar por ahí y estar fuera del rango de vista, corrí por el pasillo y creo que María me vio, porque podría jurar que la escuche diciendo pícaramente "adolescentes" no importa, no quería que me pillara, así que no me detuve hasta llegar a mi destino.

Ya en su cuarto le ofrecí una Naranja, pero no quiso, así que me comí una y la otra la deje en el velador junto a sus libros

- Oye Cris

- ¿Huh?

- También debes estar pasando por un momento difícil

- ¿y ahora qué? ¿quieres un poco de pan o una bebida?

- No tienes por qué estarme cuidando -apenas termina de decir eso y me quita lo que me quedaba de naranja y saca algunos gajos- nadie sabe que tanto me queda de vida, para ser honesta... es bastante bueno tener a personas a mi alrededor

- ... No me molesta -dije y me miró con una angelical mirada

- Puede ser que tome la cirugía

- ¿Huh? ¿vas a estar bien? Es una operación complicada ¿no es así?

- Pero si no tengo esa operación , mi vida se volverá cada vez más corta... y si la tengo, puede que haya una oportunidad

- ¿Huh?

- Estoy lista para ello...

- ...

- Debido a ti, Cris -dijo eso y se echó un gajo de naranja a la boca

Quedé helado de la impresión y de sus palabras, sobretodo de "Debido a ti, Cris" me puse colorado al escuchar esas palabras, no cruzamos más palabras entre Fernanda y yo, pero estar con ella en ese cuarto era más que suficiente para estar feliz, hasta que María comenzó a molestarme "¡Cris, solo porque te estas sintiendo mejor no significa que puedas andar por ahí!" gritando fuera de la puerta de Fernanda "...si lo haces, usaré ese sillón de nuevo" hastiado le respondí "¡siiii...!" y me retiré a mi cuarto para dejar a Fernanda descansar.

A la mañana siguiente vino un amigo a verme, no me lo esperaba, bueno, si me lo esperaba, pero o tan temprano

- Hola Cris ¿Qué tal?

- Ah... eres tu, Giovanni

- Pero que fría bienvenida - dijo y dejo una bolsa con algo dentro, sobre mis piernas- vengo hasta aquí a visitarte ¿sabes?

- Sé cuál es tu propósito realmente -dije en tono serio y enojado

- Bien, si ya lo sabes... dijo y se echó al piso a ver las revistas que guardé bajo mi cama- ¡Genial! ¡La colección de Cris! ¿Cuántas revistas hay aquí?

- Es la colección del viejo, ya sabes... eso no es mio

- Pero tú eres el beneficiario -dijo mientras ojeaba una de las revistas ¡oh genial! Cris, ¿no quieres ver esto?

- Claro ¿Qué cosa? -dije bajándome de la cama y asomándome a ver la revista

- ¡Woow! Dijimos los dos en coro

- ¿Qué es lo que están haciendo? -dice una tierna voz

- ¡¡Huh!! -reaccioné asustado porque sabía que era Fernanda, me di vuelta y la vi de pie detrás de mi

- Oye Cris -dice Giovanni levantando la revista que estábamos viendo- puedo pedirte prestadas algunas de... estas... revistas? ¿Eh? -empezó a pausar su petición cuando mi amigo vio a la Feña ahí de pie

- ¿Heeh...? -reaccionó curiosa, se acercó y se agachó frente a nosotros viendo todas las que tenía- ...tienes un gran número de estas, Cris ...No sabía que fueras de ese tipo de personas, Cristian - dicho eso, se paró y se retiró sin decir mas.

- ¿Quién era ella? -preguntó Giovanni- ¿Tu novia?

- ...

- No tienes Oportunidad, ríndete -dijo como consolándome.

- ¡¡AH...!! -grité desahogando toda esa rabia e impotencia

Después de que Giovanni se retiró, fui de inmediato al cuarto de Fernanda a verla, golpee la puerta "¿Quién es?" preguntó ella desde dentro "soy yo... eh Feña ¿puedo pasar? Si tan solo me escuchar... ¡ay!" apenas abrí la puerta mientras decía eso recibí un libro antes de terminar lo que estaba diciendo y caí de cara al suelo y la nariz me fue afectada, cuando levanté la cara del suelo me llevé las manos a la nariz por el dolor y sentí como liquido fluyendo, miré mi mano y era sangre "¿Sangre? Mira, tengo mucha sangre" le dije enseñándole mi mano roja y la nariz totalmente roja "¡no vengas!" dijo y me golpeó la frente de tal modo que me hizo rodar hasta fuera de su cuarto, ya afuera me dice "¡idiota!" y cerró la puerta con firmeza, caí hasta el fondo, pero no me rendiré, necesito hablar con ella y aclarar todo este mal entendido.

Al día siguiente, como sabía que iría para allá, la esperé en la azotea del Hospital, hacía un frio enorme, pero valía la pena, esperé como por una hora, hasta que escuché pasos en la escalera, si, era ella que venía "¡aquí viene!" dije en mi, apenas ella abrió la puerta, aparecí y me arrodillé ante ella pidiéndole perdón de todas las maneras que existen, pero cuando levante la mirada para verla, ya no estaba, si, se devolvió y para sorpresa me dejó encerrado aquí arriba, le puso pestillo a la puerta y no pude volver a entrar, intenté varias veces abrir la puerta pero no logré abrirla "¡No puede seeer! Grité y además estaba empezando a nevar. Después de unas horas llego el guardia nocturno del hospital, ahí congelado me levanté "ayúdeme" le dije y me desmaye.

Desperté en mi cama y con María junto a mi, sosteniendo un termómetro, me puso el termómetro en la boca y luego de 5 minutos me lo retiró, 38,5° de temperatura

- Al parecer solo es un resfriado -dijo María viendo el termómetro- pero llamaré al doctor para estar seguros, si tu hepatitis ha empeorado, podría ser malo

- Si

- ¿Por qué estabas allí?

- Cerraron la puerta desde dentro

- ¿Quién fue?

- Fue Fernanda, ella me pilló...

- ¿haciendo qué?

- Mm... -reaccioné y señalé a la colección de revistas.

- Ja! -reaccionó ella y trató de aguantar la risa cubriéndose la boca con el tabloide- ¿te atraparon? Jajaja -dijo y se echó a reír como loca

- No tienes por qué reírte tanto, estuve a punto de morir -dije y ella no paraba de reír

- Jaja... ¿morir? Jaja... ¿y por qué no lo hiciste? Jaja... -dijo entre risas- supongo que esto es más serio de lo que pensaba

- ¿serio? -dijo un doctor apareciendo velozmente por la puerta- escuché que sería solo un resfriado

- Doctor Díaz, que sorpresa ¿acaba de regresar?

- Si -dijo y tomó mi mano para revisarme el pulso- ...regresé al deber lo más pronto posible cuando terminaron las vacaciones -dijo eso me abrió la boca y me vio dentro-¿te duele la garganta?

- Bastante

- ¿Qué estabas haciendo allí afuera con este frío? ¿estabas mirando las estrellas o qué?

- Algo así se podría decir.

- ¡Es un idiota! -agregó María, quedaron en que era un resfriado común y se fueron ambos

- ...

- ¡Adiós... imbécil! -dijo María desde la puerta, antes de irse, luego se marchó y la cerró.

Fernanda, solo podía pensar en ella, aun en esta situación, al final el sueño me ganó y me dormí pensando en ella.

Cueste lo que cuesteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora