Cap. 11 - ¡¡Fernanda!!

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"siéntate ahí imbécil" maría me estaba sermoneando, me hizo sentar en el piso frente a la recepción "¡y es mejor que te sientes bien! Hiciste una bien grande esta vez, desde que se fueron hubo una gran conmoción en el hospital, eso sin contar la posibilidad de que fuera una fuga, solo porque fui amable contigo no significa que lo dieras por echo en su totalidad..." luego de eso no escuché mas, me perdí con la palabra "fuga" me quedé pensando cómo sería estar en fuga con Fernanda, pensé varias situaciones, en todas éramos felices

- Sabandija –dijo alguien, era Fernanda quien interrumpía mi ilusión

- ¿Huh? –reaccioné y la mire a los ojos

- ¿Por qué te estás riendo cuando estás castigado? –dijo como en tono de mando

- ¿Por qué? –pregunté extrañado y ella se comenzó a reír- ¿Por qué te estás riendo cuando estás ahí parada? Estas en la misma cantidad de problemas que yo, vamos... siéntate junto a mi

- Bien –dijo y se sentó en la misma posición junto a mi, con sus manos juntas y sus ojos cerrados

- ... -me sorprendí mucho al ver que me hizo caso y su linda figura no podía dejar de verla- Oye...

- ¿Qué? Me dijiste que me sentara aquí –dijo mirándome a los ojos

- Bueno, si pero... ¡Oh! Tengo una idea, espera

Ella solo asintió y me paré a buscar a alguien que me ayudara, quería grabar este omento con ella, tomé mi cámara que me quitó María, la cual la había dejado en un cajón del mesón de la recepción, en fin no había nadie cerca hasta que apareció un viejo paciente, le pedí su ayuda para tomarnos una foto, el viejo sin más preámbulo aceptó al ver la antigua y bien cuidada cámara que le traía muchos recuerdos. Volviendo con el viejo a donde estaba Fernanda, ella estaba confundida de lo que yo quería hacer hasta que se dio cuenta viendo al viejo frente a ella con la cámara en sus manos, rápidamente volví a mi posición junto a Fernanda "sonrían" dijo el viejo y tomó la foto, creo que algo alcanzamos a sonreír, pero no me importaba, era un recuerdo con ella que no quería olvidar jamás y que mejor que dejarlo grabado en una foto.

Cuando nos retiraron el castigo, por este día al menos, fuimos a la azotea y nos sentamos en una banca, en la cual nos sentábamos todas las veces que subíamos a la azotea juntos

- Cris, has leído el libro que te pasé ¿No?

- Si, lo leí

- ¡Bien! Bueno.... Entonces... -dijo y me golpeó suave la cabeza con un libro bastante más grueso- tu siguiente libro

- ¿Cuál es?

- Les Thibault, se llama y escrito por Du-Gard

- ¿Les Thibault? –dije tomando el libro y mirándolo por todos lados- aquí dice Volumen uno

- Si, en total son cinco volúmenes

- ¿Escritura a doble espacio y son cinco volúmenes? –dije mirando dentro del libro- ¿Estás hablando en serio?

- Puedes tomarte tu tiempo

- Tomarme mi tiempo ¿Eh? –dije en tono de cansado

- Pero aun no quiero que lo leas

- ¿Huh?

- No podrás leerlo hasta que yo te diga

- ¿este también era de tu papá?

Cueste lo que cuesteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora