Cap. 13 - Cirugía

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Al día siguiente, María me llevó al cuarto de Fernanda y otra vez hicimos el mismo ejercicio detener el tiempo, para pasar un momento con mi Feña, aunque me costó que aceptara en ayudarme, María seguía molesta conmigo, pero lo hizo solo por ella, para que no estuviese triste en los instantes antes de la cirugía

- Te traje algo –le dije a Fernanda estado junto a su cama- te lo mandó Bárbara

- ¿Eh? ¿de verdad?

- Claro que si –dije y saqué el uniforme sin mangas de la bolsa y se lo enseñé- aun no te has probado el uniforme de verano

- Jeje no –dijo y soltó una tierna risa

- ¿Por qué no te lo pruebas cuando te recuperes? –le dije sonriente

- Pervertido –dijo dulcemente

- ¡¿Que?!

- Tienes la cara de como si lo fueras

- Mientes, mi cara no es la de una persona así

- ¿Mmh? –reaccionó en un tono dudoso- Cris... ¿aún no se han revelado las fotos?

- Eh... bueno... las pensaba ir a revelar entre hoy y mañana... te las mostraré cuando estén listas

- Puedes hacer eso después

- ¿Huh?

- Las veré después de mi cirugía –dijo eso y luego me miro a los ojos con una tierna sonrisa

- Está bien –dije y de afuera se escuchó una tos

- Te veo luego –dije acercando mi mano hacia su cara

- Si –dijo, tomó mi mano y delicadamente la soltó

Me estaba retirando, ya había llegado a la puerta cuando ella me habló nuevamente "Cris" me di media vuelta hacia ella "¿Qué sucede?" le pregunté, ella un poco tímida se cubrió la boca con las tapas de su cama "puedes empezar a leer el libro ahora" dijo con su boca tapada "tomate tu tiempo en leerlo" agregó, me sorprendió que me lo dijera, eso no me lo esperaba, y bueno solo asentí con una gran sonrisa en el rostro.

Al día siguiente era mi control de Hepatitis, temprano en la mañana, María ya me tenía con suero, bueno... lo de siempre "ya casi es la hora" dijo ella cuando el suero le quedaba medio envase

- Lo sé –respondí mirando al techo, y luego la miré a ella- ¿Qué está haciendo Fernanda ahora?

- Mm... según la hora, ya debe haber entrado a la sala de operaciones

De saber que ya había entrado a esa sala, no crucé más palabras con María al respecto, cuando se acabó el suero, me revisó y se retiró, me quedé sobre mi cama observando el techo por unos momentos hasta que me levanté, no podía seguir acostado, así que me levanté y recorrí el hospital, hasta que llegué a la sala donde estaba Fernanda, junto a esas puerta en una silla había una señora de unos cuarenta años aproximadamente, con el pelo corto y esponjado, por deducción obvia ella debía ser la madre de Fernanda, ella me miró y quitó la mirada de mi con el gesto de ningunearme, yo no supe cómo reaccionar, era una situación delicada, solo bajé la mirada y junto a una muralla, donde esa señora no me viera, me apoyé y me senté en el piso , con el libro de Fernanda en mis manos. Estuve ahí en el vacío por varias horas, ya tenía frío y no había ni siquiera ojeado el libro, me puse de pie y me asome para ver si seguían con la operación, pero la sala aún tenía la luz roja encendida, y la señora aun seguía ahí sentada en la misma posición en la que la encontré

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