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Día nuevo. Hoy nos iban a presentar al nuevo subdirector. Espero que este no acabe como el anterior.

Llego tarde a clase, como siempre, por haberme quedado dormida. Veo a Raven por el pasillo, algo preocupada.

—¡Tia! —me gritó.

—¡Sobrina! —bromeé.

—¿Dónde estabas? —levantó las manos exagerando la situación.

—En la cama, como siempre —fruncí el ceño.

—Pensaba que ibas a llegar puntual.

—Pensaste mal —dije.

—Me acabo de dar cuenta, vamos a la asamblea.

Fuimos a el gran salón donde se reunía todo el mundo para hacer presentaciones, etc. Nada más entrar, escuchamos una voz dominar la sala.

—Atención, por favor —habló un chico medianamente joven. Supuse que era el nuevo subdirector—, voy a presentarme —aclaró su garganta— Me llamo James, y y voy a ser vuestro nuevo subdirector, así que podréis preguntarme cualquier duda en mi despacho.

¿Ya está? ¿Nada más? Vaya mieeeeeeeerda de presentación. Si lo llego a saber no vengo.
Puede que sea mi impresión, pero acaba de llegar y ya se cree el rey de la Universidad.

Salgo de allí con apuro para hablar con Alain. Por mucho que me costara y mi orgullo se interpusiera delante mía, tenía que hablar las cosas con él como personas normales y no como niñatos.

Lo veo cuando llego a los pasillos y voy detrás.

—¡Alain! —grité. Él tan solo siguió su camino.

Volví a gritar su nombre, pero cuando me percaté de que me estaba ignorando, decidí rendirme. Desde luego no iba a arrastrarme por nadie.

Miro la hora, 11:30. Esa maldita reunión había durado todo el día, o eso es lo que yo pienso, teniendo en cuenta que me he saltado dos horas de clase.

Voy a la cafetería después de dejar mis cosas en la taquilla y al llegar cojo un café. Me doy cuenta de que se me ha olvidado el azúcar así que me levanto a por un poco.
Como soy una torpe, me paso como diez minutos buscando el dichoso azúcar. Tengo claro que ser nueva no es lo mío.

Vuelvo a mi sitio tranquilamente y mezclo el azúcar en el café. Me lo bebo de un trago ya que lo necesitaba más que nunca. Empiezo a notar una extraña sensación de mareo. Pongo mi mano en mi mano en mi frente y oigo una voz a mi lado.

—Hey, ¿estás bien? —pregunta Luke, sentándose.

—Me siento un poco mareada —confieso.

—Vamos a la enfermería —deja la bandeja en la mesa y me ayuda a levantarme. Agarra mi brazo, sujetándome, cuando oigo unos pasos rápidos viniendo hacia nosotros.

—¡Luke! —gritó Jc— ¡Ni se te ocurra llevarla a la enfermería!

—Se encuentra mal —bufa Luke.

—Taylor le ha echado algo en el café —dijo, mirándome a los ojos— droga —aclaró—, si la llevas a la enfermería podrían expulsarla del centro.

—¿Cómo van a expulsarla si ha sido Taylor? —pregunta Luke.

—No eres más tonto porque no es más largo el día, amigo —bufó Jc— mi coche está fuera, vamos —dijo, saliendo por la puerta.

—¿A donde vamos? —pregunté.

—Al hospital, subiros al coche, maldita sea —maldijo Jc, subiéndose en el asiento del conductor.

Luke me ayudó a entrar en el coche, realmente me sentaba mal. Nunca había vivido esta sensación y no me gustaba absolutamente nada.

Jc arrancó el coche rápidamente, poniendo camino al hospital.

Tras más o menos quince minutos de trayecto, llegamos y Luke volvió a ayudarme para salir del coche.

—Agárrala bien —replicó Jc.

—Ya lo hago —dijo Luke.

—¡No lo haces! —gritó de vuelta Jc. Bufé y me fui por mí misma.

—Ya puedo yo, pesados —murmuré. Di dos pasos, pero noté que mis piernas fallaban— maldición...—susurré, y me caí al suelo al momento, provocando que se nublara mi vista, y lo último que escuché fue la voz de Jc gritar mi nombre.

Narra Jc

En cuento la vi así se me paró el corazón por unos segundos.

—¿Por qué la soltaste? —grité.

—¡Se soltó ella sola! —responde Luke.

—Eres un gilipollas —agarré a Kylie y la cogí en brazos para ir a recepción—¡Alguien que haga bien su trabajo!

Una enfermera se acercó a mí.

—Venga, traiga a su novia por aquí —señaló una sala.

En cuento escuché la palabra "novia", un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

Seguí a la enfermera dentro de la sala y la puse encima de la camilla.

—Solo puede entrar uno —dijo mirando a Luke.

—Luke, ve a llamar a su hermanastro —en vez de pedírselo, más bien se lo obligué. Él asintió y salió marcando el número de Tyler.

Tengo que admitir que por mucho que odie a Kylie, no me gustaba verla así, y menos por culpa de una persona como Taylor.

Cogí su mano y esperé un rato a que la enfermera me dijese algo.

—Debes salir de la sala, chico —me dijo tras media hora— vamos a hacerle unas pruebas.

Solté su mano asintiendo y salí de allí, encontrándome justo con Tyler.

—¡Tú! —me gritó.

Bufé, guardando mis manos en mis bolsillos.

—Qué.

—¿Qué le has hecho a mi hermanastra? —se acercó a mí y me empujó.

—Yo no le he hecho nada —lo empujé de vuelta.

—Sabía que no iba a estar bien estando cerca de un tío como tú —dijo, apretando los puños.

—¡Te estoy diciendo que yo no he sido! —grito, desesperado.

Tiene una hostia en la cara que no puede con ella. Me gustaría callarle esa bocaza a puñetazos, pero a pesar de mis ganas, estoy en un hospital, así que pueden echarme y no tengo precisamente muchas ganas de irme ahora mismo.

—¿Y quién ha sido? —preguntó confundido.

—Taylor —respondí.

—Vale, adiós —dijo, marchándose.

¿Este subnormal quiere a Kylie? Venga ya, hasta la quiero yo más.

Espera, ¿qué acabo de decir? Mierda, solo me refería a que se mamon de Tyler no se preocupa ni un poco por ella, sí, eso quería decir...

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