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Brandom en multimedia
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Narra Jc

Salgo del bar más enfadado que nunca y voy andando hacia casa. Cuando pienso que las cosas no pueden ir peor, me choco con alguien, y ese alguien era Brandom. Cada vez que lo veía, recordaba la mierda de vida que me había hecho pasar. Yo solo intentaba ganar dinero hace un año vendiendo drogas, pero la felicidad del momento se desvaneció cuando este gilipollas apareció en mi vida. A partir de ahí, todo se convirtió en una jodida competición.

Justo el día antes que pensaba que iba a recaudar el dinero suficiente para pagar la operación de mi padre, Brandom se metió de por medio, robándome así casi todo el negocio, por lo cual tuve que empezar a traficar con armas también.

Puede que yo sea un hijo de puta, y puede que el buen trato no sea lo mío, pero cuando se trata de gente que me importa, juro que no me cuesta ni dos segundos agarrar una de esas armas y volarle la cabeza a cualquier mamón. La sensibilidad abandonó mi cuerpo una vez mi pasado se interpuso entre mi presente, y no voy a dejar que eso pase de nuevo. Brandom ya había puesto suficientes problemas en mi vida. No es la primera vez que tengo peleas por su culpa.

Una de las cicatrices que tengo la ocasionó él. Está situada donde tengo mi tatuaje, en el cuello. Por parte me lo había hecho ahí por esa razón, pero no tolero más obstáculos, y menos ahora, cuando pienso que todo iba medianamente bien.

Aun así, como buen traficante de armas, siempre llevo una encima.

—Hombre, Jc, volvemos a encontrarnos —dijo sonriendo maliciosamente.

—No estoy de humor, Brandom —bufé metiendo las manos en mis bolsillos.

—Que pasa, ¿has encontrado a otra tía a la que patearle el culo y te ha rechazado? —alzó las cejas. No pude evitar pensar en Kylie.

—Maldición, te he dicho que no estoy de humor —agarro el cuello de su camiseta— sea lo que sea, y sea por quien sea, tú no eres quién para preocuparte, pedazo de mierda —lo solté con brusquedad y seguí mi camino.

Él rió en alto y dijo:

—La encontraré, Roden —habló serio.

En ese momento se me paró el corazón. Sabía que algo malo iba a pasar si dejaba que Brandom de acercara a Kylie. Joder, yo la odio, es jodidamente odiosa, pero...no puedo permitir que le hagan daño, hay algo en mi interior que me impide dañarla, incluso yo mismo.

Me giré para mirarle y ya se había ido. Maldije para mis adentros y fui a mi casa.

Al entrar, voy corriendo a mi habitación. La tensión corría por mi cuerpo de una forma brutal. Abrí el mueble de encima del escritorio y cogí el bote de pastillas. El efecto de la droga no era bueno, pero en mi causaba una sensación de relajación inmensa, por lo cual me quedo dormido.

******

Me despierto tras oír el sonido de la alarma a mi lado. Voy al baño y me miro al espejo, tenía los ojos rojos, probablemente por la droga.

Hoy tenía el partido de fútbol y Kylie iba a estar ahí mirando, así que tenía que hacer bien. Sí o sí.

Me visto con el informe del equipo que me habían dado cuando había pasado las pruebas, y salgo de casa algo contento de más. La Metanfetamina me hacía parecer un borracho. Solo la consumía en ocasiones necesarias de descanso.
Sabía que Brandom iba a hacer movimientos rápidos. Cuando se trata de arruinarme, la puntualidad acude a él como una bala.

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