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Me despierto con un dolor insoportable de cabeza. Revuelco mi cuerpo en la cama para ver si volvía a dormirme, pero nada, no hubo resultado. De un momento a otro, empecé a recordar todo lo que sucedió a noche, como me quemaba cada trago en mi garganta, lo bien que me vino el recuerdo de cuando vomité en los zapatos de Jc y como me empezó a llamar de todo. No sé como pude pensar en perdonar a ese gilipollas.

En cuanto me tranquilicé, salí de la cama para ir a la ducha, haciendo que me marease un poco, pero cogí mi móvil y fui al baño. Puse Ruin, de Shawn Mendes, y empecé a sacar mi ropa poco a poco, cuando me encuentro con un moretón en mi brazo.

Lo dejé pasar ya que al ser tan torpe fijo que me había caído. Entré en la ducha cuando ya estaba completamente desnuda y noté como mi cuerpo se iba relajando a medida que el agua iba cayendo.

Estuve media hora aproximadamente bajo el agua, hasta que decidí salir. Como era domingo y no tenía nada que hacer, le mandé un mensaje a Raven, preguntándole si podíamos quedar.

Comencé a vestirme bastante informal ya que iba a quedar con ella. Me acosté en la cama cuando terminé, esperando su respuesta.

Pasada media hora, no había respuesta alguna. Volví a insistirle, pero nada.

Fui a la cocina a hacerme algo de comer, dejando de lado el tema de Raven, cuando veo una nota.

"Kylie, Tyler y yo hemos salido a comprar el uniforme del equipo. No comeremos en casa.
Con cariño, papá"

Tiré la nota a la papelera y decidí ir a por una pizza. Cogí mis llaves, mi móvil y la cartera, y salí de casa, porque la pizzería estaba a dos pasos.

Sumida en mis pensamientos, me choco con una robusta figura y casi me caigo, pero este me agarra del brazo atrayéndome hacia si mismo.

—Pero mira por donde andas —grité, apartándole su brazo de mi cintura con descaro.

—Aún encima que te ayudo —dijo, de una forma que no me gustó ni un pelo.

—No me hace falta tu ayuda —le miré frunciendo el ceño.

—Yo creo que te hace falta más de lo que tú crees —me guiñó un ojo. Lo miré con cara de asco.

—Primero debería saber quién eres para poder aceptar tu ayuda.

La verdad es que era bastante guapo. Tenía ojos marrones, el pelo en un tono pelirrojo cobrizo. Resaltaban los tatuajes de su cuello, pero no podía diferenciar la forma de estos.

—Vaya, eres atrevida, eso me gusta —dijo, arqueando una ceja.

Por guapo que fuese me dio repugnancia.

—Y a mí me gustaría que dejaras de poner esa cara, que por cierto, si tú piensas que funciona para mojarle las bragas a las tías, creo que hasta en Google hay consejos mejores —dije, en un tono de superioridad.

Me miró un poco sorprendido, pero rápidamente volvió a esa faceta de estupido chico malo.

Anduvo un metro de distancia y cuando pensaba que se iba a ir, se volteó y me dijo:

—Nos volveremos a ver, pequeña —sonrió de lado, cosa que provocó que un escalofrío recorriese todo mi cuerpo.

Después de que este tipo saliera de mi vista, seguí camino a la pizzería. Se me había olvidado la mierda de negocio que tienen al tardar treinta minutos en dármela.

Llegué a mi casa y comí rápido, para después echarme una siesta.

**************

Hoy es Lunes, y como no, para empezar, tengo clase de Historia con la amargada de la profesora.

Llegué, como siempre tarde, entré y estaba el director. Me puse algo nerviosa y me senté.

—Señorita Granger —dijo el director. Levanté mi mirada y sus ojos estaban fijos en mi.

—Si, señor March.

—¿Puede venir conmigo?

—Claro —dijo nerviosa. Me levanté y anduve detrás de él un poco tensa.

Al llegar a su despacho entré yo primero, ya que dijo que pasara antes. Nada más entrar, me quedé paralizada al ver al subdirector James junto con Jc, ambos con sus ojos clavados en mí. Se les notaba disgustados. Bueno, solo a James.

—Vamos, siéntese —dijo James.

Me senté al lado de Jc, el cuál no quitó ni un momento sus ojos de mi.

—¿Puedo preguntarles algo? —dije seria.

—Por supuesto —respondió James.

—¿Por qué coñ...por qué estoy aquí? —los miré a los dos.

—El señorito Jc ha ido al partido del instituto consumiendo droga, como ya sabe, y según varios alumnos, usted ha sido la que se la ha dado, por lo tanto tendremos que castigarlos.

—¿Qué clase de castigo? —pregunté.

¿A caso Jc no pensaba decir nada? Él sabía perfectamente que yo no haría algo así.

—Verán, el otro día comenzamos la obra de teatro, Romeo y Julieta...—empezó a decir.

—No... —negué sabiendo lo que iba a decir.

—Ustedes tendrán que hacer de protagonistas, y ahí está el castigo, tendrán poco tiempo para practicar, la obra se representará en unos días.

Jc bufó tapándose la cara.

—¿Y tú qué? —le grité a Jc— ¿No piensas decir nada? —lo miré mal— Sabes de sobra que yo no he sido; sabes que yo nunca haría algo así, ¿y te quedas callado? —fruncí el ceño— me parece impresionante —me levanté enfadada y abrí la puerta— pensaba que en el fondo tenías algo de corazón, pero veo que me equivocaba —cerré la puerta tras mis últimas palabras y me dirigí a casa. No pensaba pasar un minuto más cerca de él ni en esa Universidad por el día de hoy.

Escuché mi nombre al final del pasillo. Sabía perfectamente que era Jc el que me estaba llamando, pero yo tengo algo llamado orgullo, y razón.

Llegué a casa y dejé todo en el sillón con malas ganas. Llamé a Raven cuando vi la hora que era. Ya debería haber salido de la universidad.

—¡Raven! —suspiré— no me contestabas a los mensajes.

—¿Qué es tan importante para que me mandes mil mensajes? —dijo ella al otro lado del teléfono.

—Pues que me has ignorado, por ejemplo, ¿que hice para que me hables así? –pregunté.

—La verdadera pregunta es qué no has hecho —bufó.

—¿Perdona? —musité.

—Luke y tú —aclaró.

—¿En serio es por eso? Estaba borracha — no me lo podía creer.

—¿Y que? Sabes que me gusta.

—¡Y a mí qué que te guste! —levanté el tono de voz— tienes que empezar a ser consciente de que Luke no es tuyo, tuyo, tuyo, él puede relacionarse con más gente, así que no solo sería "culpa" mía, me parece impresionante el comportamiento de niños pequeños que estáis teniendo todos últimamente, compórtate como una persona de tu edad y deja de pensar que eres el centro del mundo —colgué.

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