1. Un buen día

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Llegó el verano en Japón, una alegría para los jóvenes y niños que acaban sus años escolares y para los adultos que recibirán sus merecidas vacaciones. Era 22 de julio de 2009, ese año fue un periodo de grandes cambios tanto en el exterior como el interior de uno mismo. El calor era muy elevado y en pocas palabras resultaba muy molesto para la mayoría de las personas, incluso para aquellas que suelen tener un cuerpo frio... Los edificios parecían distorsionarse pero solo eran engaños de la vista. En la autopista principal con dirección al distrito de Odaiba había un gran cúmulo de vehículos, al parecer se había formado un duradero tráfico debido a un típico accidente en moto; un coche de color negro ha estado posicionado en el mismo sitio durante una larga hora, dentro y sentado en el volante había un hombre de unos 45 años, compuesto por una contextura ancha, pelo corto castaño con algunas canas traicionares implantadas, su rostro estaba formado por unos ojos que no se podían mantener abiertos, unas cuantas arrugas medianamente notorias, una barba y un bigote que parecían tener semanas; detrás había un joven de 18 años y pelos dorados, apoyaba su codo contra la puerta mientras miraba el claro cielo azul libre de nubes, el chico poseía unos radiantes ojos azules que ni la tristeza podía borrar esa luminosidad, al contrario del hombre que estaba al volante este se encontraba bien afeitado resaltando aún más su clara piel.

-No te preocupes hijo, no creo que tarden tanto- Dijo el hombre al volante que resultó ser el padre del joven

-Llevamos más de una hora sin poder movernos ni siquiera diez centímetros...- Al hijo se le había adormecido un poco las piernas por estar mucho rato sentado, así que empezó a dar pequeñas patadas- Estoy por bajarme e irme caminado hasta tu edificio, este calor me está matando, literalmente 

-No has vuelto a Odaiba desde que tenías 11 años, no creo que te acuerdes por donde es el camino- El señor comenzó a toquetear la radio y puso una emisora que emitía canciones inglesas antiguas, en ese momento sonaba Someday de Concrete Blonde- Adoro este tipo de música, me recuerda a mi juventud ¡Ja! Una de las mejores épocas

-Admitiría que me gustan esas canciones pero como a ti te encantan me hace sentirme viejo- Soltó una pequeña risa, su padre también mientras seguía dando golpecitos al volante al ritmo de la música- ¿Por qué mi hermano tuvo que irse a vivir a otro sitio?

Días antes el chico había recibido la noticia que su hermano mayor, Matt, se iba a mudar a una residencia de edificios con unos cuantos amigos, habían alquilado un piso entre ellos para ahorrarse gastos; esperarían hasta que terminasen sus estudios universitarios para irse cada uno por su propio camino "Seguramente querrá probar su independencia de alguna manera, típico de él" Pensó el joven hermano menor.

-Según él ya está muy mayor para vivir con su viejo- Dijo el padre, miró por el espejo retrovisor delantero el rostro incómodo de su hijo y prosiguió a calmarlo- No se ha ido por ti para que tengas más espacio, solo... Ya no quiere vivir conmigo, nada más

Pasaron los minutos, canciones tras canciones iban proclamándose dentro del vehículo, algunas buenas y malas, y otras rotundamente insoportables. El hombre se quejaba que el aire acondicionado solo le había durado dos días desde la vez que se compró el coche, y eso desde hace varios años. Media hora más tarde todos los coches de la autopista empezaron a movilizarse, el joven soltó un grito de alegría que asustó al padre. Aceleró y se dispuso a conducir hasta su destino... El cielo ya se estaba tiñendo rojizo dando paso a una agradable tarde de verano.

Al cabo de un rato salieron de la conjeturada autopista y pasaron a las calles del distrito, entraron por la zona oeste de la ciudad, unos 2 kilómetros alejado de la residencia del padre; conducir se hizo fluido ya que no había mucho vehículo que estorbase el camino... El joven veía a través del cristal a la gente haciendo su vida diaria, algunas personas mayores iban con el carrito de la compra a los establecimientos de comida, algunos señores parecían volver a casa después de sus jornadas laborables, pero había pocos chicos en todo lo que había visto en el trascurso, lo poco que veía de jóvenes era algunos que jugaban con sus consolas portátiles o teléfonos móviles "Que animado todo..." Se dijo a sí mismo. Llegaron a una calle amplia y se estacionaron en frente de un local de comida rápida.

¡Un pedido! ¡Una foto! - DigimonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora