Capítulo Siete

364 52 1
                                    

 El día antes de volver a casa, Taemin despertó tarde y encontró la cama vacía.

Pero enseguida vio que las puertas de la terraza estaban abiertas y oyó el familiar sonido de sus brazadas en la piscina.

Evidentemente, había decidido levantarse temprano para hacer ejercicio. Aunque quizá no era tan temprano, pensó, mirando su reloj...
Una hora perfecta para llamar a Londres, se dijo, sacando el móvil del bolso. Taemin habló un momento con Jonghyun y luego le pidió que llamara a su hijo.

Estaba deseando verlo.

-¿Vas a volver a casa pronto, appa? -de repente parecía más pequeño-. Te echo de menos.

-Llegaré mañana. Y yo también te echo de menos, mi amor.


Entonces oyó un ruido a su espalda y, cuando se volvió, vio a Minho en la puerta, con una toalla envuelta en la cintura. Parecía furioso.

-Tengo que colgar. Nos vemos mañana -se despidió Taemin.

Minho dio un paso hacia el.

-Veo que tu amigo te echa de menos. Pues la próxima vez dile a ese amigo que está cazando en mi territorio.

El no entendía por qué estaba tan enfadado.

-Tengo que volver a Londres. Nuestras dos semanas terminan mañana, ¿no te acuerdas? -Minho lo miró como si no entendiera-. Eran dos semanas, Minho -repitió Taemin.

Parecía celoso... pero no podía ser. ¿Cómo iba a estar celoso?

-Yo no dije que fueran dos semanas, eso lo dijiste tú.

-Pero...

-Estás deseando volver, ¿no?

-¿Por qué te portas así? No te entiendo. Tú y yo no tenemos una relación.

-Sí tenemos una relación. ¿Qué crees que han sido estas dos semanas?

-Sexo -
contestó el.

-No ha sido sólo eso. Anoche hablamos...

-Yo hablé. Tú me interrogaste.

-Te hablé de mi pasado.

-No, me contaste algo sobre tu pasado y luego te negaste a seguir hablando. Un prisionero bajo tortura revelaría más que tú.

-No estoy acostumbrado a hablar de mí mismo -
contestó él-. Pero si eso es lo que quieres, cenaremos en la terraza esta noche y hablaremos un poco más.

Taemin lo miró, perplejo.

-Tengo que volver a casa, Minho.

-¿Por qué?

-Porque tengo un hijo de seis años. Un niño al que echo de menos con todo mi corazón. No hemos hablado de eso durante estas dos semanas, pero que no lo hayamos hecho no cambia la realidad. Mi vida está en Londres, con mi hijo. Y vuelvo mañana.

Minho apretó los dientes.

-Tienes un amante en Londres.

-¿Por qué te portas como si estuvieras celoso? Los dos sabíamos que serían sólo dos semanas.

-No estoy celoso -
replicó él-. Pero no me gusta compartir. Ya te lo he dicho.

Taemin cerró los ojos, pensando que aunque leyera todos los libros que se publicaran, nunca entendería a Minho.

-Mi vuelo sale mañana por la tarde.

-Cancélalo o lo cancelaré yo por ti.


Había vuelto a hacerlo. Se había entregado a él en cuerpo y alma. Y ahora tendría que encontrar la forma de recuperarse.

Había clínicas para curar la adicción a las drogas o al alcohol. Pero lo que el necesitaba era una clínica que lo curase de su adicción a Choi Minho. De no ser así, pasaría el resto de su vida deseando a un hombre al que no podía tener.

¿Celoso?

Minho cruzaba la piscina de un lado a otro intentando librarse de aquellos incómodos pensamientos. Qué tontería. Él no estaba celoso.

Pero si era sincero consigo mismo, debía reconocer que no sabía qué le pasaba. Nunca había deseado conservar a un hombre a su lado como deseaba conservar a Taemin.

Aunque no era una sorpresa, claro. El era increíble en la cama. ¿Qué hombre normal no querría retenerlo a su lado? No tenía nada que ver con los celos y sí con el sentido común.

De modo que tendría que convencerlo para que se quedase más tiempo, así de sencillo.

Que el quisiera volver a Londres al día siguiente no le preocupaba en absoluto. Sencillamente, lo convencería para que se quedase. No podía ser tan difícil para un hombre que negociaba con millones de dólares antes del desayuno. Trataba con duros hombres de negocios todos los días y un hombre como Taemin sería pan comido... aunque tuviera el pelo rojo, mucho carácter y lo que podría llamarse un «desorden conversacional».

Les quedaba más de una noche.

Y empezaría por demostrarle que podía hablar como cualquier hombre cuando era necesario. Y luego lo llevaría a la cama.

Cuando salió de la piscina, estaba convencido de que sería Taemin quien llamase para cancelar el vuelo.

A la mañana siguiente, Taemin comprobó que llevaba el billete y el pasaporte en el bolso. Había una maleta sobre la cama. La había encontrado en el armario y como, evidentemente, era para el, igual que la ropa. Se llevo lo que más le gustara, seguramente ninguno de los novios de MinHo usaría ropa más de una vez, pensó burlón.

La noche anterior habían cenado en la terraza y Minho había hecho un esfuerzo que casi podría considerarse heroico para hablar de sí mismo. De hecho, no había dejado de hablar y si no lo hubiera emocionado casi se habría reído. Para él era horriblemente difícil discutir algo remotamente personal, pero al menos lo había intentado, compartiendo con el, cosas de su infancia y datos de su empresa.
La cuestión era por qué estaba intentándolo. Pero Taemin sabía la respuesta. Quería que se quedase porque deseaba seguir acostándose con el y pensaba que la forma de convencerlo era abriéndose un poco.

Pero, por supuesto, el no había cambiado de opinión. Necesitaba volver a Londres para ver la carita de su hijo.

En ese momento Minho salió de la ducha, recién afeitado y con el pelo mojado. Aunque apenas habían dormido, parecía completamente descansado... y más atractivo que ningún otro hombre.

Taemin lo miró, sabiendo que sería la última vez.

-¿Por qué estás haciendo la maleta?

-Porque vuelvo a casa. Supongo que tu piloto me llevará al aeropuerto.

-Supones mal -
contestó él-. No te vas a casa. Pensé que habíamos llegado a un acuerdo.

-¿Qué acuerdo?

-¿No hemos estado toda la noche haciendo el amor?

-Sí, pero...

-¿Y no ha sido la experiencia más alucinante de tu vida?

-Sí, claro que sí. Pero tengo que irme.

-¿Por qué?

-Porque tengo una casa en Londres. Y un hijo.

-Tu casa está aquí, conmigo.

Taemin lo miró, asombrado.

-¿Quieres que viva contigo?

-Por supuesto. El sexo entre nosotros es increíble. Tendría que estar loco para dejarte ir. Así que te quedas. Como mi amante. Hasta que decidamos que nos hemos cansado el uno del otro.

La esperanza de Taemin se desintegró, destrozado por su total falta de sensibilidad.

-¿Tu amante? -repitió-. ¿Estamos en la Edad Media?

-Amante, novio... Elige el nombre que quieras.

-¿Qué tal puta? -
replicó el-. Porque eso es lo que sería si me quedase con un hombre como tú.


¿Cómo podía haber pensado que a Minho le importaba? ¿Cómo podía seguir siendo tan ingenuo?Choi Minho no era capaz de sentir nada por nadie.
-Me parece que no me entiendes. Estoy diciendo que vengas a vivir conmigo de forma permanente... o hasta que nos cansemos el uno del otro.

-Te había entendido perfectamente. Sexo hasta que te aburras -
suspiró Taemin -Muy conveniente para ti, precario para mí. Así que no, gracias.

-¿No, gracias? ¿Te das cuenta de que yo no le he hecho esa oferta a ningún otro amante en toda mi vida? Tendré que ir a la oficina, por supuesto, pero te aseguro que pasaremos mucho tiempo juntos. A partir de ahora, tendré motivos para dejar de trabajar antes de la hora normal.


El lo miró, perplejo.

-No entiendes nada, ¿verdad? No es un ningún halago que un hombre te quiera sólo por el sexo.

-Si quieres fingir que el sexo no ha sido increíble, estás engañándote otra vez. Pensé que habíamos pasado esa página.

-No hay nada malo en el sexo, pero hay otras cosas igualmente importantes en la vida. Y de ésas tú no sabes nada.

-¿Qué otras cosas?

-Compartir tu vida con alguien, hacer las cosas juntos... pero tú de eso no tienes ni idea porque sigues viviendo en la Edad de Piedra. Para ti, el sitio de un novio está en la cama, preferiblemente desnudo. ¿Verdad, Minho?

-Por favor...

-¿Te das cuenta de que nunca hemos salido a ningún sitio? Nunca. ¿Para qué me has comprado toda esta ropa si no tenía que vestirme para ir a ninguna parte?

-Porque me gusta quitártela y porque no puedo verte desnudo sin desear hacerte el amor -
admitió él con su característica y cruda franqueza.

-¡Otra vez con el sexo! ¿Te das cuenta de que no hemos salido de la isla?

-No había razón para marcharse. Todo lo que necesitamos está aquí.

-Todo lo que tú necesitas está aquí. ¡Porque lo único que tú necesitas es una cama! O, en su defecto, un ascensor.

-Te estás poniendo nervioso...

-¡Claro que me estoy poniendo nervioso! Lo creas o no, me gusta sentir cosas. Sentir es lo que nos hace humanos. Deberías probarlo alguna vez, a lo mejor te gusta.

Minho apretó los dientes.

-No puedo hablar contigo cuando te pones así.

-No puedes hablar conmigo esté como esté, Minho. Intentas hacerlo, pero te cuesta tanto, te resulta tan difícil que es patético. Me tratas como si fuera un periodista, dándome datos... cosas que suenan bien. Pero sigo sin saber quién eres en realidad.

-¿Has estado en mi cama durante dos semanas y no sabes quién soy?


Taemin sacudió la cabeza, incrédulo.

No lo entendía y no lo entendería nunca. Y cuanto antes dejase de intentar hacerlo entender, mejor para los dos.

Eran tan diferentes que daba risa.


-Las dos semanas han terminado -le recordó, cerrando la maleta-. Tú no entiendes el significado de la palabra compromiso, pero yo sí. Esta tarde sale un vuelo para Londres y te agradecería que le pidieras a tu piloto que me lleve al aeropuerto. Me voy a casa con mi hijo... el hijo en el que tú sigues sin creer.

Minho lo miró, perplejo, su expresión la de un hombre intentando comprender lo incomprensible. Luego dijo algo en coreano y salió de la habitación sin mirar atrás. 

❤ Love, ♂ Sex, ☆ M...oney?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora