Último Capítulo

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El corazón de Taemin empezó a latir con fuerza.

—Pero yo estaba enamorado de ti.

—Lo sé.

—Me acusaste de estar actuando...

—Algunos hombres dirían cualquier cosa para no aceptar que están enganchados a una pareja —
Minho se pasó una mano por la cara, incómodo con la admisión—. Supongo que yo soy uno de ellos. No sabía cómo manejar la situación. Por primera vez en mi vida, me encontré... perdido, sin saber qué hacer.

—¿Estás diciendo que sentías lo mismo que yo?

—¿Por qué crees que me negué a hablar contigo? Siempre me he considerado un hombre disciplinado, pero cuando te conocí... En realidad, fue un alivio que te gastaras ese dinero porque así podía ponerte un cartelito. Así fue más fácil echarte de mi lado.

—No te entiendo. Si me querías, ¿por qué me alejaste de tu lado?

—Porque no quería estar enamorado. He vivido toda mi vida sin lazos sentimentales y me iba bien hasta que apareciste tú. Siempre elegía un cierto tipo de pareja... frío, fuerte, sofisticado, sólo interesado en mi dinero. Supongo que era una garantía. Sabía que no podría enamorarme de alguien así, pero contigo cometí un error. Un gran error.

—¿Qué hay de malo en estar enamorado si es algo mutuo? Yo te adoraba.


Minho se quedó callado un momento y luego se levantó para acercarse a la ventana, quedando de espaldas a Taemin, como si no pudiera mirarlo a la cara.

—Mi padre quiso tanto a mi madre que cuando murió su vida se destruyó por completo. Y yo tuve que ver a un hombre fuerte convertirse en un ser enfermizo, débil. Ya no quería vivir y perdió el interés por todo, incluso por mí. Yo tenía trece años entonces. Perdió su negocio, perdimos la casa... y al final murió.

Taemin no dijo nada. Hubiera querido consolarlo, abrazarlo, pero intuyó que era mejor esperar.

¿Cómo murió? —preguntó después.

—Creo que ya no le importaba vivir. Tiró la toalla, sencillamente.

—Y tú juraste que eso nunca te pasaría a ti.

—Así es —
Minho se volvió—. Nunca había sentido nada parecido por nadie hasta que apareciste tú. Y lo que sentía por ti era tan fuerte que me negué a reconocerlo.

—Ojalá me hubieses hablado entonces de tu infancia...

—No quería hablar, sólo quería salir corriendo. Había jurado que eso no me pasaría nunca, que nunca sería tan vulnerable como mi padre. Lo perdimos todo de un día para otro y BoA me acogió en su casa. Fue como una madre para mí.

—Sigo pensando que deberías habérmelo contado.

—No te conté nada, yeobo. Así creía estar a salvo.

—Entonces, cuando fui a tu oficina hace seis semanas...

—No pude resistir la tentación de estar contigo una vez más
—le confesó Minho—. Me convencí a mí mismo de que dos semanas serían suficientes para cansarme de ti. Y luego me convencí de que necesitaba un poco más de tiempo para olvidarte del todo. No se me da bien estar contigo, yeobo.

Taemin lo miró, sorprendido.

—No sabía nada.

—Pero vine contigo a Inglaterra. Eso debió hacerte sospechar.


—Pensé que sólo era por el sexo...

—No, no era sólo eso. Nunca ha sido sólo eso. Y si no me crees puedes hablar con el consejo de administración, que está preguntándose ahora mismo cuándo voy a volver al trabajo. Llevo tanto tiempo fuera de la oficina que están muertos de miedo. Deben creer que he perdido la cabeza.


Taemin se mordió los labios.

—¿Y ahora, Minho? ¿Estás curado?

—¿De verdad tienes que preguntarme eso? Durante el último mes no he pensado más que en ti y en lo que tú esperabas de una relación. He hablado hasta que me dolía la garganta, te lo he contado todo. Durante un mes ni siquiera te he dado un beso en los labios. He hecho por ti lo que no he hecho por nadie. ¿Y aún tienes que preguntarme si te quiero?


De repente, Taemin sólo quería sonreír y sonreír.

—Pensé que sólo querías casarte conmigo por Yoogeun.

—Quiero casarme contigo porque te quiero y porque no puedo vivir sin ti
—le confesó Minho, abrazándolo—. Si fuera un hombre decente diría que te quiero demasiado como para casarme, a menos que tú también me quieras a mí... pero como tú misma has dicho muchas veces, soy despiadado. Así que voy a insistir hasta que me digas que sí.

—¿Otra vez intentando controlarlo todo?
—rió el—. Pues las esposas siguen en mi bolso. Quizá debería usarlas otra vez. No es bueno que siempre te salgas con la tuya.

—Si te consuela, he sufrido mucho por haberte tratado como lo hice. Me tortura pensar lo solo que debiste sentirte entonces... No sé cómo lograste salir adelante, Taemin.

—Bueno, tus tarjetas de crédito ayudaron un poco
—sonrió el.

Y guardaste los recibos de todo. ¿Sabes lo que sentí cuando me los enseñaste? Saber que lo habías guardado todo para darme una explicación...

—La verdad es que, en el fondo, me sentía culpable por gastarme tu dinero. Pero estaba tan dolido contigo y tan asustado...

—No sabes cómo lo siento
—dijo él, levantando su cara con un dedo—. Pero tienes que ayudarme, Taemin. No sabía que pedirle a un hombre que se case conmigo pudiera ser tan traumático. Es normal que haya intentado evitar los compromisos.

—No sabía que estuvieras pidiéndome nada.

—Estoy intentando hacerlo, babo. Pero ya sabes que no se me da bien pedir.


—Ni hablar, ni comprometerte...

—No me tortures más, por favor. ¿Aún tengo que pasar más pruebas antes de que me digas que sí para siempre?


Para siempre.

¿Por qué dos sencillas palabras sonaban tan bien?

Creo que has pasado la prueba —susurró Taemin, echándole los brazos al cuello—. Y la respuesta es sí.

¿Crees que podrías volver a quererme?

—Nunca he dejado de quererte, Minho. Nunca he encontrado a nadie como tú... de hecho, no he querido buscarlo siquiera.

—¿De verdad? ¿Sigues queriéndome?
—preguntó él, atónito.

Sí. Aunque me preocupa lo que esa confesión puede hacerle a tu inflado ego.

—Entonces, ¿si te pongo un anillo en el dedo podemos hacer el amor? Porque, francamente, lo de la abstinencia no se me da nada bien.

—A mí tampoco
—le confesó el—. Y no hay por qué esperar al anillo.

—Vas a ponerte el anillo
—dijo Minho, con su típico tono autoritario—. El anillo es un símbolo. Dice «no tocar, es mío» a cualquier hombre que pudiera estar interesado.

—¿Otra vez poniéndote posesivo?
—rió Taemin. Y luego se quedó helado cuando él sacó una cajita que contenía un anillo de diamantes—. ¡Es fabuloso!

—Vale una fortuna, aunque ya sé que a ti eso te da igual. Lo compré en París cuando decidí que no iba a aceptar un no por respuesta
—sonrió Minho, poniéndoselo en el dedo.

—¿Y si hubiera dicho que no?

—No entiendo la palabra «no», ya lo sabes. Tengo una educación muy limitada.

—En ese caso, será mejor que diga «sí». Pero tienes que prometer no ser tan autoritario o tendré que ponerte las esposas otra vez.


En los ojos de Minho Choi apareció un brillo que ella conocía bien.

En ese caso, yeobo, debo advertirte que pienso ponerme en plan autoritario ahora mismo.

Taemin se pasó la lengua por el labio inferior.

Entonces, quizá deberíamos terminar esta conversación en el dormitorio.-Riendo, Minho lo tomó en brazos.

—El concepto de conversación empieza a parecerme más interesante por segundos.

Y luego, sin decir nada más, entró en el dormitorio y cerró la puerta con el pie.



FIN




Bueno Hemos Llegado Al Final. Esto Me Entristece, Pero Bueno.

De Nuevo Quiero Aclarar Esta Adaptación No Es Mía, Yo Solo La Comparto, Para Quien Quiera Saber De Donde La Saca Al Final Les Dejo La Página.

Y Gracias Por Leer.

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La Página: www.shineemexico.com

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