Minho salió del apartamento preguntándose si había perdido la cabeza. Y sin fijarse en su coche, que lo esperaba en la puerta.
Acababa de aceptar no acostarse durante un mes con un hombre que, para él, era puro sexo. Un hombre que lo volvía loco.
¿Qué hombre normal habría aceptado esos términos?
Aunque le sorprendía hasta dónde había llegado para convencer a Taemin de que se casara con él.
Pero se casaría con él, naturalmente. Porque pensaba hacer lo que había dicho.
No podía ser tan difícil. ¿Charlar? Ningún problema. ¿Llevar al niño al fútbol? Estupendo. No acostarse con Taemin... eso no sería tan sencillo. Pero si permanecían vestidos todo el tiempo y se daba varias duchas frías al día, podría hacerlo.
De modo que había conseguido lo que quería.
Un mes, sólo un mes, se recordó a sí mismo mientras cruzaba la calle sin fijarse en los coches.
Y luego sería un padre para su hijo.
Porque para eso servía el matrimonio.
¿Qué otra razón podía haber para casarse?
Un mes después, Taemin sentado en el salón de su casa, se preguntaba qué estaba pasando en su vida.
Olía a flores por todas partes, las flores que Minho había enviado esa mañana, y llevaba puesto un collar precioso que le había regalado la noche anterior mientras cenaban en el patio.
Si había pensado que Choi Minho sería incapaz de portarse como una persona normal, estaba equivocado.
Taemin miró su cuaderno de dibujo. Quería dibujar un collar para su nueva colección de bisutería, pero por el momento no había hecho nada. Estaba distraído.
No podía dejar de pensar en Minho.
Era irónico, pensó, mirando por la ventana, que la primera vez que Minho y el estuvieron vestidos y sin tener cerca una cama hubiera sido en el zoo, con su hijo.
Y lo más ridículo era que parecían una familia de verdad.
Daba igual cuántas veces se recordase a sí mismo que él no lo quería y que aquel mes romántico no era más que una forma de manipularlo para conseguir lo que quería: a Yoogeun. La verdad era que se sentía enormemente feliz.
La ansiedad que sintió al recibir la amenazadora carta había desaparecido. En parte porque no había vuelto a saber nada de los chantajistas, en parte porque el equipo de seguridad de Minho era ahora parte de sus vidas.
Pero la auténtica razón de su felicidad era que le encantaba estar con Minho. Y aquel día lo echaba de menos.
Esa mañana había tenido que ir a París a una reunión de negocios y ya estaba mirando el reloj, esperando impaciente su regreso.
Pronto había descubierto que, además de ser maravilloso en la cama, Minho era buena compañía cuando quería serlo.
Desde que anunció su intención de casarse, se había concentrado en el y en Yoogeun. Y en nada más. Había llamado a sus abogados, cambiado su testamento, le había dado un montón de papeles para firmar... todo para que Yoogeun tuviera acceso a su herencia. Y había pasado horas y horas con el niño, esperando en la puerta del colegio, llevándolo al cine, a comer, de excursión...
Con típica impaciencia, Yoogeun siempre estaba haciéndole preguntas y Minho había empezado a relajarse y responder, abriéndose cada día un poco más. Y ese deseo de hablar de su vida privada se extendía a las noches, cuando el niño estaba en la cama. Estaban sufriendo una ola de calor en Londres y solían cenar en el patio, a solas.
Durante esas cenas, Minho le había contado que sus padres murieron cuando tenía trece años y que desde entonces vivió en casa de BoA, la que ahora era su ayudante personal.
Quizá sí era capaz de comprometerse, pensó Taemin, tomando el lápiz para dibujar el collar.
Después de todo, tenía un compromiso con BoA. Y parecía absolutamente comprometido con su hijo.
Tanto como hacer un esfuerzo para relacionarse con el.
Taemin era demasiado realista como para creer que podría amarlo algún día, pero...
Minho le había contado al niño quién era y Yoogeun mostró tal ilusión... ¿Cómo iba a privarle de un padre ahora que lo había encontrado? ¿Cómo iba a privarle de una familia normal? Sobre todo, cuando Minho parecía decidido a ser un padre modelo.
Además, se llevaban bien. Parecía un milagro, pero no habían discutido desde que llegaron al acuerdo de que pasara un mes en Londres comportándose como una persona normal.
Su relación no era perfecta, desde luego, pero ¿qué relación lo era? Mientras no revelase sus sentimientos por él, todo iría bien.
Taemin volvió a mirar el reloj. Tenía que ir a buscar a Yoogeun al colegio antes de ir al aeropuerto para darle una sorpresa a Minho. ¿No era eso lo que hacían las familias?
El teléfono sonó en ese momento y, pensando que sería Minho, levantó el auricular con una sonrisa en los labios.
-¿Sí?
-Así que esta vez has pillado al pez gordo.
Esa voz... Taemin se puso tan nervioso que se le cayeron todos los papeles al suelo.
-¿Quién es usted? ¿Qué quiere?
-Si tienes que preguntar eso, es que eres tonto.
-Ya le hemos pagado una fortuna. Y prometió...
-Las circunstancias han cambiado. Esta vez quiero diez millones.
-¡Eso es ridículo!
-¿Por qué? Estás viviendo con un multimillonario.
-No es por el dinero, es que no puedo...
-Tú verás. Adiós.
-¡Espere! No cuelgue, por favor.
-¿Vas a ser razonable?
-Sí, sí.., por favor, no cuelgue. Dígame lo que quiere...
-Veo que estás siendo sensato. Y como soy generoso, te doy veinticuatro horas para conseguir el dinero. Luego volveré a ponerme en contacto contigo. Pero si llamas a la policía o se lo cuentas a Choi se acabó el trato.
¿Veinticuatro horas?
¿Cómo iba a conseguir diez millones de dólares en veinticuatro horas? No, era imposible conseguir el dinero, pero tenía que ganar tiempo.
-No se lo diré a Minho, pero... - Taemin no terminó la frase al comprobar que habían colgado.
-¿Qué es lo que no vas a decirme?
-¡Minho! No te esperaba tan temprano... -estaba tan nervioso que se le cayó el teléfono de las manos.
-Por lo visto, cancelar reuniones para estar más tiempo con mi familia no ha sido buena idea -dijo él, con el ceño arrugado-. Llevo un mes haciendo todo lo posible para ser el hombre que tú quieres que sea. Me acusas de no ser capaz de comunicarme y, sin embargo, resulta que la persona que oculta un secreto eres tú.
-Yo no tengo ningún secreto...
-Entonces, ¿qué es lo que no puedes decirme?
Taemin lo miró, sin saber qué hacer. Querría defenderse, pero ¿cómo podía hacerlo si aquel hombre le había prohibido hablar con él? ¿Y si se lo decía y algo le ocurría a Yoogeun?
-No puedo hablar de esto ahora.
Tenía que hablar con Jonghyun. Tenía que ir al colegio a buscar al niño. Urgentemente.
-¿Por qué no?
-¿Podemos irnos a Corea esta misma tarde? ¿Los tres?
Minho levantó una ceja, sorprendido.
-¿A Corea? Aún no han terminado las clases y tú mismo has dicho que querías esperar hasta las vacaciones de verano.
-Sé lo que dije, pero he cambiado de opinión. Quiero que nos vayamos ahora. En cuanto sea posible -murmuró el, intentando recoger los papeles del suelo.
Si sacaba a Yoogeun del colegio podría llevarlo a la isla esa misma noche. Allí estaría a salvo. El equipo de seguridad de Minho lo protegería... no dejarían que le pasara nada.
-¿De repente quieres que nos vayamos a Corea? ¿Por qué?
-¿Por qué tienes que hacer tantas preguntas? -exclamó Taemin-Quizá porque tú no me das nada que parezca una respuesta. ¿Vas a decirme lo que pasa o no? Deja de recoger papeles y mírame.
-No puedo. No puedo contártelo ahora -murmuró el, apartando la mirada-. Además, no hay nada que contar. Sencillamente, quiero que nos vayamos a Corea.
-Muy bien, de acuerdo. Está claro que era yo el loco por pensar que podríamos tener una relación normal. Haz eso que tienes que hacer y de lo que yo no puedo enterarme...
-Minho, escucha...
-Me voy a la oficina -lo interrumpió él-. Volveré más tarde para buscar a Yoogeun y luego te llamará mi abogado. Por fin estoy de acuerdo contigo, la idea de casarnos era absurda. No puedo casarme con un hombre cuyo comportamiento no logro entender.
Después salió de su casa hecho una furia y Taemin se tapó la cara con las manos. Habría querido contárselo todo, pero no se atrevía. Tenía que ir a buscar a su hijo. Antes de que lo hiciera otra persona.
Estaba abriendo la puerta cuando sonó el teléfono de nuevo.
Pero aquella vez era el colegio para decir que Yoogeun había desaparecido.
Minho iba hacia el coche intentando controlar un ataque de celos que amenazaba con consumirlo. El sentimiento de culpa que había visto en el rostro de Taemin cuando dejó caer el teléfono había encendido en él sentimientos que no había experimentado jamás. Por un momento, había estado tentado de echárselo al hombro y cerrar todas las puertas para que no pudiera tener contacto con el mundo exterior.
Ningún contacto con otro hombre.
Porque estaba completamente seguro de que era un hombre la causa de que se mostrara tan misterioso.
Pero, ¿no llevaba un mes intentando demostrarle que no necesitaba otro hombre en su vida?
¿Era por eso por lo que insistía en no mantener relaciones sexuales, porque las mantenía con otro?
Tenía que ser eso. ¿Por qué había vuelto a casa antes de lo esperado, sin avisarlo? ¿Qué esperaba, que Taemin se echara en sus brazos para darle la bienvenida? ¿Qué le mostrase la misma devoción que le mostraba cuando era una cría de dieciocho años?
Como él le recordaba tantas veces, ya no era esa niño. Y había otro hombre en su vida, tenía que haberlo.
Pero entonces recordó algo... Cuando entró en su casa, vio un montón de papeles tirados por el suelo.
Estaban allí antes de que él entrase... se le habían caído antes.
Minho se detuvo en medio de la acera, sin fijarse en las miradas de la gente o en la de su chófer, que lo esperaba con la puerta abierta. Los papeles estaban en el suelo antes de que él entrase...
Con la misma atención a los detalles que ponía en su trabajo, Minho intentó recordar su conversación con Taemin para encontrar una pista.
Cuando entró estaba pálida. Él no había causado esa palidez. Y los papeles estaban en el suelo...
Y luego, como una hombre desesperado, le había rogado que se fueran a Corea de inmediato, aunque había insistido varias veces en esperar hasta que Yoogeun tuviera vacaciones en el colegio...
¿Por qué iba a querer irse a Corea si tuviera un amante en Londres?
Algo no cuadraba.
En ese momento sonó su móvil y Minho contestó inmediatamente, todos sus sentidos en alerta cuando vio el número en: Taemin en la pantalla.
-Te necesito, Minho.
¿Dónde estaba Minho? ¿Dónde se había metido? Taemin estaba sentado en el suelo, temblando de tal forma que no podía ni hablar.
Su peor pesadilla se había hecho realidad.
-Cálmate y dime qué te han dicho exactamente -insistía Jonghyun, intentado hacer que tomara un sorbo de coñac.
-No, no...
En ese momento oyó los pasos de Minho en el salón y estuvo a punto de echarse en sus brazos.
-¡Minho!
-Cuéntamelo todo desde el principio -dijo él, levantándolo del suelo para llevarlo al sofá.
-Tengo que irme...
-¿Dónde? Yoogeun. Ha desaparecido del colegio.
-¿Qué?
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❤ Love, ♂ Sex, ☆ M...oney?
FanfictionTitulo: Love, Sex, M ...oney? Adaptación: SS~ Género: Lemon, Angst, Seriado Parejas: 2min Clasificación: NC-17 Advertencia: Este fic contiene la MENCIÓN de MPREG, si no te gusta NO LEAS. ♡ Love, ♂ Sex, ☆ M ...oney? Tenía que hacer todo l...