No, te quiero

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Capitulo 8

Rememorando ahora tenemos a un espadachín enamorado y un cocinero confundido por sus pensamientos.

Han pasado unas cuantos meses luego de este suceso en los que Sanji ha intentado ignorar sus propios pensamientos y evitando lo mayor posible a su nakama peliverde ya que no sabe cómo actuar ante él, en esta semana los mugiwaras han contado con la suerte de desembarcar en algunas islas, en estas islas Sanji solo se transformó dos veces en Sandi en la primera pudo conseguir a unas hermosas chicas olvidando así momentáneamente su "situación" y en la segunda se encontró con el musgo de su nakama como él suele llamarle pero no tuvo el valor de acercarse y tampoco es como que lo desease.

En esta ocasión el Sunny llego a una nueva isla, era una isla que pasaba por la estación de otoño, muchos de los arboles ya perdían sus hermosas hojas, el viento se hacía notar más por lo que sus habitantes se encontraban con ropa algo cálida.

-En esta isla estaremos seguros- Le comunico Robín a Nami ya que con anterioridad había investigado dicho lugar.

-Oh que bien, ya necesitaba poder pasear tranquila, debemos de ir de compras- Exclamo emocionada a su única nakama mujer.

-Fufufu claro- Le contesto la pelinegro.

Mientras algunos mugiwaras hacían planes para su aventura en aquella isla, otros (Zoro y Luffy) simplemente iban a caminar por donde sus cuerpos les llevasen.

En esa caminata por el pueblo Zoro observaba el agradable ambiente, todo se sentía tan tranquilo y hogareño era como recordar esos días en los que conversaba con Kuina después de algún arduo entrenamiento, pero ¿que tenía que ver esto con Kuina? no mucho en realidad pero para Kuina el otoño era su estación favorita y eso era suficiente para hacerle recordarle. Una pequeña pero sincera sonrisa apareció en su rostro, había momentos como aquellos en los que extrañaba a su amiga.

Tan ensimismado estaba el peliverde en sus recuerdos de la infancia que no noto como una joven rubia que venía caminando de espalda por despedirse de otra joven castaña estaba a punto de chocarle, hasta que...

-Pero que...- Pregunto confundido al sentir el golpe, estaba a punto de dirigirle una mirada furiosa al responsable cuando vio esa rubia cabellera y a esa joven que últimamente era dueña de sus pensamientos –Sandi- Le llamo sorprendido.

-[Porque él]- Pensaba el rubio- Zo... Zoro- Hablo nerviosa, no podía evitarlo todavía no tenía claro que era lo que le afectaba de que Zoro tuviera una relación amorosa.

-¿Cómo has estado?- Fue lo primero que se le ocurrió preguntar.

-Bien [Confundido, agobiado, frustrado y todo por tu culpa]- Intento aparentar normalidad- ¿Y tú como has estado?

-Igual. Aunque hace un tiempo que no nos vemos es sorprendente que te haya encontrado de nuevo- Dijo feliz, realmente hablar o con solo pensar en esa chica le hacía extrañamente feliz, pero era una felicidad que no quería perder nunca.

-Qué bueno [Aunque yo no pueda decir lo mismo por mí]- Pensó con algo de pesar.

-Y ¿Qué puedes decirme de tu viaje?

-Ninguna novedad, navego, llego a una isla, aprendo sus platillos y me voy.

-No suenas tan emocionada por ello.

-Realmente lo estoy, aunque casi siempre todo es tan monótono- En realidad su vida con los mugiwaras no era así, pero pensar en viajar solo no le agradaba, creía que su vida podría llegar a ser así, monótona.

-mmm... eso puede ser un problema, ¿ya conociste los platillos típicos de aquí?

-No, todavía no, ayer apenas llegue a la isla.

A quien amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora