Desapareció. cap.37

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Narra Jessamine:

Me costó mucho dormir ya que mi conversación con Magnus se repetía una y otra vez en mi cabeza.

Todavía no podía creerlo, ni entenderlo, pues, ¿cómo es que está vivo si yo lo vi morir con mis propios ojos?, y ¿Qué quiere que ha vuelto?

Al despertarme fui y me duché para tratar de despejarme, pero no funcionó. La imagen de su rostro pasaba por mi mente y mis recuerdos buenos con él también, aunque sean pocos, recuerdos antes de que él se volviera un asesino. "No" pensé, mirando mi reflejo en el espejo del baño, "él no puede haber vuelto".

No podía evitar sentir una opresión en el pecho, de angustia, dolor y miedo.
Estaba tan segura de que nunca lo volvería a ver... Y la otra vez lo tuve en frente a mí, y hasta luché con él.

Camino por los pasillos hasta llegar a la habitación de Ian y luego de suspirar, tratando de ahuyentar los recuerdos, toco la puerta. Unos segundos después Ian grita desde el otro lado que pase.

Me adentro en el dormitorio y lo primero que veo es una silla de ruedas a un costado de la cama.

-Me la trajeron hoy más temprano -dijo Ian y cuando lo miré, tenía la vista fija en la silla con una mueca de disgusto en la cara.

-No es mala la idea, ahora podrás ir de acá para allá -dije sentándome en el borde de su cama.

Me miró con una ceja alzada y luego suspiró corriendo la mirada.

-Lo siento, no tienes por qué sorpotar mi mal humor.

-Esta bien, te entiendo -dije y luego me levanté- ¿qué quieres que te traiga para desayunar?

-No tienes por qué...

-Pero quiero -dije cortándole.

-Bueno -asintió con una sonrisa- sorpréndeme.

Luego de sonreír, asentí y me fui directo a la cocina.

Allí busqué en la heladera cosas que le podrían gustar, había una porción de pastel de chocolate y entonces un recuerdo asaltó mi mente.

"-Mmmh -dijimos Ian y yo, al mismo tiempo.

-De seguro el mío es más delicioso que el tuyo -dijo Ian, apuntándome con la cuchara.

Yo negué con la cabeza- ¿Y por qué el tuyo sería mas rico que el mío? -pregunté.

-Porque el mío es de chocolate -dijo y me acercó a la cara una cucharada de su pastel- mira, prueba."

No me di cuenta de que estaba sonriendo hasta que vi mi cara en unos de los espejos de la cocina.

En esos tiempos Ian y yo nos estábamos empezando a conocer, y todo, en cierta parte, era más fácil.

Luego de hacerle un café, tomé una bandeja y puse la porción de tarta junto con la taza de café sobre ésta.

Volví a el dormitorio de Ian empujando con el pie la puerta.

-Mira lo que te... -me quedé callada al notar que no había nadie en la habitación- ¿Ian? -pregunté alarmada y nadie respondió.

Fui corriendo a la cama y dejé la bandeja sobre ésta.

-¿Ian? -pregunté yendo al baño, pero la puerta de éste estaba abierta y dentro no había nadie.

Comencé a desesperarme y entonces noté algo sobre la silla de ruedas.

Me acerqué rápidamente y tomé el papel que había sobre la silla.

Tenía las manos temblorosas y el corazón me palpitaba fuertemente.

Jessamine - La hija de MalecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora