CAPÍTULO DIEZ

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Pero de repente noto unos labios fríos contra los míos que me dan aire para continuar. Alguien me zarandea y forcejea las lianas que me atan al árbol sin conseguir liberarme. Sigo con los ojos cerrados y sin esperarlo, de nuevo noto sus labios. Están helados. Me recuerda a la sensación de cuando te acabas la bebida de un vaso de tubo y lo único que te roza la boca es el cubito de hielo.

Abro los ojos y veo a Alexa. Sigue forcejeando las lianas sin resultado. Se me entornan los ojos y me golpea con la palma de la mano en el moflete repetidas veces para que reaccione. Después de dos minutos dándole vueltas al tronco para desenrollar las lianas, darme aire varias veces y subir a la superficie para no ahogarse ella también, lo consigue.

Me desata del árbol y se ata la liana a la mano. Subimos a la superficie y los rayos de un sol artificial le iluminan la cara. Se me hace extraño que sea más de medianoche y dentro de la selva haya sol. Aunque no calienta nada, porque me estoy congelando en el agua.

-¿Listo? No sueltes el extremo de la liana ¿vale?

Se suelta del tronco y a ambos nos arrastra la corriente. Vamos ligados. Cuando la fuerza del agua zarandea a Alexa hacia la derecha yo la sigo. Alexa aprieta los dientes y le aparece en el rostro algo de dolor. Veo algo rojizo en el agua a su alrededor y me preocupo. No sé por qué, porque es la chica más estúpida que he conocido, pero al fin y al cabo me ha salvado la vida.

Vemos otro árbol de gran amplitud. De nuevo nos aferramos a él y subimos a descansar a las ramas. Tiene la rodilla ensangrentada pero no parece darle importancia. Se desata la liana de la mano y se hace un torniquete con ella. Esto le ha pasado por salvarme.

-¿Por qué lo has hecho? Eres mi rival.- le digo a modo de gracias.

-Quiero ver cuánto juego puedes llegar a dar.

-Pero Sam, George...

-Clarisse, Serena... sí. ¿Qué pasa con ellos?

-¿Han muerto?

-¡No! Han sido liquidados en el juego. Inmediatamente son teletransportados al gimnasio.- comprendo lo de la camarita y Alex antes bajo el agua.

-¿Entonces no me hubiesen dejado morir?

-No. Somos demasiado valiosos para el GCU.- mira al techo y parece ser que le da la hora porque dice. –Me haces perder el poco tiempo que me queda.

-Nadie te obligaba a salvarme, simpática.

-Ya te lo he dicho, quiero probarte.

Me golpea con el codo en la mandíbula y consigue que me aturda. Me agarra de la pechera y me deja en suspensión en la rama. Mira alrededor y sonríe como si el simple hecho de lanzarme al vacío para caer al agua fuese su victoria.

-Nada lo más rápido que sepas.- y me suelta.

Caigo al agua y me intento agarrar al árbol del que me ha lanzado. En vano. No sé por qué lo ha hecho. ¿Si me salva por qué narices luego me lanza al agua? Supongo que lo que ha hecho es salvarme de Will y ya está. Pero me vale con saber que no es tan mala como Amy y Jane la pintan.

Sigo nadando a favor de la corriente y avanzo muchísimo más rápido. De pronto noto que el sol se ensombrece, oigo un crujido que se hace cada vez mayor y cuando levanto la vista tengo que bucear para que un árbol que se está cayendo no me parta el cráneo. Intento salir a la superficie pero es muy complicado. Y entonces mis expectativas de sobrevivir se van al garete.

Veo a una pareja de dos hipopótamos enormes justo frente a mí. Realmente no los veo del todo, pero creo que son hipopótamos. Están demasiado lejos como para saberlo pero la corriente me arrastra hacia ellos y en poco tiempo lo descubriré. Rezo para que no sean hipopótamos.

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