No soy yo..es ella.

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Todo este tiempo me equivoque, estaba tan aferrada a la idea de que tú me amabas tal como yo a ti, pero no era así, no lo entiendo y jamás podre hacerlo. ¿Cómo era que podías mirarme a los ojos cuando me engañabas de ese modo desde hace quien sabe cuanto tiempo?

Por muchos años, desde que llegue alas filas del escuadrón, se me clasificaba como la mente más brillante, pero no es así, he sido engañada, manipulada y usada, entregue mi cuerpo y mi corazón recibiendo falso amor, pero es culpa mía, no es tuya,  solo mía, por llegar a creer enserio que alguien podía llegar a fijarse en alguien tan infantil, alterada y poco femenina como yo.

Ella es lucida, hermosa y delicada, bella cual flor con rocío matutino, una roca sin gracia no podía competir contra ello jamás, pero la roca tenia ilusión. 


Cerro el cuadernillo que tenía en las manos, estaba tan alejada del castillo, solo procesando lo que presenció,  incluso había amanecido ya pero no quería volver, se sentiría humillada y derrotada, aunque de ello jamás nadie sabría ni se enteraría, solo ellos tres. 
Escucho galopes a toda velocidad acercarse cada vez más, pero ni siquiera volteo, no hasta que alguien toco su hombro, al girar el rostro vio a Mike, aunque era su amigo, sintió una pequeña decepción, llego a pensar que... no jamás él se rebajaría a buscarla.

  — Con que aquí has estado.—   Termino por sentarse a su lado pasando el brazo por detrás de sus hombros abrazándola a medias. — ¿Desde cuando estas aquí? Me preocupe cuando no te vi en el desayuno.—

Su observación la hizo sonreír, era cierto, ella no solía perderse el desayuno.  Pero tampoco le diría la verdad, solo provocaría más problemas, y no le veía sentido.

  — Ah... yo solo quería ver el paisaje.—  

— Claro....—  De inmediato detecto su mentira, no era buena mintiendo, se levanto y le ofreció la mano. — Ackerman esta como loco buscándote, y Erwin también.—

  — ¿Tú como me encontraste?—  Sorprendida se puso de  pie con su ayuda.

  — Las violetas.—  Se refería a su perfume, ambos subieron al caballo y regresaron a un suave galope. 


En cuanto estuvo en su habitación, busco enseguida distraer su mente, con suerte nadie se daría cuenta de que había vuelto.  Busco ordenar sus libros y limpiar su escritorio para poder poner ahí algunos mapas y estudiar las rutas conocidas. 

La noche entera se la paso estudiando en paz, hasta que el sueño la venció, su pequeño cuaderno estaba abierto en el escritorio, la tinta aun estaba fresca sobre el papel, encargado de guardar sus profundos pensamientos. 

Lo más deseado por alguien en el mundo, es sentirse importante para alguien, sin importar que ese alguien, solo te vea como un algo. 

Bonne Nuit, Hanji.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora