¿Cómo no te vi antes?

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Rodillas raspadas y con algunos moretones, lentes sucios, cabello desarreglado, mismo aroma. Era la Hanji Zoe que él conocía, aquella que había extrañado ver en aquellos días en que estaba tan deprimida, pero ahora era la misma castaña que conoció hacia ya años, solo que con aquel delicado corte se veía más llena de luz. No podía ni quería dejar de mirarla, tan entretenida jugando con lo niños que habían quedado huérfanos debido a la caída de los muros. Tan llena de vida, valiente pero bondadosa, despiadada con quien debe y gentil con quien lo merece. Un hueco se le hace en el corazón, ella realmente hubiese sido una madre excepcional, pero maldito destino, tenía que ser tan cruel.


Aunque algo le llena el corazón de alegría, el pensar que ella no estará sola nunca más, él se encargaría de llenar el vació en su vida que había dejado Ackerman con se traición. Aunque ya había sido mucho tiempo de aquello, aún no le cabía en la cabeza como fue capaz de romper ese frágil corazón, corazón que guardaba los mismos sueños y esperanzas que los de una niña, pero el futuro aún era incierto, él había visto ya el error tan grave que había sido dejarla, era cuestión de tiempo para que nuevamente la buscará, y algo le decía que él no iba a estar mucho tiempo más para protegerla. Sentía un aroma cerca de él, que parecía estar acechándolo, sentía que ese era el aroma de la muerte.

Hanji por mucho tiempo había sido su ejemplo a seguir, fuerte y valiente, inteligente, astuta e insistente. Siempre que sabia que sus ideas eran buenas para todos pero que no ponían en riesgo a nadie, luchaba hasta el final para que se llevarán a cabo, demostrando pruebas para que fuera claro que era algo completamente seguro, siempre tan astuta....como hermosa. Desde hacia ya mucho tiempo sentía algo por ella, aunque realmente no sabia que era. ¿Admiración? ¿Cariño?

¿Amor?


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Los niños correteaban a su alrededor, eran tan lindos que era imposible no jugar con ellos, probrecillos, habían sufrido tanto. Al elevar la mirada, pudo ver que Mike la esperaba, sabia que por él no habría problema si se quedaba a jugar un momento más, por lo que comenzó a correr junto con los niños, intentando a alcanzar a alguno para tocarlo, como si le hubiera contagiado algo, para después todos huir de quien había tocado, recordaba eso, era tan divertido molestara Levi o a Erwin. Ella y Mike siempre habían sido compañeros inseparables de millones de aventuras y juegos, y aunque los años pasaran, seguían siéndolo, y en ocasiones el objetivo había sido el mismo, hacer que Ackerman perdiera la poca paciencia que tenia. Eran buenos años.

Nuevamente había sido alcanzada, uno de los niños la había pillado desprevenida mientras miraba como Mike olfateaba uno de los arboles cercanos, pero no lo miraba por aquella curiosa acción. En realidad no sabía por que lo estaba haciendo ¿Que le miraba? Quizá era ese lindo cabello rubio que reflejaba el sol, realmente no entendía que era.

Cuando Mike la miro y la llamo con la mano, supo que era hora de irse, no querían tener problemas con don mandon Ackerman y su "¿En donde mierda estaban?" Así que tuvo que despedirse de los niños, prometiendo que iria la proxima semana. Recibiendo numerosos abrazos y besos, corrió a donde estaba Mike.


  - Perdona ¿Te hice esperar?- Los niños parecían felices de  estar jugando con alguien-  Paso su brazo por los hombros de la castaña, para regresar al cuartel, era el atardecer y no faltaba mucho para el toque de queda

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- Perdona ¿Te hice esperar?

- Los niños parecían felices de estar jugando con alguien- Paso su brazo por los hombros de la castaña, para regresar al cuartel, era el atardecer y no faltaba mucho para el toque de queda.

- Las monjas son un poco viejas para jugar con ellos, ademas de que son un poco amargadas- Paso el brazo por su espalda, desembocando su fina mano en el cortado ajeno, sobre el cinturón en donde generalmente se sostenía el equipo tridimencional.

El resto de charla fue bastante normal. Al llegar a la habitación donde la menor dormía, esta no entro de inmediato, giro quedando frente al más alto.

- Mike, no pude jamás agradecerte por...ya sabes, cuidar de mi tantos días-

Cuando estuvo frente a ella, de ese modo, paso su mano por su mejilla, pellizcandola como ela habia hecho tantas veces con su rostro. - No me agradezcas, hubiera hecho lo que cualquiera-

- Nadie me soportaría tanto tiempo, sabes, soy desordenada y cuando como mucho pan suelo ponerme..-

No pudo terminar de hablar. Algola interrumpió, era una mustia caricia que se deslizaba desde su mejilla hasta su mentón, aquella mano la hacia levantar el rostro, quedando perdida en esa clara y apacible mirada. Los segundos pasaron mientras ambos se miraban fijamente, cada vez se acercaban más y más, hasta que culmino en un tranquilo y lento beso.

Bonne Nuit, Hanji.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora