capitulo 14

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Y después de aquella noche, no quiso amanecer con ella, verla despertar…ni mucho menos besarla deseándole una bonita mañana. Tenía miedo. ¿Miedo alguien como él? Que había pasado por las peores cosas de la vida, que había enfrentado los golpes más bajos y las experiencias más sucias… ¿él? Sí…le parecía tonto, estú.pido, una completa broma, pero no había nada más verdadero que aquello: enrique iglesias tenía miedo. De ella. De ________________. De lo bien que se había sentido anoche. De lo increíble que había sido tener sexo con ella. De lo estupendo que fue besarla, tocarla, sentirla…estar en su cuerpo por pequeño minutos…escucharla gemir, respirar, pidiéndole más. De lo hermosa que era…aparte de tener un hermoso culo, unos buenos senos, preciosas caderas y más…era muy bonita. Tan sutil. Tan mujer. Con un increíble carácter. Con unos ojos preciosos. Con una sonrisa increíble. No, no podía ser cierto…no podía creerse que era la primera vez que pensaba eso de una mujer. Se rio en su sitio. Hacía muchísimo frío. Se abrazó por sí solo…cuanto le hubiera gustado que ella lo abrazara en ese momento. Respiró hondo y marcó el número de uno de sus colegas en ese teléfono público, al mismo tiempo que cerraba la puerta de la cabina telefónica para hablar con más privacidad.

- ¿Aló? – le contestó él. La voz de joe l no había cambiado en nada.

- Habla enrique – le afirmó él.

- No te había reconocido. – admitió joe , mientras se aclaraba la garganta. – he tratado de contactarte toda la puta semana… ¿sabes? Tengo que hablar contigo.

- Bueno, ya estamos hablando.

- Sí eso… - se hizo un silencio entre los dos. Enrique esperó a que joe empezara a contarle, lo conocía desde siempre, y definitivamente algo le pasaba en ese momento. – vas a decir que soy un ca.brón.

- Joder joe, he dejado a ___________ sola… ¿me dirías de una vez? – le exigió enrique .

- Ya… - susurró joe . – tengo el dinero de mi secuestrada… - empezó a contar. – no ha quedado nada en sus tarjetas, absolutamente nada. – continuó.

- Ajá…

- Pero no podré hacer más…

- ¿A que te refieres?

- No me pidas que la mate. – dijo enrique . Entonces joe comprendió lo que pasaba.

- Yo tam…

- No puedo joe – admitió enrique – se me hace imposible… se que no te he fallado en ninguna misión, que siempre las he terminado pero… no puedo con ella…

- ¿Por qué? – le preguntó joe 

- Estoy enamorado.

La cerradura sonó. _____________ de inmediato cerró los ojos sobre el diván, haciéndose la dormida. Había tomado un baño hace más de una hora… y conservaba el cabello mojado, humedeciendo la fina tela del bonito diván. Enrique cerró la puerta, fue hasta ella para mover sutilmente su hombro, tratando de despertarla.

- ¿Mnh? – respondió ella, entreabriendo los ojos y frunciendo el ceño.

- ¿No quieres dormir adentro? Aquí hace frío… - le susurró. ______________ se fijó detenidamente en los finos labios de enrique, en su apetecible boca. Aquella…que había probado toda la noche. No sabía que mierda le pasaba esa mañana. Jo.der. Como nunca, había amanecido sensible.

- Sí… - _______________ se sentó sobre el diván, fingiendo fatiga y sueño. Enrique se volteó a mirarla, una bonita sonrisa salió de sus labios al verla estirarse sobre el mueble.

Por mucho que intentaba no mirarla, no lograba quitarle la vista ni una sola vez. Sus ojos, su boca, su bonito cabello, su lengua…cada vez que remojaba sus finos labios. Su propia voz. Su mirada. Le jo.día. Le jo.día tanto pasarse todo el día pensando en una sola mujer. Una sola sonrisa. No estaba acostumbrado a eso. Nunca había sido entrenado para ese tipo de sentimientos. Siempre había sido él y sus polvos diarios. Él y diferentes mujeres. Él y una puta más.

____________ se puso de pie, moría de ganas por quedarse… o mejor dicho, por que él le pidiera que se quedase. De mala gana caminó hasta la habitación.

- ________________. – la llamó él.

- ¿Sí? – se volteó ella. Con una llamita de fe.

- Ven… - le dijo enrique . ____________ sintió que moría. ¿Desde cuando y se ponía de esa forma? No sabía, y no quería ponerse a pensar. Simplemente caminó hasta él.

- ¿Qué? – le preguntó ella, fingiendo desinterés.

- Nada. – susurró él. Tenía a ______________ a tan poca distancia. Tan pocos centímetros, ella se le había acercado más de lo previsto. Y eso le gustaba más. Oh sí, jo.der…le fascinaba. Ella. Ella y toda ella. Le cogió una mano y la entrelazó con la suya, la piel de ________________ se erizó por completo. Bajó la mirada. – estás fría…

- Sí… - susurró ella, sintiendo que enrique había cogido su otra mano restante, juntándolas, y metiéndolas suavemente bajo su fina camiseta y su cazadora de cuero.

- Espero no te incomode.

- No…

- ¿Te ha comido la lengua el… - ______________ se ruborizó por completo. – espera…creo que alguien más te la comió. – emrique le sonrió, haciendo que ella tampoco se resista y suelte una fina risa. – y creo que fui yo… - _______________ intentó sacar sus manos de bajo la camiseta de enrique al hacerlo, enrique volvió a jalarla hacia él. – y me gustaría hacerlo ahora… - se acercó a sus labios, peligrosamente rosó su labio inferior sobre la pequeña comisura de los labios de _______________. Su boca hecha agua, la necesitaba.

- Zayn… - murmuró ________________. Ahora levemente extasiada. Todo esto le ponía tanto. Él. Sus manos. Como la tocaba. De que forma. Sabía que punto tocar, y que usar…la lengua, los labios, los dedos y…su increíble masculinidad.

- Dime nena…

- No se que me pasa… - susurró ella. Una oleada de lujuria se paseó por el cuerpo de Zayn. Se empalmaría en cualquier momento, y esta vez…necesitaría acabarla, llegar al jo.dido orgasmo. _______________ le rodeó el cuello, apretándolo contra ella.

- Yo sí. – le afirmó él. Los dedos de Zayn se introdujeron entre las bragas de ________________, levantó una tira de ellas en la parte izquierda de sus caderas, para rozarle la piel…cuanto le gustaba… - lo necesitas. - ______________ cerró los ojos. Se mojaría. Tanto…que rogaría por un poco de su medicina, aquella que solo Zayn podía darle. – tanto como yo…

- Sí… te necesito… - abrió los ojos con delicadeza, ahora encontrándose con los ojos del enrique salvaje, lleno de lujuria y apunto de tumbarla sobre el diván y hacerla suya de nuevo. enrique volvió a besarle la boca, se había acostumbrado a su sabor, a lo bien que sabía su lengua. Le gustaba muchísimo. Apunto de posicionarla sobre el diván, y acostarse sobre ella… alguien tocó la puerta del departamento con fuerza, apunto de tumbarla.

secuestrada TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora