El gran porqué

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- Le contaré toda la verdad...

Mis ojos se agrandaron y mi boca se mantenía abierta ligeramente mientras visualizaba todo lo que me rodeaba. La sala era una especie de biblioteca baja, con las paredes decoradas con más imágenes y símbolos similares a las del portón. En la pared que ocupaba el fondo de la sala se podía vislumbrar una pintada, una especie de cuadro pintado directamente en la pared. Me acerqué lentamente hacia esta para contemplar con más claridad esa gran obra de colores oscuros. En ella se podía ver una gran masa de cuerpos alados que alzaban sus manos para alcanzar la de un ser aún mayor, alado como el resto, pero con un color que rozaba el negro. Entre la voluminosa masa se podría vislumbrar cinco cuerpos de un color puro que brillaban ante el contraste con el resto. Todos con una letra escrita en su hombro derecho: S, A, B, O y L.

- Perdone... ¿A qué se deben esos símbolos? ¿Significan algo?- Pregunté sin separar la vista de la obra.

- Todo a su tiempo, querida...- Tocó mi hombro y me regaló una cálida sonrisa. La miré sorprendida, pues supuse que esa sería la primera y última vez que vería esos dientes tan perfectamente simétricos.- Tome asiento.- Me señaló uno de los sillones que reposaban frente al escritorio de caoba. Me senté y la observé paciente mientras ella tomaba asiento junto a mí.- Verá, hace tiempo este lugar fue atacado por la Rebelión, un grupo de seres salvajes y demonios que quieren apoderarse de todo el poder que recogemos es este pequeño espacio...

- ¿Pequeño?- Pregunté alzando una ceja. Noté como un extremo de sus labios se tensaba intentando reprimir una segunda sonrisa.

- Me cae bien, señorita...- Cerró los ojos y soltó un suave y casi inaudible suspiro. Se echó hacia delante en su asiento, apoyando sus codos en sus piernas.- Antes, el instituto ocupaba la gran mayoría del bosque... Tras el ataque, nuestra casa se vio reducida hasta el espacio que sí podríamos proteger. Mi hermana no quiso confiar en los nuevos huéspedes y prohibió su entrada en el instituto pero, tras buscar durante años a los salvadores de la profecía...

- ¿Profecía?- La interrumpí nuevamente mientras sentía mi boca seca tras haberla mantenido entreabierta durante el monologo de la Decana.

- Aún no llegué a eso...- Me dedicó una rápida mirada antes de devolverla al frío suelo.- Cuando los encontré decidí obviar la orden de mi hermana y los invité a venir... La vampiro fue la primera en llegar y, para mi sorpresa, a los meses apareció la segunda salvadora que llegó con el comedor de almas, el que menos esperaba encontrar en mi zona de confort...- Me miró esperando mi reacción, pero solo la miré sin entender nada de lo que acababa de revelarme. Procesé toda la información obtenida y paseé mi mirada por toda la sala hasta que caí en las letras del cuadro. Me levanté con la rapidez de un suspiro y caminé hacia la pared fijando mi vista en las letras.

- La vampiro... ¿Ormah? Pero no hay... ¡Hay una O!- Mis ojos se abrieron aún más y fijé la mirada en la siguiente letra más cercana: la L.- No hay nadie con L...

- No conoces a nadie con L, corrige tu afirmación.- La Decana se levantó y se colocó junto a mí.

- La B...- Comencé a pensar en alguien conocido con la letra B. No encontré a nadie hasta que caí:- ... Bäel...

- El come almas...

Ángeles entre demoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora