Silencio.
Bäel volvió a llamar por segunda vez, pero obtuvo la misma respuesta. Con desconfianza, apoyé mi mano en el pomo de la puerta y giré para abrirla. Empuje la puerta con mis dedos de forma suave y, justo en ese momento, pudimos escuchar el suave susurro del agua al moverse. Ambos nos miramos, asustados, y corrimos al cuarto de baño preocupados por alguna locura que a Ormah se le ocurriera hacer. Conforme nos acercábamos a la puerta, el murmullo del agua aumentaba. Abrimos la puerta y saltamos dentro del lugar para encontrarnos, para nuestra sorpresa con un chico de baja estatura. Este, al ver nuestro reflejo en el espejo, giró a vernos y comenzó a avanzar hacia nosotros.
- Hola.- Alzó una mano escamosa hacia nosotros.- Soy Eufar, es un placer...- ambos estrechamos su mano sin comprender tal intrusión en nuestra habitación.- N-no sabía que Ormah compartiera cuarto con nadie... perdonadme, ella me deja estar aquí cuando se va... m-me tranquiliza estar aquí.- su rostro, el cual estaba rodeado de escamas alternando el verde y el azul, se encontraba decorado con dos ojos perfectamente simétrico de color azul. Su labios tenían un color amarillento decorado con suaves líneas que separaban en segmentos su sonrisa.
- No te preocupes, puedes quedarte todo el tiempo que quieras.- Respondí con una sonrisa al chico rubio. Este me devolvió la sonrisa.- ¿Puedo preguntar sobre...
-¿Su aspecto? Sí, claro que puedes, ¿verdad?- interrumpió Bäel mirando seriamente al chico.
- ¡Por supuesto! Me encanta enseñar de lo que soy capaz.- Su sonrisa no desapareció y sus ojos se dirigieron a mi.- atenta.- Levantó una de sus manos y esta comenzó a trasparentarse, pude ver como, en el interior de esta, una gran masa de agua bailaba sin ningún compás. Mi mirada viajó desde la palma de su mano hasta sus ojos, los cuales conservaban su azul característico. Eufar sonrió ampliamente al ver mi expresión al mismo tiempo que, tras de mi, un suspiro se apoderaba de mi campo auditivo. Giré mi cabeza, mirando a Bäel mientras fruncía el ceño. Este abrió más sus ojos y se encogió de hombros.
- Hay poderes mejores.- Comentó mirando hacia la puerta.
- ¿Perdona? Si tienes un poder mejor que el de Eufar estoy deseando verlo.- Crucé mis brazos frente a mi pecho y me coloqué junto a Eufar.
- No puedo enseñarlos... Es... Complicado...- Dijo mientras salía de baño tras soltar un suspiro.
- Como digas... Dime, Eufar,- Le miré mientras sostenía su mano- ¿por qué vienes aquí cuando no está Ormah?
- Porque tengo miedo...- Sentenció mientras se encogía de hombros.
- Oh... ¿a qué? No quiero ser entrometida, si no quieres contarlo no tienes que hacerlo, pero... Me gustaría ayudarte... Si puedo, claro...
- No me importa contarlo, siento que puedo confiar en ambas... Incluso creo que podría confiar hasta en él- Dijo señalando con la cabeza a Bäel, que se encontraba tumbado boca abajo sobre mi cama.- Pero quiero dormir, ¿qué os parece si os lo digo mañana?- Sonrió radiante y Bäel respondió con un suave asentimiento de cabeza.
- Chico azul,- Llamó Bäel. Le lancé una mirada asesina.- Quédate aquí a dormir si te sientes más cómodo...- Mis ojos se abrieron aún más a causa de la sorpresa. Lo siguiente que mis ojos fueron capaces de dibujar fue a un radiante Eufar a punto de estallar de la elucidad mientras corría a tirarse sobre Bäel y abrazarle, mientras este le apartaba con cuidado y con una sonrisa impresa en su cara.
- ¡Oh! ¡Hola, chicos!- Ormah apareció tras de mi con su sonrisa característica.- Veo que ya conocéis a mi primo...- Bäel y yo la miramos sorprendidos, pero ella pareció disimular que no nos vió mientras sonreía a Eufar.- Quédate a dormir hoy, si quieres...- Por fin se percató de postura en la que Eufar y Bäel se encontraban, y empezó a reír.- Veo que ya has hecho buenos amigos.- Este asintió feliz y se levantó de la cama para ponerse a mi lado y abrazarme.
- Bueno, ¿nos dormimos?- Preguntó Bäel con notable cansancio en la voz. Todos asentimos y distribuimos el espacio, quedando los chicos y las chicas en camas separadas. Ormah se tumbó de lado y abrazó mi cintura.
- Por cierto, mañana empiezan las clases, señoritos...- Comentó Ormah en medio del silencio que nos rodeaba. Respondimos con con un suave gemido de asentimiento y dormimos.
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Ángeles entre demonios
FantasiFranz Drauk School, una institución fundada hace más de 507 años con el fin de ayudar a diferentes tipos de monstruos a mejorar y controlar sus habilidades. Hace casi 137 años, la escuela sufrió una invasión terrible causada por una nueva instituci...