¿Qué somos?

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Suena el despertador a la misma hora de siempre, por alguna razón nunca puedo levantarme temprano.

Bajo a la sala de mi casa, y veo a mis padres alistándose para ir a trabajar. Mi madre cocinando y al mismo tiempo acomodando la corbata de mi padre. Todo normal como siempre.

Mi nombre es Thomas, tengo 15 años de edad y estoy cursando mi primer semestre de preparatoria. Mi madre es una diseñadora, muy buena de hecho y no lo digo porque es mi madre, sino, porque es la verdad. Mi padre es un empresario, todo lo que tenga que ver con ser frió y calculador le sale muy bien. Soy hijo único, hasta ahora, pues, mi madre tiene dos meses de embarazo, pero por nada del mundo dejara de diseñar.

—¿Tienes todos tus libros?— Preguntó mi madre.—Es tu primer día, no empieces con el pie izquierdo.
—Tranquila Mamá, tengo todo listo.—Le sonreí y tome un pan tostado.
—Bueno, solo ayúdame a llevar estas telas a la tienda y corres a la preparatoria.
—Siempre llevamos telas.—Me reí un poco.
—De las telas vivimos, y mientras las telas traigan dinero, seguirás cargando telas.—Me paso un peine por la cabeza y me acomodo la playera.
—Esta bien mamí.
—Anda, ponte a desayunar.— Me senté de inmediato y comencé a desayunar, amaba el desayuno, mi madre siempre sabía hacerlo especial, y lo digo porque siempre pone una sonrisa con miel de maple en el hot cake.

Termine con el desayuno y ayude a mi madre con las telas llevándolas a su taller, me despedí de ella y corrí para alcanzar el autobús. Como era de esperarse, no lo logre, y tuve que correr hacia la siguiente parada de autobús. A diferencia de que la mayoría del tiempo llego tarde, soy un buen estudiante, o eso me considero... no he reprobado ningún examen. Después de una larga carrera llegue a la parada, lo alcancé y aborde; varios de mis compañeros estaban ahí para burlarse de mi baño de sudor a las 10:30 de la mañana. 

 —¡Hey! Thomas, tarde de nuevo ¿eh?, deberías pedirle una devolución a quien te vendió tu despertador. — Decía mi mejor amigo poco gracioso, Daniel.
 —Es curioso, porque tu padre fue quien me lo vendió.— me senté junto a el y lo salude con un golpe en su hombro.—¿Qué tal tu mañana Daniel?

—Todo normal, mi padre me despertó muy temprano para abrir la tienda, por eso voy más temprano que tu.

— Vamos, ni que tu nunca hubieses llegado tarde.— Tome mi celular y comencé a revisar mi correo.

—Aun no consigues respuesta.... ¿cierto?— Decía con un tono serio.

—No, aun no... desde ese día no hemos vuelto hablar.

— Sigo sin poder creer lo que ocurrió, digo, fue asombroso lo que hiciste.

—¡Shh!— Baje su cabeza y la mía y comencé a susurrarle.— No hables tan fuerte.

— ¡Oh! si, claro, perdón.

Hace unas semanas, nos ocurrió algo muy extraño a nosotros dos y a una persona que ahora ya no me dice ni una sola palabra. Fue extraño, fue ¿mágico? no tengo idea, de como describirlo...
Ese día acababamos de salir de clases y nos dirigimos a un parque que estaba cerca de allí, comenzó hacer mucho aire, y muchas de las hojas comenzaron a levantarse del suelo, era toda una ventisca de hojas y tierra, entonces, una de las ramas del árbol más viejo del parque cayó y se dirigía justo a esa... persona... no sabía como reaccionar, que hacer, todo fue tan rápido, y cuando terminó la gran ventisca, yo era quien tenía esa gran rama en mis brazos, en un momento, mi fuerza se doblo y pude sostener esa enorme rama... y lo que a mi parecer era asombroso, a él ... le pareció algo muy malo, tomo su mochila y salió del parque corriendo, sin decir nada, desde ese día no nos dirige ninguna palabra.

— Hemos llegado, anda... vayamos a clase.— Me decía Daniel levantándose de su asiento.
— Sí, claro, vamos.

Mi primera clase era de literatura, así que el profesor decidió tomar la clase en la biblioteca, a cada uno se nos asigno un tema y teníamos que realizar una investigación sin el uso de la tecnología. No me tomó mucho tiempo terminar la investigación  comencé a buscar varios libros y había un estante algo diferente a los demás, y no lo decía por el hecho de que tuviera más polvo que los otros, sino, que el tipo de madera, y los diseños que estaban en ella eran distintos. En ese estante, tan peculiar, había un libro sobre ciertos hechos "misteriosos" que habían ocurrido en el pasado, creí que era un tipo de libro sobre noticias y cosas así... pero, no, se trataba de otra cosa.

"El proyecto H.M.W."  era uno de los títulos de los artículos que aparecían. Se me hizo muy interesante, pero tenía el tiempo contado y tenia que entregar la investigación así, que lo aparte y seguí buscando. Por fin encontré lo que necesitaba y continué escribiendo. Termine mi trabajo y lo entregue, tenía que admitir que sentía mucha curiosidad por ese libro así, que volví por el. Volví a ese apartado y comencé a leerlo...

23 de diciembre de 1997...
Una organización de científicos que trabajaba para el ejercito, mantuvo cautiva a docenas de personas para realizar experimentos con ellos, los convencieron diciendo que tendrían un hogar, tendrían alimento, y además que se les daría cierta cantidad de dinero. Durante los experimentos fueron torturados y pusieron a distintas pruebas su ADN hasta alterarlo completamente. Se trataba de encontrar una manera de que los humanos tuvieran habilidades sobrehumanas para la guerra, pero no todos eran compatibles. Después de mucho tiempo, esto por fin fue descubierto y para borrar todo rastro de investigación fueron brutalmente asesinados, pero gracias a esa masacre algunas personas realmente pudieron escapar... Nunca se supo nada más de esas personas.

[Al final del escrito venían varias imágenes de aquel suceso]

Por alguna extraña razón comencé a preguntarme si, aquella vez en el parque tiene alguna relación con este apartado...

— ¿Terminaste?— Preguntaba Daniel, con algo de estrés en su expresión.

— E-Eh... sí, claro, hace poco...
— ¿Por qué tan nervioso? y ¿ese libro?

— Tiene varias noticias del pasado, algunas demasiado viejas.— Mientras le decía comenzó a leer el mismo apartado...

— Esto es... algo extraño... ¿esto te puso así?

— S-Sí... sentí una extraña sensación... como si de alguna forma esto... digo... bueno, mejor hay que ir a el aula, ya terminó la clase y aun nos quedan más...
— ¿Seguro estas bien?— Toco mi hombro y se acercó a mi.

— Sí... sí, claro.

Me levante y salí de la biblioteca junto a Daniel, a unos pasos de llegar al aula aquel compañero que estaba junto a nosotros en el parque me detuvo del brazo, Noa.

— ¿Podemos hablar? — Me decía con una expresión muy seria.

— C-Claro... ¿sucede algo? — Me acerque.

— Quería hablarte sobre aquella vez...

— ¿Oh? yo también quería hablar de eso contigo hace un tiempo, pero tú... dejaste de hablarnos en todo este tiempo.

— Fue por la impresión... y... porque en parte yo soy igual que tú.

— ¿Igual que yo? ¿a qué te refieres?

— Hum... me lo imagine... no tienes idea de lo que te pasa, ¿cierto?

— N-No entiendo... solo me estas confundiendo. ¡Habla ya!

— Tú y yo somos muy especiales... podemos hacer cosas que otra personas no. Nosotros somos descendientes del "proyecto H.M.W".









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