Cuentos de medianoche

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¡Hola~!¡He resurgido de las cenizas como el Fénix y he vuelto a este fic~! Sé que tarde miles de años en volver pero ultimamente estoy con la cabeza en las nubes todo el tiempo, y no, no estoy enamorada en lo más mínimo, mi único amor por el momento es Mikaela y asi voy a morir. Sola. Porque me atraen los personajes ficticios que nunca van existir *se va a llorar a un rincón*. Bueno, bueno, siempre he sido despistada así que esto no es nada del otro mundo, quiero pedir disculpas por el retraso y por si probablemente este capítulo no sale muy bien.

Cuentos de medianoche

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-Mm~ mm~ ¡Este!¡Y este también!¡Oh, este también es muy bueno!-decía alegremente Ferid mientras posaba los libros que iban seleccionándo sobre las manos de un parco Mika.

Aquel día, Ferid le había "pedido amablemente" que lo acompañase a la biblioteca de Sanguinem, la cual debía ser el único lugar favorable tanto para vampiros como para humanos,ya que también se le permitía la entrada a estos y estaba muy bien provista de libros de todo tipo. Por supuesto que el rubio se negó, pero el Séptimo Progenitor le dijo que si accedía a ir con él, lo llevaría a la próxima misión fuera de Sanguinem y le dejaría recorrer el lugar a su gusto, con el fin de encontrar a su hermano, o en palabras de Ferid, "su preciado ángel".

Por eso, ahora Mika debía ser el que llevase todos los libros que a Ferid le apetecían leer. Para su desgracia, había llenado tanto las palmas de sus manos que apenas podía ver por donde caminaba, estaba seguro de que de no haber sido vampiro, ya se le hubiesen quebrado los brazos por lo pesados que eran los libros.

-¡Oh, este también!-dijo Ferid, colocándo uno más en las palmas de Mikaela, quien tuvo que empezar a mirar hacia el costado para poder caminar porque ya los libros bloqueban su visión.

-¿Realmente leerás tantos?-preguntó con desconfianza él.-No he visto que hayas leído ni siquiera la introducción de los que has elegido.

-Ya he leído todos estos. Generalmente me aburro fácilmente de lo que ya he visto, pero estos son del tipo que aún encierran secretos sin importar cuantas veces los leas.

-Ya veo-contestó sin interés.

-Dios...¡Pon algo de entusiasmo!-dijo alegremente Ferid mientras tironeaba las mejillas de Mika.

-¡Sueltame!-respondió furioso, echándo la cabeza a un lado.

-¡Vamos, vamos~!¡Sonrié, sonrié~!-dijo, intentándo tomar de vuelta al rubio, pero este lo esquivó.

-No tengo ningún motivo para sonreir si estás aquí, a menos que estés muerto-respondió secamente.

-Oh~ ¡Pero que duro~!¿Por qué no sonríes? Recuerdo que me dabas una sonrisa hermosa cuando eras pequeño, incluso si era fingida.-Al ver que el menor no accedía continuó-¡Por lo menos finge una sonrisa para mí!

-No lo haré.

-¿Por que~?-preguntó, fingiendo tristeza-A esta altura ya no sirve de nada estar de mal humor por lo que sucedió en el pasado, así que sonrié. ¡Regálame una brillante sonrisa, Mika-chan~!

-No-negó nuevamente-Ahora estoy rodeado de inmundos vampiros, no solo eso, ahora soy uno de ellos ¿por qué sonreiría?

Ferid suspiró pesadamente.

-¡Eres muy problematico~! Además, aunque me digas eso, te he visto dar ocasionalmente sonrisas a nuestra hermosa reina, y ella~ ¿no es un vampiro también?¿No es acaso la que te condenó a esta vida~?-Mikaela frunció el ceño-Así que no me inventes excusas para no sonreír, si puedes sonreirle a la culpable de tu desgracia, también puedes ofrecerme también una linda sonrisita~.

Mi ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora