3- Cigarros

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Fin de semana. Por fin podía relajarse.

No más clases, no más deberes y no más padres exigiendo más horas de estudio y buenas notas. Era su día libre. Su día sagrado.

Estaba en el banco del parque donde siempre esperaba a Dongwoo. Ahora que lo pensaba había pasado ya un año desde que lo conoció. A su mejor amigo, su medio hermano. El día se presentaba fresco y estaba nublado, pero eso no les impediría dar una vuelta, ir a los recreativos un rato (o al karaoke, ya verían) e ir a tomar algo por ahí. Le gustaba la calma que transmitía, el hecho de que el silencio entre ellos no podía ser molesto, sino al contrario, muy agradable. Le parecía imposible que solo con una mirada o una sonrisa pudieran entenderse. La conexión. Le había preguntado a su padre si había tenido alguna vez a un amigo con el que se sintiese así. Su respuesta no solo fue afirmativa, sino que le obligó a jurar que no sería tan imbécil como para desperdiciar semejante oportunidad. Los amigos, igual que la mujer de tu vida, solo aparecen una vez en la vida. Y sobre todo a los amigos hay que atesorarlos, cuidarlos y protegerlos. Porque es difícil encontrar a alguien que sea capaz de estar a tu lado en las buenas y en las malas.

Dongwoo lo había defendido a muerte el día que casi le expulsan del instituto por un malentendido, de hecho fue el único. Lo confundieron con un macarra de otro curso que se había metido en un buen lío destrozando la bici del director. Por alguna razón, los testigos juraron que era él, cuando, por supuesto, ni se había acercado ahí. Al final, gracias a su amigo, que movilizó a todos los testigos que habían estado jugando a los bolos en la bolera aquella tarde funesta y trajo pruebas de que no había sido él, que se había librado de la expulsión y de una mancha injusta en su expediente. Desde aquel día, se dijo a sí mismo que lucharía por su amistad, pese a que a ojos ajenos pudiera parecer "superficial". Pero que no lo era.

Sacó el cigarro del paquete y buscó el mechero. Como había viento, protegió la llama con la mano, mientras aspiraba, esperando por el placer del humo deslizándose por su garganta.

-Sinceramente, no sé qué le ves a eso...

Levantó la vista y se topó con el rostro curioso de su amigo. Iba vestido en chándal, lo cual le daba un aspecto más grandullón de lo que ya era (era ancho, musculoso y una persona muy grande para la media de la clase). Lo vio hacer ese gesto tan particular con las gafas, que le resultaba elegante y femenino. Alguna vez estuvo tentando en decirle que corrigiera ese movimiento, porque no cuadraba con su aspecto, pero en el fondo le gustaba porque le parecía tierno. Era ridículo pensar así, pero esa era la verdad.

Jooyoung dio una calada a su cigarro y se lo pasó a Dongwoo.

-Prueba y y decides.

Dongwoo alzó las cejas, en distinta posición, entre la duda y la intención. Finalmente alcanzó el cigarro y se lo llevó a la boca. Lo vio aspirar y contó mentalmente hasta tres (no llegó ni al dos), cuando comenzó a toser sin parar.

-Joder... es... asqueroso. Toma.

Se rió con ganas mientras el otro trataba de coger aire, antes de sentarse a su lado, todo espatarrado en el banco.

-Al principio es asqueroso, Dong. Pero a mí me relaja.

-Lo que tú digas.

Alzó los hombros, sin preocuparse. Esa dinámica de aparente "te quiero, pero no te aguanto" era habitual. Aún recordaba a la empollona de la clase preguntándole, hará cosa de dos meses, que por qué estaban todo el día juntos si por las conversaciones parecía que no se aguantaban. Inocente. Mujeres... no entendían la dinámica de los hombres y sus formas de comunicación. Dio otra calada.

-Joo... ¿puedo quedarme esta noche en tu casa?

Inmediatamente se puso en alerta. No era muy habitual que se quedase en su casa a dormir. A él no le molestaba y a su señora madre le encantaba poner un plato de más porque "por fin su hijo era capaz de socializar y hacer amigos". Pero que Dongwoo se lo preguntase solo significaba una cosa: problemas en su casa... otra vez.

I'll Be your friend Bro... Forever and AlwaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora