5 - Concierto

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-Puta mierda.

Aquel no era precisamente el mejor día de su vida. No era una persona precisamente violenta, pero en ese momento quería darse una paliza a sí mismo por gilipollas. Solo esperaba encontrarle a tiempo y arreglar las cosas.

Oppa... ¿Podrías hablar de otra cosa? Me molesta que Dongwoo salga en nuestras conversaciones.

Por supuesto. No lo había entendido. No hasta ese maldito instante en que Sun Hee le obligó a elegir en la comida antes de la actuación: o ella o Dongwoo. Como si su amigo fuese una peste o algo así. Entendió que no podía salir con una chica que no concibiera o aceptase a Dongwoo en su vida. Su amigo era su otra mitad, ahora perdida. Se sentía jodidamente mal porque a lo largo de todo estos meses, apenas se habían visto. La culpa había sido suya, por supuesto. El escaso tiempo libre que había tenido se lo había dedicado a su novia, dando excusas baratas a su amigo. El amigo que no se había quejado ni un momento, que había tolerado demasiado bien sus ausencias, con una sincera sonrisa en su bonita cara. El mismo que había pasado de ser su centro de interés a ser un simple personaje en su vida. El mismo que escuchaba toda su verborrea en clase, sus problemas, en silencio, aconsejándole debidamente. Dongwoo el que le ayudaba a tapar "sus escapadas" y le defendía ante el resto de compañeros cuando se iba antes de la cuenta de los ensayos o llegaba tarde. Dongwoo el que ya no le llamaba por teléfono para quedar y mucho menos le avisaba si él tenía problemas.

-Puta mierda. ¡Soy gilipollas!

Curiosamente cortar con su novia le había dejado indiferente. Era una monada y una chica encantadora, pero absorbente. Llevaba ya un mes agobiado porque necesitaba espacio y no se lo daba. Luego estaba preocupado porque había visto a Dongwoo juntarse con un grupo que no era precisamente "buena gente". No en el sentido de macarras sino que, bueno, nunca le habían caído bien. Siempre había escuchado cosas no muy buenas de ellos. Y tenía miedo. Porque sabía que Dongwoo era muy inocente y no veía venir las cosas. Hasta ahora él había estado para protegerle, pero en ese tiempo no lo había hecho demasiado bien. Hasta sus padres le regañaron la semana anterior porque consideraban que estaba siendo un mal amigo. La verdad era que tenían razón. Un mal amigo, no... pésimo.

Llegó al local donde iban a tocar (porque eran las fiestas del pueblo y, ¡sorpresa!, les habían cogido para actuar en ellas) y se encontró con sus compañeros de banda comprobando que el sonido y los bafles estuvieran correctos. Se topó con Dongwoo, sentado en el borde del escenario, mientras daba una calada a su cigarro. En eso también se sentía culpable. Nunca debía haberle dado ese cigarro a probar. Jamás. Pero... ahora no podía retroceder. Se acercó a él, ya que no le había visto, demasiado ensimismado en sus pensamientos.

-Dong...

El mencionado parpadeó, sorprendido. Normal. La tarde anterior le había dicho que no contaran con él para el concierto, que era el cumpleaños de su novia y no quería faltar a la fiesta. Y no podía estar en dos sitios a la vez. Dongwoo, amable y comprensivo como siempre, le dijo que no se preocupase, que se apañarían.

- ¿Qué haces aquí? ¿No dijiste...

- Lo hemos dejado.

Quería decir mil cosas a la vez, pero por primera vez en su vida no fue capaz de añadir nada más. Solo fue capaz de observar su taciturna y confusa reacción. Se quitó las gafas, se frotó los ojos y volvió a colocárselas con ese movimiento que tanto había echado de menos observar.

-¿Estás bien? Quiero decir... No sé. No sé qué decirte.

- Perfectamente. Solo te pido que me dejes actuar con la banda, como estaba previsto, y luego me dejes invitarte a una ronda. Es lo único que te pido, tío.

I'll Be your friend Bro... Forever and AlwaysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora