Capítulo 3

58 6 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ewellry

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ewellry.

Ése es el nombre que posee nuestro hotel.

Ewellry en Racondo significa maravillla.

Y la verdad que no estaba lejos de serlo.

Los pisos de la recepción eran de pocelanato blanco veteado con leves tonalidades grises, las paredes estaban pintadas de rojo y marrón con unos garabatos tallados, que podría jurar formaban parte de los primeros indicios que se encontraban de esa civilización que mi amado abuelo había logrado descifrar. Embobada ante tanto esplendor acaricio las líneas con la yema de mis dedos.

—Kenya.

Me giro hacia Ben. Me observa con una sonrisa de oreja a oreja y me insta a acercarme hacia la recepcionista para dar nuestros datos. Una vez a su lado me rodea con su brazo y aferra sus dedos a mi cintura.

—¿No te parece que todo esto es simplemente —murmura en mi oído—... magnífico?

Asiento al ver que no logró hallar mi voz. La joven frente nuestro comienza a teclear nuestros datos en su computadora. Luego con una sonrisa que va dirigida hacia Ryan se voltea para de un cajón sacar nuestras llaves.

—Sus cosas serán llevadas dentro de unos minutos a sus respectivas habitaciones —Anuncia en un español algo trabado—. ¡Que disfruten su estadía en Ewellry!

Ryan asiente con coquetería y Lizzy voltea los ojos con fastidio. Le lanzo una mirada Ben, el me responde elevando las cejas y señalando con una mueca hacia ellos dos.

—¿Es que nunca se cansan?

Susurra a mi lado.

—Nunca.

Le respondo a la vez que lucho porque no se me escape una carcajada.

Nuestras habitaciones están enfrentandas. Elizabeth apenas llega se arroja a la enorme cama que hay en la habitación. Luego de unos segundos de rodar en ella. Se endereza repentinamente y anuncia con una mueca:

—Son dos camas —se arrastra sobre el edredón blanco—, con una sábana de dos plazas.

—¿Quieres seperarlas?

La sangre de KhothDonde viven las historias. Descúbrelo ahora