Capítulo 6

40 7 0
                                    

Entreabro un poco los ojos al sentir un pequeño empujoncito en mi brazo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Entreabro un poco los ojos al sentir un pequeño empujoncito en mi brazo. Joseph me observa detenidamente a la espera de que me despertara completamente.

— Kenya son las siete y cuarenta y ocho, la excursión es a las nueve y cuarto —comienza su parloteo. Era muy temprano para tantos números juntos—. Hay un promedio en que las mujeres tardan entre treinta y cuarenta minutos en arreglarse, sumado a lo que se demora en desayunar, déjame decirte que si no te levantas ya, terminarás por llegar tarde.

— No todas las mujeres son iguales Joseph.

Respondo al momento en que me hundo en las cálidas frazadas de la cama de Ben. Tenía su riquísimo perfume, y eso me embriagaba.

— Sé de sobra que no todas las mujeres son iguales y que los valores varían. Pero tu te ves bastante normal, como esas mujeres que demoran cuarenta minutos.

—¿Gracias?

Le contesto dudosa, sin saber si mi insultaba o no. Gruño internamente al separarme de la cama.

— Despertaré a Ben y a Ryan, seguramente dentro de nada vendrán a prepararse.

Asiente y yo me encamino a mi habitación.

Tanto Ben como Ryan seguían descansando. Me acerco a mi Zhurdú y con una leve caricia logro que abra los ojos. Ni bien enfoca su visión en mi no tarda ni un segundo en sonreirme. Le respondo de la misma manera.

Ben voltea y le da un pequeño empujón a Ryan, que le contesta con un leve quejido. Doy la vuelta a toda la cama para posicionarme frente a él. Toco su frente comprobando su temperatura.

— Está fatal —le digo a Ben mientras le toco las mejillas—, vuela en fiebre.

— Le diré a Nathan que él no irá, avisará a los médicos. Seguramente meterán a otro biólogo al vuelo en lugar de él.

Estábamos en la sala esperando

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estábamos en la sala esperando. Éramos aproximadamente quince personas. Y entre ellas no había señales de Elizabeth ni de Carmel, aunque este no viajara con nosotros. Veinte minutos de retraso para ella era demasiado.

— Quizás deberíamos partir.

Susurra Ben en mi oído, niego. No me iría hasta que ella apareciera. Vuelvo a marcar su número pero cuelgo enseguida al ver su figura acercándose velozmente.

— Lo siento, yo... me quedé dormida.

— Nos dimos cuenta.

Elizabeth entorna sus ojos y me mira apenada. Luego dirige su vista a los demás, Joseph y Ben están justo detrás mío.

— Veo que no soy la única en llegar tarde —sisea. Entrecierro los ojos ante su frase. Si seguía así terminaría enfadándome demasiado con ella, y yo podía aceptar que tuviera sus secretos, pero no que hiriera a Ryan con sus palabras—, alguien tuvo demasiado diversión anoche.

— No tanto como la tuya —contesto con un tono de voz neutral. Ben sostiene mi brazo para evitar que yo me volviera loca—, no sabes lo bien que lo pasó anoche en mi cama, volando en fiebre.

—¿Qué?

Sus ojos se abren atónitos. Y su voz se torna como un hilo. Busca la verdad en los demás y sé de sobra que Joseph no le correspondería. Lo conozco lo suficiente como saber que cuando está enfadado con alguien no toma contacto con esa persona en lo absoluto.

— Ryan se siente muy mal, no vendrá a la expedición —le informa Ben, aclarando con palabras más amables lo que yo le había dicho.

— ¿Y qué dijeron los médicos?

Su repentino interés hace que la bilis me suba a la garganta. Enarco una ceja molesta, ella esquiva mi mirada y la posa en la persona detrás mío.

— No lo saben todavía —Ben le responde tan tranquilo que logra aplacar mi carácter.

— Entonces me quedaré con él.

—¿Qué? —decimos los dos al unísono.
—Que seguramente necesitará tener a alguien a su lado —se encoge de hombros y me tiende su pequeño bolso—, yo no soy indispensable, Ben sabe orientarse a través de los mapas y tú y Joseph tienen una mente maravillosa. En cambio yo sólo sé seguirlos a ustedes.

—No es verdad, Lizzy tú...

Me corta con un ademán de cabeza. Repentinamente me siento demasiado culpable.

—Me quedaré con Ryan, me necesita.

Y así como vino se fue. Giro hacia Ben y los ojos se me llenan de lágrimas.

—Es mi culpa —musito. Me atrae con un abrazo a su pecho—, he arruinado su sueño.

—No seas demasiado dura contigo misma, mi colibrí —su voz suave en mi oído hace que mi repentino temblar disminuya—, ella quiere quedarse con Ryan, estaba muy preocupada.

—Pero...

—¿No viste lo pálida que se puso cuando te escuchó? —me interrumpe—, además yo también creo que alguien tiene que hacerle compañía.

Joseph se acerca a nuestro lado y con un leve toque en mi brazo asiente. En su idioma supongo que estará de acuerdo con Ben.

Sé que el capítulo es algo corto pero decidí cortarlo para meter todo la siguiente escena (que es muy larga) en un sólo capítulo y no tener que cortar todo en lo mejor de la acción :v

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sé que el capítulo es algo corto pero decidí cortarlo para meter todo la siguiente escena (que es muy larga) en un sólo capítulo y no tener que cortar todo en lo mejor de la acción :v

Espero que les haya gustado el capítulo, no olviden comentar y votar.

La sangre de KhothDonde viven las historias. Descúbrelo ahora