Un recuerdo (Un amor) Imposible de olvidar

2. New country, new start

Me quedé dormida durante las últimas horas del vuelo, desperté con la voz del piloto diciendo que estábamos a punto de aterrizar y que nos pusiéramos nuestros cinturones. Una vez en tierra, nos permitieron bajar del avión y en seguida entré al aeropuerto para recoger mi maleta, una vez que lo hice busqué un taxi para dirigirme al departamento que había buscado en internet. Al llegar ahí toqué la puerta y me abrió el dueño

-Hola. Buenos días.-
-Buenos días.-
-Soy Isabel, la persona que hace unos días se puso en contacto con usted para rentar este departamento.-
-Pasa. ¿Quieres ver el departamento antes de firmar?-
-Si, por favor.- dejé mis maletas a lado de la puerta y entré.

El departamento era de un solo piso, pero bastante amplio, de frente a la puerta y al fondo estaba la sala, había tres sillones, el primero pegado a la pared, el otro de lado derecho de éste, y el último enfrente del que está pegado a la pared. Detrás del segundo sillón había un ventanal, que iba casi desde el techo hasta el piso. Al centro de la sala había una mesa de centro. La cocina y el comedor estaban a la izquierda de la sala, la cocina era pequeña, pero estaba muy bonita, era integral. No tiene como tal un comedor, era una mesa rectangular alta estilo barra con tres sillas altas. A lado de la cocina había una ventana.
A la izquierda de la cocina y un poco al fondo estaba la recámara, era pequeña pero cómoda: Al fondo había una cama matrimonial, a un lado de ella estaba un pequeño buro, y al otro un mueble con cajones para guardar y colgar ropa. Frente a la cama había un tocador con espejo y algunos cajones, y a un lado, un pequeño mueble donde estaba la televisión.
En el pasillo que lleva a la habitación, se encuentra el baño, que cuenta con un espacio mediano para la regadera, y uno de igual tamaño para la taza y el lavabo.
Los acabados son sencillos pero muy bonitos, al igual que los colores de la pintura. El piso de toda la casa es de madera. Las cortinas también son muy bonitas. En general, era una hermosa casa, no muy grande, cómoda, y lo mejor era que tenía un precio accesible, así que no dude en rentarla.

-¿Y qué le parece?-
-Perfecta.-
-¿Le parece si firmamos el contrato?-
-Claro.-

Luego de firmar me entregó las llaves, me dio algunas especificaciones y se fue. Empecé a acomodar mis maletas, sacar la ropa, acomodarla y ver que era lo que me hacía falta para ir a comprarlo, claro que antes de hacer todo eso le mandé un mensaje a mi familia para decirles que ya estaba en Japón y que me estaba instalando en el departamento.

Ese día en la tarde salí a caminar un rato, a comenzar a conocer algunas zonas de la ciudad y a buscar una tienda para comprar lo que me haría falta. Los primeros días me estuve instalando y conociendo un poco la ciudad, a partir de la segunda semana comencé a buscar un trabajo, fui a restaurantes de todo tipo, incluidos, por supuesto, algunos de cocina mexicana. Me costó un poco de trabajo encontrar el empleo, en algunos lugares me decían que por el momento no, otros que ellos me llamaban, y en otros definitivamente la respuesta era no; en los que me daban una probabilidad, por muy pequeña que fuera, seguía insistiendo, y así fue como aproximadamente dos meses después de llegar, conseguí empleo en un restaurante que vende tanto comida japonesa como mexicana, entré como encargada de los platillos mexicanos y ayudante en los japoneses, principalmente en los postres, que era lo que más me gustaba.

Mientras estuve buscando trabajo, estuve en un curso de gastronomía japonesa lo que me permitió que fuera más sencillo entrar en ese restaurante, ya que mis técnicas de preparación mejoraron considerablemente.

Mi horario era algo demandante, y el ritmo de trabajo era pesado pero me gustaba mucho lo que hacía, así que no tuve ningún problema. A pesar de eso, me daba tiempo de conocer la ciudad, lo cual me pareció bastante agradable, y descansaba un día a la semana: los sábados.