VALENTINA

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Luego de un largo y estresante semestre en la universidad llegan las tan esperadas vacaciones decembrinas y como todos los años me iré a casa de mi abuela para compartir con la familia, desestresarme, relajarme y alejarme de la ajetreada ciudad. Vivo con mis padres en la Ciudad de Maracaibo, mi familia es de un pequeño pueblo al norte de la ciudad.

En el pueblo aproximadamente el 70% de los habitantes se conocen incluyéndome ya que aunque no vivo ahí de pequeña pasaba cada fin de semana en casa de mi abuela, visitaba a todos mis primos y conocía a casi todos los niños de mi edad y a algunos mayores que yo. Pasaba mucho tiempo con mis primas e incluso mis primeras novias fueron algunas de ellas.

Tuve mi primera novia a los 14, fue una prima que casi siempre se quedaba en la casa de mi abuela y cuando no era así yo me quedaba en su casa, con los meses ella se comenzó a sentir atraída por los chicos y todo término, esa fue la primera vez que rompieron mi corazón pero no todo terminó ahí, ella comenzó a contarle al resto de mis primas lo que había pasado entre nosotras y algunas de ellas querían tener algo conmigo, supongo que querían “experimentar” y así fue hasta que dejé de ir tan seguido al pueblo y comencé a ir solo en las vacaciones de verano y en las vacaciones decembrinas. Sin embargo cada vez que iba conocía a chicas que jamás había visto en el pueblo.

Un par de meses antes de comenzar las vacaciones fui a una de las fiestas mas importantes del pueblo y ahí conocí a una chica, de 15 años con la que pase casi toda la noche, era divertida, muy madura, quizá un poco pervertida y llena de picardía, quizá esto último fue lo que me atrajo de ella. Al finalizar la fiesta ambas anotamos nuestros números y desde esa noche comenzamos a escribirnos y a llamarnos, prácticamente establecimos una especie de relación sentimental, que cada vez se volvía mas sería para ella.

Esta chica se llamaba Carolina y de cierta forma me encantaba pero no lo suficiente para tener algo serio con ella, sin embargo no sabia como hacérselo entender pues ella apenas era una niña y no quería lastimarla, deje que las cosas fluyeran sin ninguna preocupación, pues sabía que al fin y al cabo todo terminaría. Carolina tenía una mejor amiga llamada Luisa, que quería aprender a tocar guitarra y según Carolina yo era la indicada para enseñarla, así que no perdió tiempo en presentarnos para que le diera clases.

Luego de presentarnos, no perdí el tiempo en robar su número de la manera mas discreta posible, quería tenerlo para tener la oportunidad de hablar mas con ella y no solo referente al tema de la guitarra, algo en mi me incitó a conocerla mas, a saber mas de ella pero otra parte de mi también quería usarla para saber mas cosas sobre Carolina ya que habían cosas que aun no terminaba de comprender sobre ella. Esa misma noche luego de presentarnos ella me escribió tal y como le dije, nos pusimos de acuerdo para tener clases todas las tardes, eso de cierta forma me gustó mucho ya que así tendría mas tiempo para conocerla quería saber si Carolina le había contado cosas sobre mi y si ella sabia que entre su amiga y yo había algo pero no quería preguntárselo así que esperaría a que ella me hiciera algún comentario.

Al día siguiente prepare una pequeña clase para enseñarle lo básico a Luisa y de esa forma cuando ella llegó yo ya tenia todo preparado.

A las 2:40 me encontraba en el frente de la casa de mi abuela esperando a Luisa.

–Pero que milagro que no estés en tu cuarto o en la casa de tus primas -Dijo mi madre que al parecer iba a salir

–Si bueno, supongo que los milagros existen. Estoy esperando a una chica a la que le voy a dar unas lecciones de guitarra, no se si la conozcas se llama Luisa Larrazabal.

–¡Oh claro que si! Su abuela es madrina de una de tus tías y tú abuela y la de ella son muy buenas amigas además de que su papá era un primo tercero de nosotros, que extraño ¿No la conocías?

Luisa y Valentina "La guitarrista Frustrada "Donde viven las historias. Descúbrelo ahora