NOCHE JUNTAS (Editado)

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El fin de año estaba a menos de una semana, mi tía, la hermana mayor de mi mamá llegaba hoy por la noche de España y mi familia iría a buscarla al aeropuerto, estaba realmente emocionada tenia casi cuatro años sin verlos y esta vez vendrían con un nuevo integrante mi primo Andrés de apenas unos meses de nacido, ya había visto fotos de él y realmente era una preciosura las ansias de conocerlo me estaban matando, por otra parte también estaba nerviosa, aprovecharía que mi familia no iba a estar en el pueblo para ir a casa de Valentina y pasar la noche con ella, la madrugada posterior a la fiesta me lo había pedido y yo realmente lo quería, quería estar junto a ella y pasar el mayor tiempo posible a su lado pues pronto se iría a la Ciudad, quería verla dormir seguramente ha de verse hermosa, hablar hasta quedarnos dormidas y despertar a su lado sintiendo su dulce aroma que embriagaba todos mis sentidos y aunque me avergüence un poco admitirlo una gran parte de mi quería sentirla mas de cerca, sentir su piel sobre la mía y eso me ponía mucho mas nerviosa porque aunque en varias ocasiones nuestros besos se salieron de control nunca llegamos a un siguiente paso y agradecía mucho eso, es decir, no tenia ni la mínima idea de cual era ese siguiente paso porque aunque ella me había enseñado muchas cosas sobre la homosexualidad, en ningún momento tocamos el tema de la intimidad.

Con el transcurrir de los días mis sentimientos por Valentina crecían y aunque un mes era muy poco para llegar a quererla de la forma en la cual lo estaba haciendo eso parecía carecer de importancia.

Compartir mis tardes con ella eran mi parte favorita del día, mi momento perfecto. Las prácticas de guitarra quedaron de lado pues ahora eran sus labios los que le enseñaban a los míos el camino a la gloria, nuestras tardes juntas eran mágicas, me encantaba escucharla hablar apasionadamente sobre sus ideologías, su filosofía de vida, esa forma tan sencilla de verla, lo fascinada que se escuchaba al hablar sobre la música y su carrera, su infancia y sus locuras de adolescente y escucharla cantar... ¡Dios! Eso definitivamente era la gloria, si me pidieran que le diera un premio a la voz más perfecta, angelical y melodiosa definitivamente el premio seria para ella, su voz lograba estremecer mi alma de la misma forma que lo hacía su piel al rozar la mía, estar con ella era una bendición. Junto a ella el tiempo parecía detenerse, era como si esas semanas se hubieran convertido en meses, cambió por completo mi forma de ver la vida, fue abarcando cada pensamiento con su sonrisa... ¡Su bendita sonrisa! era capaz de convertir cualquier sentimiento oscuro y triste en una verdadera poesía y su intensa mirada que ponía mi mundo de cabeza, no tenía comparación alguna, su sola presencia llenaba mis días, me hacía olvidar por completo del mundo entero y todo lo que en el habita. Si, puede que piensen que exagero un poco pero no, Valentina era eso para mi, sin embargo había algo de lo cual no podía olvidarme era de mi familia y el maldito que diran, la maldita sociedad. Eso era un gran problema para mi porque ¡Dios! yo quería a Valentina, la quería como nunca había querido a alguien, la quería más de lo que quisiera admitir y no quería estar ocultando mis sentimientos por ella pero sabia que mi familia no lo aceptaría y por ello debía aparentar delante de todos los demás que mi vida seguía igual y que ella era una simple amiga mas, yo aun no tenia el valor suficiente para contarle a mis amigas que Valentina era mi novia, ni siquiera a Carolina aunque sabia que en algún momento debía hacerlo pero todavía no estaba segura de como decirlo, encontrar las palabras adecuadas seria todo un problema pero estaba completamente segura de que cuando el momento de hacerlo llegara las palabras fluirían .

El día transcurrió y el atardecer llegó, mi mamá y mis abuelos se fueron y yo procedí a arreglarme para ir a casa de Valentina.

Ya casi llegaba a su casa, ella se encontraba sentada en el patio bajo un gran árbol en en una mecedora, se veía mas hermosa de lo normal y yo estaba mas nerviosa que de costumbre, al acercarme ella se levanto, nos abrazamos y su aroma embriagó mis sentidos, una vez mas ese delicioso olor a cigarrillo y Ralph Lauren que tanto me gustaba...

Luisa y Valentina "La guitarrista Frustrada "Donde viven las historias. Descúbrelo ahora