TE NECESITO CONMIGO

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Nunca había experimentado tantas emociones juntas, era una mezcla entre tristeza por tener que alejarme de la primera persona que me hacia sentir tan bien con tan solo tenerla cerca, miedo de aceptar lo que en realidad era y al mismo tiempo unas ganas inmensas de olvidarme de todo lo que debía ser e ir a buscar a Valentina para decirle que si, que si me gustaba y que me sentía viva con solo su presencia, besarla sin importar nada pero sabia perfectamente que no podía.

Aunque no conocía en lo absoluto el mundo homosexual, sabia que no era algo muy aceptado por la sociedad pues nadie se atrevía a hablar de ello con libertad ni naturalidad pero cuando lo hacían se referían a ello de forma despectiva y en otras ocasiones en tono de burla o rechazo total. A mi no me importaba en lo absoluto lo que la gente del pueblo pudiese decir de mi, pero había algo a lo que realmente le temía y era decepcionar a mi abuela o que ella tuviese un mal concepto de mi, durante mi corta vida y desde que puedo recordar ella me había enseñado a ser la persona que era y tampoco quería que ella pensara que se equivocó en algo al educarme.

Realmente necesitaba a alguien a quién pudiera contarle esto que me pasaba con Valentina, lo que ella me hacía sentir y como mi mente volaba al pensarla pero no tenía con quien hablar pues no quería que mis amigas pensaran que me gustaban las chicas, todavía no porque no estaba segura de eso.

El día transcurrió de forma tranquila aunque no dejaba de pensar en Valentina pues se había convertido en mi pensamiento permanente, al llegar la tarde recibí un mensaje de ella y una corriente de emociones recorrió mi piel al leerlo:

... Si no quieres seguir teniendo clases de guitarra conmigo esta bien, buscaremos algo que hacer voy por ti en 15 minutos.

<<¡Ella esta loca!, no pienso ir con ella a ninguna parte, además mi mamá no me dejará salir así como así con ella ni siquiera la conoce>>

Algo me decía que ese mensaje no mentía y para evitar algún problema y evitar que mi mamá hablara con ella antes que yo decidí esperarla en el frente de mi casa para explicarle que no quería ver clases de guitarra ni hacer nada con ella.
Antes de que pasaran los 15 minutos ya Valentina había llegado a mi casa aunque no entendí muy bien como llegó pues en ningún momento le había dicho donde vivía, esperé a que ella hablara.

-Buenas tardes Luisa, recibiste mi mensaje.

-Si, así es...

-Antes de que me digas que no quieres venir o cualquier otra cosa u excusa quiero que sepas que de verdad lamento haber insinuado que querías besarme y también me disculpo por todos esos comentarios que hice, a veces hablo sin pensar. Luisa quiero proponerte que seamos amigas ¿si?, comencemos desde cero.

Hubo varios segundos de silencio, ella en realidad esperaba mi respuesta pero yo una vez mas no sabía que hacer o que decir, no sabía si podía ser su amiga porque ella me gustaba mucho y ese era el único problema pero si ella ponía de su parte y no hacía ese tipo de comentarios que me hacían perder la cabeza seguramente si podríamos intentar ser amigas.

-Esta bien, creo que no habrá ningún problema en que seamos amigas siempre y cuando cambien tu actitud y entiendas que no me gustan las mujeres y menos tú y que por favor respetes mi espacio personal

-Entonces... ¿vienes conmigo?

-Espera un momento para decirle a mi mamá.
...
Al hablarle a mi mamá de forma resumida de Valentina no tuvo ningún problema en dejarme salir con ella algo que me pareció muy raro, solo tuvo la condición de que llegara antes de la cena.
Valentina iba manejando el carro de su papá y ninguna de las dos dijo ni una sola palabra hasta que decidí hablar

Luisa y Valentina &quot;La guitarrista Frustrada &quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora