Princess

♡ིུ If i had a heart

Parte dos de tres.

Londres Inglaterra; 2017

Sus pies se movían con pesadas sobre la hierva verdosa del parque. El día estaba nublado y apenas unos cuantos rayos del sol sobresalían de las nueves grises que lo cubrían. Del cielo caían gotas de agua helada, comenzando a chispear. Sus ojos estaban atentos a las personas que caminaban en el parque, sin nada más que hacer por la tarde.

Suspiro y cubrió su cara con sus manos, cansado de la misma rutina todos los días. Siguió con su camino, sin saber a dónde iba exactamente, y a decir verdad no le interesaba mucho a donde se dirigía. Su cuerpo se tensó por un momento y su piel se erizo debajo de su ropa.

—De nuevo—murmuró. Esa extraña sensación la ha tenido desde hace tres meses exactamente, sin entender de qué se trataba. Primero pensó que se trataba de algún vampiro cerca de él, pero siempre buscaba a su alrededor o algún olor distinto al de los humanos, pero nunca había nadie. La sensación en su cuerpo no desaparecía por más que caminara fuere de todo ese torbellino de gente en el parque. Su móvil vibro en su bolsillo trasero y lo tomo, contestando la llamada sin ver de quién trataba; solo quería que aquella extraña sensación desapareciera de él, porque no solo sentía escalofríos, sino una pesada mirada.

—Bueno—contestó. Al otro lado de la línea la voz de Nancy le lastimo sus sensibles oídos. Su amiga, tan dramática como siempre le pidió de favor si cubría su turno, contando que estaba muriendo de unos cólicos infernales en su vientre. Él aceptó, de todas maneras no tenía planeado  para ese día—. Si, no te preocupes, ya voy para allá. Yo también te quiero, adiós.

Colgó el teléfono y tomo la dirección contraria a donde sea que sus pies se movían, era la una de la tarde y Nancy tenía su turno de dos a ocho de la noche.

⚜️

Eran las siete con treinta de la noche, la cafetería se fue vaciando desde las seis de la tarde, ya que el frío comenzaba a hacer más intenso y el sol se ocultaba antes. No le gustaba cuando cambiaban el horario, se levantaba más temprano y cuando no salía se acostaba a las ocho.

Le dio el cambio a un cliente y le sonrío antes de retirarse del local. Si él deseara no trabajaría, seguía siendo millonario, pero eso no disminuía las ganas de hacer algo de provecho en su vida. Vivir ciento treinta y cinco años eran demasiados, y su vida era tan aburrida y en lugar de ser emocionante; para él licántropo era demasiado aburrida. Su alegría y diversión habían muerto cuando Harry lo había abandonado en medio de aquel bosque de su gran desdicha.

—Louis, voy al baño—Dylan, el chico de extraños ojos violetas le dijo al ojiazul—. Atiende al cliente.

Louis estaba demasiado concentrado en contar el dinero de la caja, así que asintió distraído.

—Me das un café y un muffin, por favor—aquella voz ronca la conocía, pero no se dio el tiempo de mirarlo a los ojos.

—Claro—se giró y fue hacia la cafetera, tomo una taza de café y lo sirvió con cuidado de no derramar en los lados—. ¿Con azúcar?

—Dos cucharadas—la voz sonaba tan conocida que sintió un escalofrío en su cuerpo, pero negó con la cabeza. Sonrío y soltó una risita por pensar que cualquier voz se parecía a la de él.