John esperó hasta que Yoko apareciera nuevamente en la cueva. Mientras tanto, se dedicó a observar cada detalle del lugar. Parecía un laboratorio de esas típicas películas antiguas de terror donde un científico malvado quiere crear un monstruo o algo así, y debía esconderse para que nadie destruyera su creación. Había frascos por doquier y una gran biblioteca del tamaño de una pared, las cuales medían al menos cuatro metros de largo. Su jaula estaba colgada de un gancho, por un momento tuvo miedo de que por su peso la jaula cediera y cayera al piso, el cuál estaba como a dos metros de distancia.
Estaba aterrado, sus manos sudaban y comenzaba a transpirar. Jamás había estado en una situación similar a esa; un secuestro es algo que solía ver en los periódicos, no en la vida real.
Al ver que X —a la cual decidió llamar Y—, no volvía, se puso a cantar un fragmento de In My Life. Pensaba que era una gran canción, y no sólo porque él la había escrito, sino porque la letra era pegadiza y la melodía le transmitía tranquilidad.
—But of all these friends and lovers there is no one compares with you. And these memories lose their meaning...
—When I think of love as something new —terminó Yoko, como en poesía.
John se sorprendió, no sólo de que apareciera tan repentinamente, sino también de que supiera la letra de su canción. El sobresalto hizo que la jaula comenzara a moverse, provocándole náuseas.
—¿La conoces? —preguntó, atónito.
—Claro, me gusta mucho —admitió la chica.
—¡Yo la escribí! —exclamó John casi con una sonrisa en su rostro, luego recordó que estaba privado de su libertad por lo que se calmó un poco.
—Creí que había sido McCartney.
—¿Paul? No, él escribe cosas... diferentes —explicó John.
—Entiendo —finalizó Y.
Un silencio incómodo apareció, provocando que John se pusiera nervioso. Pero Yoko parecía disfrutar del silencio.
—Así que... ¿quieres ser cantante? —le preguntó él.
—Si, siempre ha sido mi sueño —confesó.
—Cántame un poco, entonces —dijo John sólo para evitar el silencio.
La joven pareció dudarlo, pero luego accedió. Lennon casi deseó no haberle pedido nada. La aguda voz de Yoko hizo que algunos frascos se rompieran y que la cueva de alguna manera comenzara a temblar... John se tapó los oídos; era como una alarma de bomberos, aturdidora.
Cuando la joven paró de cantar, le preguntó:
—¿Te gustó?
—Ehhh... —Lennon no sabía qué responder, no quería herir los sentimientos de la secuestradora, por lo que dijo—. Claro, fue... interesante. ¿Sabes qué? Fue mejor que Cilla Black.
—Lo dices sólo para no enfadarme —dijo Yoko, mirándolo fijamente.
—¡Claro que no! Sólo que... no sé qué fue lo que cantaste...
—Era Yesterday, de Paul McCartney —respondió sin lugar a dudas.
—¿Ah, si...? Vaya, parece que estás enamorada de Paul... —dijo John en broma, algo inquieto.
—No, sólo pienso que su música es buena. Además, tú serás mi esposo —le recordó Yoko. Parecía como si no tuviera emociones, sólo una expresión para todas las situaciones. No se mostraba feliz ni triste, ni siquiera enfadada. Eso intimidaba a John, pero debía seguirle la corriente si quería salir de ahí.
—Cierto, el matrimonio... —lo había olvidado—. ¿Sabes? Creo que debo ir a buscar a mi esposa... Me refiero a que... tengo que separarme de ella para poder casarme contigo...
—Eso no hace falta.
—Tal vez en tu país, pero aquí no puedo casarme estando casado —Yoko lo miró entrecerrando los ojos y John tuvo el deseo de retractarse—. Pero, ¿a qué juez le importa eso? ¡Casémonos ya!
John se arrepintió de inmediato al decir eso, sintió como si no hubiera sido él quién lo dijo, más bien esas palabras salieron sin su consentimiento. Comenzó a creer que Yoko era más extraña de lo que aparentaba, de seguro escondía algo... ¿De qué otro modo se explica que lo haya desmayado?
—Me parece una idea fantástica —exclamó la mujer, con una pequeña sonrisa en sus labios.
—Espera, yo no... —comenzó John, pero otro chasquido de Yoko hizo que se desmayara nuevamente.
Al despertar, tenía un traje negro con un ridículo moño, zapatos negros y hasta un peinado prolijo. Yoko se hallaba a su lado, con un largo vestido blanco y un ramo de rosas blancas en mano. John casi gritó al ver lo que ocurría a su alrededor. Aún se encontraban dentro de la jaula, lo cual le provocó claustrofobia y comenzó a sudar nuevamente.
—Es un sueño, es un sueño... —susurró para sí mismo.
—Presta atención, querido, el cura te está preguntando algo —le dijo Yoko.
John miró al frente y se encontró a un hombre robusto con una especie de vestido. Por lo que Yoko le dijo, era el cura usando una sotana. Miró alrededor, más allá de la jaula, y notó que aún estaban en la cueva, pero había algunas decoraciones que le hicieron recordar a una boda a la cual había asistido cuando era más joven.
No podía creer que se estuviera casando de nuevo. ¿Qué le diría Cynthia?
—John Winston Lennon, ¿acepta como esposa a Yoko Ono? —preguntó el cura.
—Yo, no... eh... —John estaba realmente asustado y se dio cuenta de que nada lo salvaría de esa situación. Debía hacer algo para retrasar la boda, o evitarla.
—John —le dijo Yoko. Volteó hacia ella con inseguridad, quien lo estaba mirando fijamente con los ojos más achinados de lo normal, y John sintió la necesidad de responder...
—¡Acepto!
Inmediatamente se tapó la boca con ambas manos, pero ya era tarde.
—Yoko Ono, ¿acepta por esposo a John Winston Lennon? —preguntó el cura.
—Acepto —respondió ella, con una pequeña sonrisa en sus labios. Era extraño, pero cuando ella sonreía sus ojos seguían sin expresar ninguna emoción, como si realmente no estuviera feliz.
—Entonces, puede besar a la novia —finalizó.
John no quería besarla. Es cierto que nunca le fue lo que se dice fiel a Cynthia, pero casarse con otra mujer era algo que ni él se perdonaría. Yoko lo miró y cerró sus ojos, frunció su boca y cada vez se acercaba más a él. John volteó hacia delante, quería pedirle ayuda al cura, pero misteriosamente había desaparecido, al igual que todos los adornos de la cueva. Sólo quedaban él y Yoko, la cual aún esperaba ser besada. John se dio por vencido, cerró los ojos y, casi con disgusto, besó a la joven.
De repente, todo se volvió más colorido y cálido. No entendía lo que estaba ocurriendo, pero no le desagradaba, es más, lo disfrutaba... El beso con Yoko lo había cambiado, casi se sentía una persona nueva. Ya no sentía repugnancia hacia aquella mujer, sino que ahora la amaba. Así es, estaba enamorado de Yoko...
***
Finalmente, John se casó con Yoko, pero obligado. Sin embargo, se enamoró de ella. ¿Creen que Yoko lo embrujó, o John se sintió atraído por la "joven asiática"?
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Help! Beatles al rescate
FanficEsta descabellada historia cuenta las aventuras de los Beatles en el año 1967, cuando su mánager, Brian Epstein, es secuestrado por un malvado villano y ellos deberán rescatarlo antes de que la prensa se entere.