Getting Better

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—¡¡BRIAN!! —exclamaron Paul, George, Ringo y Freda apenas entraron a la sala de reuniones y vieron al mánager sentado en un sofá.

Su aspecto era deplorable, pero aún así corrieron a abrazarlo. Brian sonrió al verlos y los esperó con los brazos abiertos sin moverse de su lugar, luego de tanto tiempo los extrañaba, pero estaba fatigado. 

—¿Cómo estás? ¡Me alegra tanto verte! —le dijo Freda, abrazándolo con más fuerza aún. 

—Me encuentro bien, gracias —expresó Brian sonriendo. 

—¿Cómo llegaste aquí? —preguntó Paul con curiosidad y entusiasmo.

—A decir verdad, creo que ni yo lo recuerdo... —confesó con pesadumbre.

—Descuida, pero ¿dónde estabas? 

—Aún no estoy seguro. Sólo sé que Yoko me trajo hasta aquí, supongo...

—¿Yoko? —preguntó George, frunciendo el ceño.

—Es la mujer que me secuestró —anunció el mánager. 

—¡John! —exclamó repentinamente Paul, recordando a su amigo—. Él fue secuestrado también —finalizó con lágrimas en sus ojos.

—Lo sé, lo vi —dijo Brian.

—¿¡Qué!? —preguntaron los cuatro al mismo tiempo    

—Si no hubiera sido por John, aún estaría en ese lugar infernal... o muerto —comentó Brian casi temblando al recordar lo que había vivido. 

—Pero, ¿él está bien? —le preguntó Ringo.

—Sí, pero va a casarse con ella —les confesó Brian, con tristeza en su tono de voz.

—¿¡QUÉ!? —volvieron a preguntar todos al unísono.

—Si no lo hacía, esa mujer iba a matarme. Le dije que no aceptara, pero sólo quiso que yo volviera a casa —les explicó.

En ese momento, George Martin entró en la habitación junto a Derek Taylor. Sus rostros demostraban inquietud y, al pasar la vista por Brian, demostraron algo de compasión. Sin embargo, al no hacer comentarios al respecto, los muchachos y Freda supieron que ya se habían saludado.   

—Muchachos, qué bueno que están aquí —dijo George.

—Hay noticias —comenzó diciendo Derek—, y lamento decirles que no son buenas. 

—¿Qué pasó ahora? —preguntó Paul. Estaba irritado y sentía la necesidad de gritar, es como si ninguna buena cosa les pasara últimamente; excepto, claro, el regreso del mánager. 

—La prensa comenzó a hablar —les informó Derek—. Dicen que es muy extraño que estén desaparecidos, y si no sacan un sencillo o un disco pronto, su fama descenderá.

—¿¡Es broma!? —preguntó Paul—. Los sencillos Strawberry Fields Forever y Penny Lane salieron hace unas semanas, ¿que más quieren de nosotros?

—Entrevistas —respondió George Martin, cruzado de brazos.

—Y como no pudieron dárselas en todo este tiempo, alguien lo hizo por ustedes...

—¿¡Quién!? —preguntaron los tres al mismo tiempo.

—El Maharishi —comunicó Derek.

—¿¡Ese sujeto habló de nosotros!? ¿¡Acaso quiere que yo hable de él!? —preguntó George, apretando sus puños con fuerza. Aún no olvidaba lo que le había hecho a Pattie. 

—Descuida, George —intentó tranquilizarlo Brian—. ¿Y qué es lo que ese hombre dijo? 

—Anunció que se sintió muy feliz de compartir esa experiencia con una banda tan importante como los Beatles, y que gracias a ellos muchas personas acudieron en busca de su ayuda —informó Derek—. Pero que... no recordaba haber visto a Brian Epstein en toda su estadía en la India.

Help! Beatles al rescateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora