I Am The Walrus

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Cuando John llamó a Freda, esta le creyó sobre la enfermedad de Tía Mimi y hasta le mandó saludos para que se recuperara.

«¿Quién diría que sería un gran mentiroso?», pensó John, «mi maestro de matemática», se respondió él mismo. 

Las horas pasaban y sus amigos no regresaban, necesitaba que estuvieran ahí en ese momento. Knole Park era algo lejos y no sabría si llegaría a las tres en punto con todo el tráfico y demás. Esperaba que Ringo trajera unos disfraces que los haga pasar desapercibidos, no quería que todos notaran que eran los Beatles. 

El primero en regresar fue George, que había ido a su casa para comer los waffles que Pattie le había preparado. Tuvieron que jurar que no iban a decirle nada a sus esposas, sólo las preocuparían más. Paul fue el siguiente, y al parecer había tenido una discusión con Jane porque no estaba de humor. 

—Jane cree que la engaño —comentó Paul a sus amigos.

—¿Y no es así? —preguntó John. McCartney le lanzó una mirada fulminante. 

—Cree que estoy con otra mujer ahora mismo —Paul parecía triste, derrotado.

—No intentes ocultar lo nuestro, Paulie —exclamó John fingiendo voz femenina.

—Hablo enserio, esto no va a funcionar —dijo Macca, luego de golpear sin fuerza el hombro de su amigo. 

—¿Hay otra mujer? —preguntó George.

—¿Qué?

—Otra mujer —repitió.

Another girl —cantó John. Hacer bromas en los momentos difíciles era casi un don suyo, y lo disfrutaba mucho. 

—No... Bueno, sí... No lo sé —exclamó Paul, abatido. 

—Cuando te decidas, háblanos —dijo George, bromeando. Macca le sonrió. 

De repente, alguien golpeó a la puerta.  

—¿Quién es? —preguntó John.

—Ringo.

—Pasa. 

Ringo entró en la habitación con dos bolsas en sus manos.  

—"Los famosos trajes" —dijo George al ver las bolsas. 

—Si, espero que les gusten —comentó Ringo, sonriendo.

John tomó una de las bolsas y sacó un traje. Era un gran abrigo de piel negra; al final de las mangas había unos guantes grises y sin forma, más grandes de sus dos manos juntas. Y para terminar, una máscara de morsa. 

—¿Qué demonios? ¡No me pienso poner esto! —exclamó John.

—Querías pasar desapercibido —comentó Ringo, algo decepcionado.

—¡Exacto! Y esto es todo lo contrario. No me vestiré de foca —finalizó.

—Es una morsa... —corrigió Ringo.

—¡Lo que sea! 

—Al menos no eres un conejo —dijo George.

—O un hipopótamo —comentó Paul, mirando con seriedad a Ringo.

—Pues... yo soy una gallina, literalmente —se defendió Ringo sacando su máscara de la bolsa. 

—Sólo dime que estos no eran los trajes para usar en la tapa del nuevo álbum —exclamó John.

—No...

—Qué bien, porque no pensaba usarlo —declaró John.

—¡Qué más da! Si luzco ridículo, luciremos ridículos juntos —exclamó George, poniéndose su traje. 

Help! Beatles al rescateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora