Capítulo 17 - Final pt.1 - Mail

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Mello salió de la habitación tranquilamente, el silencio era abrumador dentro del pasillo, ya no importaba si Ross podía notar a los integrantes del SPK detrás de la puerta. Su relación con la mafia por fin había terminado, sentía como lentamente se rompían las cadenas que tuvo durante tantos años atadas a sus muñecas, eran de un metal oxidado por el tiempo que cada vez apretaban más fuerte y rasgaban su piel…sabía que aquel peso se había desvanecido, pero las marcas de su calvario quedarían allí para siempre.

Ninguna persona está preparada para matar a nadie, a pesar de que la muerte se presencia todos los días, en la televisión, en los periódicos, en los videojuegos, en los hospitales, incluso en las calles más peligrosas de las ciudades. La muerte es algo imposible de ignorar o escapar, es una sombra que nos acompaña desde nuestro nacimiento, pero ser quien toma el papel de verdugo hace que aquella sombra se vuelva aún más siniestra, obscureciendo todo a su alrededor, sofocándote días y noches. La culpa es un sentimiento que puede incrustarse en tu alma profundamente, sin dejar espacio a la compasión…quitarle la vida a alguien es un pecado, una condena, una carga agobiante que arrastrar; Es un peso que jamás se vuelve más liviano, al contrario, con el paso del tiempo se va agrandando, hasta ahogar a la persona por completo.

Mihael no era fuerte, claro que no…o al menos él no lo creía así, pensaba que si realmente fuera fuerte sería capaz de sobreponerse a la situación y seguir adelante, si fuera alguien fuerte podría abandonar sus lamentos y entender que sus errores no lo definen, podría perdonarse a sí mismo y levantarse para cambiar su forma de ser, convertirse en alguien mejor…

Pero no era fuerte, no como él quisiera

Near lo observo atentamente desde el otro extremo del corredor, no era propio de él estar tan calmado. Cuando llegas a conocer a una persona tan explosiva, tan emocional y desastrosa, no hay nada que te preocupe o asuste más que verlos demasiado tranquilos, demasiado silenciosos. Al ver sus ojos de frente no podía vislumbrarse ninguna expresión, era la primera vez desde hace tiempo que no podía leer sus pensamientos; Lo cual era bastante extraño ya que la mayoría del tiempo era como un libro abierto para él, predecible y conocido, como un texto que ya había leído mil veces, sabía de memoria cada uno de los párrafos de su interioridad.

Decidió seguirlo hasta las afueras del edificio, la noche era fría, podía sentir la punta de sus dedos congelándose mientras su respiración se volvía un blanco vapor desde su boca. Mello miraba hacia la nada, sus largos cabellos rubios fluían con el viento cubriendo sus pálidas mejillas. Near quería decir algo, cualquier cosa que le sirviera para saber cómo se encontraba, pero sentía que entre ellos había una muralla invisible que los separaba y no sabía si podría traspasarla.

“Vámonos a casa”- dijo el rubio en un susurro, no sabía a qué se refería con casa, ahora Near no tenía ningún lugar al cual llamar hogar, su oficina y habitación en el edificio de SPK no eran más que un lugar para dormir y trabajar, pero no los consideraba su casa. Debía referirse al departamento que tenía con Matt, es el único lugar donde siempre podría ir a pesar de todo.

El albino se limitó a asentir, acerco el micrófono de su audífono a sus labios y aviso al resto del escuadrón la retirada. Regresaron por la calle caminando, estaba tan oscuro que apenas podía ver la vasta espalda de Mello , pero la vereda se iluminaba ocasionalmente con las luces de los autos. Sus pasos eran lentos y cansados, había sido una semana agotadora para ambos, llegado el fin de todo no tenían nada que decir, lo único que querían en aquel momento era descansar, lo único que querían era volver a casa…

La escarcha comenzaba a acumularse en los pasamanos de la escalera y los bordes de la puerta del departamento, el invierno se acercaba rápidamente y pronto comenzarían a caer los primeros copos de nieve. La puerta de madera crujió haciendo eco dentro de la casa solitaria, las luces estaban apagadas y el único aparato encendido era el dispositivo antiguo de Matt con la lista de base de datos de coordenadas desplegada en la pantalla. Mello entró y se quitó la chaqueta de cuero, dejándola encima de uno de los sillones, después se dirigió al baño y cerró la puerta, lo único que se escuchaba desde fuera era el ruido de la llave abriéndose dejando el agua correr.

Ni siquiera la muerte - (MelloxNear)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora