Capítulo 3

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CAPÍTULO 3
OH~ ¡SORPRESA!

Dio el primer golpe, luego el segundo y de ahí prosiguieron varios hasta que sus manos dolieron indicando que ya estaba exhausta, pero eso no había logrado disminuir aquella sensación de deseo y anhelo que se mezclaba con rabia. Miró nuevamente el saco de boxeo y lo golpeó con toda su fuerza una última vez sintiendo ardor en sus nudillos.

Aún seguía ahí...

—Parece que quieres asesinar a alguien.

La voz de Tyler la sacó de sus leves viajes mentales, bajó los puños rompiendo la imagen asesina que tenía para ser remplazada con la imagen de princesa de hielo.

—Tal vez así sea. —Limpió el sudor en su rostro con una toalla antes de sentarse—. ¿Qué haces aquí?

—Vine a verte, me sentía muy solito en la empresa —se situó a su lado formando un puchero—. Además que tengo hambre.

—¿De verdad era en serio lo de mi auto?

El hombre sonrió juguetonamente antes de asentir como niño pequeño.

—No fue barato quitar esa abolladura sin que se preguntarán como se había hecho y el por qué tenía sangre —la acaramelada desvió la mirada centrandola en sus manos—. Sabes, ha pasado más de un mes y aun no me has dicho que fue lo que sucedió.

—No sucedió nada fuera de lo normal —se puso de pie para quitarse los guantes—, atropellé a un animal y ya. Fin de la historia.

—Eso no explica porque tu GPS te situó en el apartamento de ellas... —se quedó en silencio ante aquella mención—, la viste, ¿cierto?

Jessica se giró a verlo con frialdad, realmente no quería recordarla en aquel momento, sobre todo teniendo el cuenta como habían acabado las cosas aquella noche en el umbral de aquel viejo departamento.

—No, no la vi a ella. —tomó la toalla y soltó un sonoro suspiro antes de añadir—: pero estuve con Sunny... y la besé.

Tyler abrió los ojos totalmente incrédulo, su boca simplemente se abrió mientras su mente trabajaba en miles escenarios y situaciones para que Jessica hubiera besado a una de esas 8 demonios... claro que, Sunny no formaba parte de eso, ella había sido la única que no se había separado de la princesa de hielo.

No totalmente.

—Realmente, ¿qué rayos hiciste?

La acaramelada se encogió de hombros recordando aquello, había sido la peor decisión que había tomado pero, después de todo, había logrado aliviar un poco aquel deseo en su interior que sólo se intestifico cuando aquellos orbes chocolates conectaron con los suyos.

**

~>Un mes atrás.
    Área departamental, soshi house's.

Jessica detuvo el auto frente aquel edificio que una vez fue su hogar, las otras dos chicas despertaron luego de media hora de viaje de un extremo de la ciudad al otro, Tiffany divisó los ojos de Jessica a través del espejo retrovisor tratando de sonreír ante la indiferente mirada.

—Hemos llegado —anunció apagando el auto—, ya pueden ir a casa.

—¡Al fin! —la pequeña chica se estiró como un lindo gatito—. Realmente necesitaba esa siesta reparadora.

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