Arréglate

784 78 20
                                    

Han pasado dos meses desde la muerte de Armin. No salgo del sótano. No pienso hacerlo. Casi no probo bocado, no me he duchado, mi ropa esta mugrosa, las ratas se ven más pulcras que yo. Mi cabello llegaba casi hasta mis hombros, nunca me ha gustado dejármelo largo pero francamente no me veo mal así.

-Señorita Eren! - una de las hermanas, Moblit, me tomó del cabello con fuerza y me arrastró hasta la puerta para salir. Ya afuera me aventó al patio de atrás al que estába prohibido pasar. Todos los niños y niñas sabíamos que de ahí no saldríamos vivos, nadie ha regresado de ahí, nunca. Empecé a gritar con fuerza, le pedí ayuda a la pared, al aire, no tenía amigos. Ni siquiera alguien dirigió la mirada hacia donde yo estaba. «Es mi perdición » Pensé al instante.

Llegando al patio, Moblit amarró mis manos a un poste detrás mio, empezó a desnudarme, tenia miedo.

-Vamos a ver si ese Armin robo tu castidad pequeña.- Separó mis piernas, mi intimidad quedo expuesta ante sus ojos.- Pero mira lo que tienes ahí.- Comencé a llorar, acercó un dedo hacia mi intimidad cuando...

- ¡Moblit! Alguien quiere adoptar a una joven quinceañera, y Eren es la única que nos queda.

- Pero ella, es decir e-... Se quedó callada ante la mirada espeluznante de la madre Superior.- Ya voy Madre Superiora.

Se fué y luego regreso. Me lanzó un vestido de flores azules en un fondo negro, de mangas y un escote con hilos para unirlos, era apretado desde la cintura hacia arriba, y por el contrario, el vuelo de la falda era enorme, también unos zapatos planos de color negro con una flor plateada adornándolos, estaban gastados, pero eran muy bonitos.

- Ve con tus compañeras y pide que arreglen tu cabello, tú asqueroso.- ignoré sus palabras, me desvestí y bañé. Vestí aquel atuendo, las niñas acariciaron mi cabello, maquillaron mis labios y delinearon mis ojos, y la más hábil de todas ellas hizo un moño con listones de vestidos viejos, los pegó a un pasador y lo coloco en mi melena haciendo mi flequillo a un lado. Me sentí especial de que alguien quisiera adoptar a una muchacha que sea grande. Abracé a cada pequeña y me despedí dulcemente de ellas.

La hermana Moblit me esperaba en la puerta, sonreí, tomé el libro de Armin entre mis brazos y me dejé conducir por aquella monja hasta donde estaría la persona que me adoptaría.

- Compórtate. - Se dió la vuelta y ya nunca más la volví a ver. Entré a la oficina con la cabeza baja, manteniendo mi mirada al suelo.

- Muy bien Señor Ackerman, cuide muy bien de Eren, como ya dije, es muy lista, sabe leer y escribir, es muy buena en los deberes, muy apasionada y... virgen.- Lo último lo dijo en un susurro, casi imperceptible, quedé confundida al oír eso, creo que era innecesario agregar ese detalle. Pero bueno.

Tengo un papá.

Me enamoré de Ella, es decir: Él  Editando Donde viven las historias. Descúbrelo ahora