Han pasado ya dos meses desde el secuestro, la vida del joven Eren no es la misma de antes. Hanji hizo todo lo posible por recomponerlo, pues cada que alguien se le acercaba o le rozaba provocaba en el muchacho un intenso miedo y éste no paraba de gritar. Quizá debió la castaña omitir ese aspecto. Quizá.
Eren al momento de ser secuestrado cargaba vida en su interior, la semilla que Levi había sembrado comenzó a germinar, pero todos los impactos productos de la violación le hicieron abortar. La mente de Eren no lo soportó, ya había perdido un amigo antes y a causa de eso había colapsado por un buen tiempo; ahora, matar (porque así lo veía él) a un niño antes de haber nacido y sin que él como el dador de su vida, quisiera, fue lo suficiente como para atrofiar su infantil mente.
Se la pasaba encerrado, las clases con Erwin quedaron en el olvido, no hablaba, no comía. Desgracia tras desgracia le ocurría al niño. Levi se impacientaba, se culpaba, a pesar de que había eliminado a la amenaza, resultó que el mayor problema era recuperar a su ángel de ojos esmeralda.
Cansado ya de la rutina, de la situación, entró a la recámara de Eren, sin tocar se abrió paso. Todo era un desastre, las sabanas regadas, las cortinas cerradas, las puertas igual, el olor a sudor llenaba el lugar, y de espaldas sobre el piso detrás de la vacía cama el castaño cubierto con una colcha hasta la cabeza, envuelto, sentado. El pelinegro se acercó con cautela y procurando no hacer mucho ruido, escuchaba un leve jadeo, pensó era el azabache llorando pero cuando estuvo a la distancia necesaria lo observó, frenético, acariciando su falo, con demasiada energía, casi como su fuera a arrancarlo.– Eren, ¿qué haces?
Y volteó a verlo el nombrado. Cuando sus ojos se cruzaron fue consciente de sus acciones, con vergüenza se cubrió, ya parecía el mismo niño de siempre. Negó con la cabeza repetidas veces, sonrojado. Comenzó a gritar que le dejaran sólo, Levi se dio la vuelta era lo de siempre, los gritos, pero al rememorar el bello rostro teñido de rojo del menor, le hizo recapacitar y regresar.
– Te pregunte algo mocoso, responde.– Y el mayor le tomó de la muñeca, la cobija quedó en el suelo descubriendo al muchacho desnudo. El de acerados ojos se relamió los labios, hacia tanto que no le veía de esta forma que en este momento le prendía. Eran un leopardo acechando a su gacela, lo recostó con suavidad sobre el colchón, y lo abrazó, fuerte muy fuerte, pues los ojos de su niño se llenaron de agua y lo que menos quería ahora el adulto era hacerle daño.
Comenzó acariciando su cabello, el cuerpo debajo suyo estaba tenso, demasiado, había que relajarlo. Con sus dedos blancos tomaba un mechoncito desde la raíz y no se detenía hasta que las hebras terminaran. De a poco el infante cedía, aflojaba su cuerpo, Levi deslizó los falanges de su mano hasta el rostro ajeno, primero delineaba sus cejas, su respingada nariz, pasaba por sus mejillas, su frente, simulaba pintar sus labios rosadillos, y repetía lo mismo, con cuidado. Sonrió cuando las morenas manitas temblorosas con incertidumbre tocaron su espalda posándose ahí con suavidad. Amaba tener su confianza, lo amaba, no había de otra y era lo mejor. Era feliz cuidándole, lo haría mejor que nunca, no permitiría de nuevo que le hicieran daño.
De a poco y a base de dulces caricias, ya tenía a un niño aceitunado bajo su cuerpo jadeando enamorado.– Prometo cuidarte, Eren – habló con determinación el mayor mientras besaba el dorso de la mano de su niño – y, ten por seguro que lo haré, siempre, siempre.
Ya no sabía lo que decía, sus palabras se veían alteradas por sus sentimientos, no podía pensar coherentemente lo que le quería decir al niño, pero por la sonrisa que tanto había extrañado del menor y que ahora le dedicaba, entendió que tenía su confianza, su perdón y su amor.
– Gracias, señor.
Y lo abrazó fuertemente, lo estrujó entre sus brazos colocándolo sobre su pecho, era de pronto tan débil por ese niño. Después de un rato así, se abandonaron al sueño mientras que en el rostro de ambos, la felicidad era percibida en la enorme curva de sus labios.
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Me enamoré de Ella, es decir: Él Editando
FanficIntroducción: Eren de 15 años es adoptado del Orfanato "Shiganshina" lugar donde ha vivido desde los 5, por Levi Ackerman en nombre de su amiga Hanji Zoe, la cual siempre ha querido tener un hijo pero por falta de pareja no desea concebir uno. Ambos...