Capitulo 24

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HUMBERTO

- Hijo ¿por qué tan misterioso con esta cena? – mi madre decidió entrar sin preguntar a mi cuarto mientras me arreglaba para la cena de hoy, como normalmente hace ¿no se supone que las mujeres se demoran más en arreglarse?

- ¿Ya estas lista mamá?

- Claro hijo, más lista que un yogurt.

- Tú y tus dichos.

- ¿Me vas a responder o vas a seguir evadiendo la pregunta?

- Mamá, ya les dije, tengo algo importante que decirles.

- ¿No me digas que dejaste embarazada a una muchachita?

- Mamá – grite – no es eso...

- ¿Entonces? ¿Por qué no me puedes decir?

- Es complicado, además por eso mismo planee esta cena, para poder hablar tranquilamente con ustedes dos.

- Está bien, no te molesto más, voy a ver cómo va tu papá, parece mujer arreglándose.

- Ok...

Ya era el día, les iba a decir sobre lo que quería para mi vida. Necesitaba hablarles con sinceridad, no les quería mentir más. Una vida llena de mentiras y aparte haciendo lo que no amas, es simplemente una vida miserable que no pensaba vivir. Además, ellos, en su modo de ser, y con sus esfuerzos, me habían dado todo en mi vida, y no podía seguir mintiéndoles sobre lo que pasaba.

Hace 4 días le había dejado la caja a Alicia en su casa y aun no tenía respuestas de ella. Ni en su celular, ni en su correo. Nada para saber si iría a la cena. En realidad la necesitaba, la necesitaba allí junto a mí, dándome la mano, mientras le confesaba a mis padres que mi vida era una farsa, que les había estado mintiendo durante todo el verano y que lo que quería para mi futuro no era lo que ellos querían.

Rogaba con mi alma que Alicia fuera. Había varias posibilidades. La primera, que Alicia no hubiera llegado aún de su viaje y estuviera incomunicada, por lo que no había recibido la caja y por ende ni siquiera sabía lo que iba a hacer y que tenía- debía- necesitaba que estuviera allí. Por otro lado, la segunda posibilidad consistía en que su celular e internet habían muerto, había recibido mi carta y vendría esta noche con esa sonrisa encantadora que tenía. Por último, cabía la posibilidad que ella no me quisiera ver ni hablar por el resto de su vida, por alguna razón que yo desconocía, y desaparecería de mi vida tan rápido como había llegado.

Quería creer que la razón dos era lo que estaba pasando. Como segunda opción podría pensar en la primera razón. Pero por nada del mundo quería creer en la tercera, y seria desgarrador para mí. Alicia se había convertido rápidamente en alguien muy importante en mi vida. Me daba fuerza para todo esto, y no quería perderla por nada del mundo.

Salimos con papá y mamá hacia el restaurante. Había hecho reserva en el restaurante favorito de mamá esperando que esto restara un poco la desilusión que venía en camino.

Le rose, era uno de esos restaurantes caros, que en el pasado no habría pisado ni siquiera como camarero pero que ahora era el favorito de mamá, desde que la madre de Margarita la había llevado un día. No sabía cómo hacia mi papá para siempre invitarla allí, de hecho desde hace unos años ya no me metía en los asuntos de dinero de la familia, pero ella estaba feliz porque lo había elegido para la cena.

Llegamos unos minutos antes y el maître nos atendió.

- Tenemos reservas a nombre de Humberto Cantú.

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