Capítulo 3. De la razón humana de ser

114 5 2
                                    

"Todo el mundo existe por un propósito, no implica que sea por buenas razones. El creer una existencia inservible es erróneo, no es porque no tengan un propósito, es porque aún no lo encuentran."

Propósito. Una palabra que sirve de motivación para algunos, para otros es una desesperación latente que se vive diaria. ¿Qué es el propósito? Es un objetivo, una meta fijada, una razón para que nuestras efímeras existencias tengan un poco de sentido. Porque ¿quién llegaría a este mundo solo para ver como evoluciona éste, pero sin ser participe de él? Solo aquel que nació con ese propósito, porque aunque poco probable, no se descarta la posibilidad de que exista alguien así (retomando el principio de probabilidad del capítulo anterior).

Sin embargo hay más de un ente que posee el mismo propósito en esta vida, así como hay más de un propósito a realizar en la cabeza de alguien. No existe propósitos iguales, deben ser tan diversos y únicos como la naturaleza misma, o no poseeríamos todo lo que existe ahora. Lo verdaderamente curioso de este principio es que, a diferencia de los anteriores, tú no los encuentras a ellos, éste te encuentra a ti. Porque el propósito sale a flote de nosotros en el momento más crucial de nuestras vidas, porque es la confusión existencial lo que permite que este salga a través de las sensaciones.

Porque al estar dentro de nosotros, este reacciona cuando entramos en contacto con aquello relacionado a nuestra razón de ser. Se que puedo sonar un poco comunista al decir que todos tenemos un rol definido, pero este no lo definen nuestros padres ni la sociedad, ni siquiera el entorno en el que se llega a vivir.

La determina nuestra alma al momento de nacer, porque el espíritu el que llegar a tomar las decisiones importantes de nuestro ser aun sobre la mente. Lo que hay que aclarar, es que al estar definido, no tenemos esa libertado de poder decidir lo que queramos de cierta manera. Decimos que seguimos lo que nos gusta pero en realidad, ese gusto es la sensación de paz que nos trae cuando nuestro espíritu entra en contacto con lo que permite alcanzar nuestro propósito.

Cabe mencionar además, que con el paso del tiempo, el entorno si nos termina moldeando de manera que, aquellos que también comparten el mismo propósito y ya están en la cumbre del éxito, toman el rol de mentores para encaminarnos en ese camino (como mencionaré más adelante en el capítulo 6).

Para poder alcanzar nuestro propósito, debemos explorar todos los caminos posibles y no limitarnos a solo lo que tenemos de manera inmediata. Sabrás que estas en la dirección correcta cuando la paz se apodere de ti entre más avances.

Porque, así como empezamos a iluminar nuestro cuarto oscuro de razonamiento conforme empezamos a aprender más cosas, empezamos a sentirnos más tranquilos conforme empezamos a alcanzar nuestro propósito, esto se debe a que estamos satisfaciendo esa necesidad del alma. Pero hay que tener en cuenta que cada cosa tiene su opuesto, de manera que en algún momento encontraremos o descubriremos el propósito contrario ocasionando dos cosas: o que detenga nuestro avance mientras se lidia con el problema o que nos haga dudar sobre lo que realmente queremos alcanzar.

Porque el caos y el orden no son dos cosas distintas, sino que forman parte de un solo ser, una perspectiva diferentes de las cosas, no puede existir uno sin el otro. De la misma manera con el propósito opuesto al nuestro. Si esto ocurre, nuestra visión se nubla y nos cuesta trabajo discernir las diferencias entre una y otra cosa. Pero es precisamente esta la clave para poder re definir nuestro propósito, porque el poder identificar qué es que nos permitirá elegir cuál de los dos caminos seguir.

Recuerdo que eso me paso hace no mucho tiempo. Debería tener como 13 o 14 años cuando eso pasó. Hubo un tiempo durante la secundaria donde me aislé y comenzaba a concentrarme en mis propios dilemas existenciales. Aunque la verdad debo decir que me costaba (o me cuesta) mucho trabajo el lidiar con la gente por razones personales, por lo que preferí estar solo.

Sin embargo me era aburrido, porque no siempre mis pensamientos me mantenían absorto durante todo el tiempo que tenía de recreo. Entonces empecé a leer, de manera que podía matar el tiempo de una manera cuanto menos productiva. Fue cuando conocí el libro que considero mi favorito hasta el día de hoy: Aventuras de Sherlock Holmes de Sir Arthur Conan Doyle. Fue cuando empecé a sentir una paz abrumadora. Por primera vez en mucho tiempo me parecía que el tiempo me parecía que el tiempo pasaba más rápido de lo debido, comenzaba a apreciar el recreo como un momento de libertad donde el resto del mundo ya no intervenía.

Pero cuando acabe el libro perdí esa sensación, por lo que solo podía pensar en dos posibles opciones: o que tenía pasión por la lectura o que sentía un gusto por la criminalística y asuntos "detectivescos" cuanto menos. Así que probé ambos para estar seguro de lo que necesitaba, lo gracioso del caso es que actualmente me gustan las dos aunque no estudie formalmente el segundo hobby.

Pero para llegar a esto tuve que abrirme y explorar el entorno, porque si algo he aprendido, es que hay que romper reglas para llegar a nuestro propósito en algunos casos, porque así como llegan mentores a nuestra vida, también llegan represores; hay que saber discernir la diferencia entre ellos dos. Yo no he encontrado mentor, sin embargo me volví uno hace mucho tiempo, es secundaria misma mente.

Entre todo ese caos asocial que tenía en ese tiempo tuve una amiga que me ayudo a ser más abierto y actualmente sigue siendo alguien de aprecio y respeto. Pero cuando ella empezó a conocerme le agradó mi forma de pensar y empezó a formularse sus propios dilemas existenciales en esta vida, su forma de resolverlos y la forma en como lidiar con la gente. Fui un ejemplo a seguir porque se quería apegar a mi código de honor al momento de hacer las cosas.

A veces ayudamos al propósito de alguien más y no nos damos cuenta, es por eso que se debe estar atento porque sin quererlo podríamos ayudar a quien cuyo propósito sea perjudicar al mentor. Esta es la reflexión del propósito, una que indudablemente hemos de sufrir lo necesario para poder llegar a él. Pero es lo normal, forma parte del equilibrio de esta vida, o como a mi me gusta decirle: equivalencia de intercambio. A veces debemos perder para reafirmar y aveces hay que romper lo establecido para poner orden a las cosas.

La odisea que debemos de cruzar todos los días para poder llegar a ese propósito es lo que le da sentido a esta efímera existencia, así que hagan todo lo necesario para poder conseguirlo, porque no sabemos que nos deparará el futuro. Si la vida no nos separa, la muerte lo hará, así que hay que estar listos para cuando llegue ese momento.

Cae, incendia, alza el vuelo y resurge de tus cenizas, Fénix.  

La Fuerza FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora