Cap 4

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"El Samurái debe obrar sin dudar, sin confesar el más mínimo cansancio ni el más mínimo desánimo hasta concluir su tarea".

Estoy algo nervioso, nuca he matado a nadie, pero como me dijo Nakamura, no debo tener remordimientos, son unos asesinos, entre más Yakuzas mate, mejor. No es una tarea fácil, aunque sean unos lacayos, son Yakuzas a fin de cuentas, así que debo hacer un trabajo impecable. Recuerdo las palabras de Nakamura "Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas." Eso me da una idea.

He robado un auto BMW gris, estoy conduciendo en las afueras de la ciudad, voy llegando a un lugar muy bonito, alrededor hay unos árboles de cerezos cuyas flores parecen estar ajenas a los primeros días de otoño, el cielo está despejado, y corre una leve brisa. A unos metros, diviso un bonito jardín que sirve como estacionamiento de un restaurant italiano, donde, como me explicó Nakamura, los lacayos de los Yakuzas acuden a cobrar su "comisión".

Entro al jardín, hay varios coches estacionados pero encuentro un lugar donde me puedo estacionar de una manera que me es fácil ver quién llega, y me permite salir rápidamente sin maniobrar mucho, estoy lejos de la puerta principal de restaurante pero no tan lejos del rango de visión de la cámara de seguridad que vigila el estacionamiento. Espero paciente una hora hasta que dan las 6 de la tarde, tiempo en el que veo llegar un Mercedes negro; tres tipos bajan de él, no parecen tener intenciones de quedarse a comer pues, el mercedes permanece sin estacionarse, y el chofer quedó dentro del auto, con el motor encendido. Los tres tipos entran al restaurante. Es mi momento. Enciendo el auto y bajo mi ventanilla, actúo como si se tratara de un cliente que sale del restaurante, paso al lado del Mercedes, el chofer ha bajado la ventanilla también, imagino que lo ha hecho para disfrutar del aroma de los duraznos y de la brisa que se cuela, parece que se asusta de ver el auto (los BMW son el distintivo de los alemanes), pero cuando nuestras ventanas quedan paralelas y ve que se trata de un japonés, me hace un saludo con la cabeza y le descargo 3 tiros en la frente. Acelero de prisa y me apresuro a la salida del jardín, casi al instante de retomar la carretera, veo por el retrovisor que salen los tres tipos del restaurante alarmados.

Conduzco a toda velocidad, tengo 15 minutos para deshacerme del auto, estoy sobre la carreta, aprovecho que no hay tráfico y me dirijo a toda prisa hacia el centro de la ciudad. El Mercedes aparecerá en el retrovisor que miro constantemente, en cualquier momento. Al cabo de 30 minutos me meto en la zona de los suburbios de Tokio y me deshago del auto, lo dejo estacionado en una callejuela y corro a perderme entre la multitud de gente que se dirige al tren.

--- ¿Lo has hecho?--- me pregunta Nakamura, una vez que he llegado a casa.


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