El Cuento De Un Dragón (Bloom)(Editando)

Prólogo

Había una vez, en el lejano reino de Domino, un ser celestial llamado el Gran Dragón que descendió de los cielos, se instaló en los valles cubiertos de hierba, y se hizo una casa. El dragón estaba tan lleno de sabiduría, que la fortaleza de su poder se sintió en todo el país. Los viajeros de todas partes pronto buscaron a la criatura para recibir asesoramiento,guerreros solicitaban su ayuda en la batalla; reyes de tierras lejanas buscaban un buen consejo para saber cómo conducir a su pueblo. Algunos incluso alabaron al Dragón como si fuese un dios, dejandole ofrendas de plata, oro, y de ganadería. La criatura vivió durante muchos años allí, al servicio de guerreros, reyes y viajeros. Estaba contento de poder permanecer en el valle para difundir su conocimiento, y durante siglos ayudó a construir un reino en las tierras circundantes.

Sin embargo, el gran dragón era consciente de que, como el reino crecía, pronto surgiría la necesidad de un rey, alguien que gobernara con una mano justa y equitativa. El dragón recorrió a lo largo y lo ancho, por todos los rincones del valle del reino en busca de una persona que pueda conducir al pueblo. En las montañas del lejano oeste, que se encuentran a lo largo de los confines de las fronteras, el Dragón finalmente encontró lo que estaba buscando: un joven campesino, con apenas la edad suficiente para ser llamado un hombre. El miedo del chico hacia el Dragón fue inmenso, pero no dejó que el miedo le ganara, en lugar de eso elegió arrodillarse aceptando lo que la bestia siniestra llamada destino tenía reservado para él. El gran dragón se conmovió por la demostración del niño de valor y humildad, y cuando se quedó profundamente en el niño, se encontró un alma no contaminada lleno de compasión y fuerza un chico que se convertiría en el tipo de hombre con la capacidad para dirigir una nación. El gran dragón descendió sobre el niño y lo bendijo, con su fuego lo limpió para que su linaje mantuviera siempre la misma pureza que él, y cuando salió de su interior, el chico fue un rey.

Bajo el gobierno del rey, con el gran dragón a su lado, el reino de Domino llegó a ser el más grande en la tierra, mucho más fuerte y superior en casi todos los aspectos. La gente era feliz y bien alimentada. Los cultivos crecían abundantemente en los campos, y casi nunca había sequía.Establecieron relaciones comerciales con casi cualquier otro reino en las tierras circundantes.Durante generaciones y generaciones el reino disfrutó de riquezas más allá de lo imaginable y se mantuvo al margen de la guerra, prístina y perfecta.

Con el pasar del tiempo el reino floreció, sin embargo, el gran dragón fue en cada vez menos solicitado. No había necesidad de su magia, como el reino no lo quería para nada, y la sabiduría del rey superó enormemente a la del dragón, por lo menos ante las mentes de las personas. Gracias a esto el Gran Dragón se retiró a los valles donde se instaló originalmente, y vivió sus años restantes pacífica soledad. Sin embargo, en esa soledad el Dragón se mantuvo vigilando constantemente, dispuesto a ayudar a la gente de Domino siempre que sea necesario, asegurándose de que el reino todavía florecia a pesar de su ausencia.

Pero el Gran Dragón fue una creación del universo, y como todo lo demás, también tuvo su momento.La criatura , cansada de su trabajo de milenios de edad, decidió dejar la tierra de los mortales. El dragón quiso transmitir su gran poder - un poder que ahora se conoce como la Llama del Dragon- a la Reina de Domino ya que reconoció una feroz determinación y fuerza en el sexo femenino que el hombre no poseía. El poder que le dio fue grande, tan grande que ella misma podía tomar la forma de un dragón para ejercer su enormidad. Otorgar esta capacidad en un mortal era un gran honor, y la reina se inclinó ante el regalo. El dragón le advirtió que no abusara de este poder, porque convertir el alma humana en la poseedora de Llama significaba abandonar la humanidad y obtener la capacidad de convertirse en un dragón. La reina prometió sólo usar su poder en tiempos de extrema necesidad, y el dragón aceptó su voto. Con su regalo transmitió su potencia y sabiduría, el Gran Dragón ascendió desde su posición en el valle y se retiró de nuevo en los cielos.